Después he visto una película estupenda, Tár (Todd Field, 2022), y eso me ha llevado a recordar el tuit.
Vamos por partes. La película es estupenda, aunque le sobran
minutos. Tiene muchas explicaciones sobre música y la experiencia estética que
a mí me interesan mucho, como lego que soy. Y después se adentra en los
problemas que tiene la protagonista, la directora de orquesta Lydia Tár (Cate
Blanchet, sensacional), que desembocan en una acusación y en su ostracismo
posterior, aunque la fundamentación no sea clara, porque en ciertos temas es
muy cierto eso de «Calumnia, que algo queda» o «Algo habrá hecho».
Me he acordado del caso de Dolores Vázquez, que pasó dos años
en prisión, condenada injustamente por el asesinato de Rocío Wanninkhof y ahora
vive en el extranjero. Y también de la película La caza (Thomas
Vintenberg, 2012) en la que un maestro (Mads Mikkelsen) es acusado falsamente
de abusos sexuales a una alumna hasta que le destrozan la vida.
A lo mejor es que cuesta mucho decir que no sabemos, que no
estamos capacitados, que hay que ser prudente, que hay que esperar. Debe ser
eso.
Pero el daño que se hace es irreparable. Y se van de rositas.
Procedencia de las imágenes:
https://www.ecartelera.com/peliculas/tar/
https://www.sensacine.com/peliculas/pelicula-206432/
Bueno, ya tengo elementos de referencia para emitir mi juicio. Tár, regularcita. Los que somos músicos, quisquillosos donde los haya y divos de pandereta, tendríamos mil discernimientos para asegurar, con propiedad, que la película se parece más a una baratija que a una joya. Si bien el papel de Blanchett es, como acostumbra, soberbio, el guion adolece de sujetar sus argumentos a certezas y no a conjeturas de saldo, gags impropios para la propuesta vital de lo que se nos quiere alumbrar. Si bien el hilo conductor desemboca en la idea general -bien estructurada- de la molicie que puede causar en cualquier ser humano una acusación tergiversada o directamente falsa, el transcurrir de los fenómenos musicales que describe son huecos e intrascendentes, a mi entendido entender. Tiramillas del mundo actual.
ResponderEliminarCon respecto a La caza, película que vi hace tiempo y que me impactó -por haber pertenecido al gremio y saber de casos paralelos-, me parece mucho más definida. El acusado y denostado profesor es, sobre todo, un inocente de libro, sin aderezos de divismo alguno. Desnudo e íntegro. Sobre él, se cierne la más amarga de las sospechas y en esto, finalmente estamos de acuerdo: qué dañino es aquello de "difama, que algo queda". Añadiría, fundido con nuestra oscura actualidad y como consejo, una larga inspiración y acto seguido proclamar VÁYANSE A TOMAR POR CULO, O MEJOR DICHO VAYÁMONOS, incluido el tocapelotas, a buscar algo mejor de lo que tenemos. Amén.
PD: Lo siento, tenía que desahogarme
EliminarTe has quedado a gusto chaval... Por cierto, en lo esencial estoy de acuerdo, aunque veo que a mí me gustó más que a ti. Sin duda por tus conocimientos, que yo no tengo.
El desahogo en este blog cuesta una birra, que lo sepas. O sea que.
Hola, pues lo cierto es que la película se me hizo bola. Me gustaba mucho la propuesta y la actriz es maravillosa pero le da demasiadas vueltas y creo que le falta ritmo.
ResponderEliminarPero estoy muy de acuerdo con tus conclusiones. Las cazas de brujas cada vez más habituales y peligrosas en redes sociales y medios de comunicación están a la orden del día y luego, los afectados se quedan devastados y los que lo han hecho, pues nada, a otra cosa. Mira el pobre Kevin Spacey, inocente de todas las acusaciones o Woody Allen, investigado durante 3 años y no encontraron nada para acusarle. Pero ellos pagan las consecuencias y los que los arruinaron, se van de rositas como bien dices.
Saludos
Vaya, a mí no, aunque es verdad que le sobran minutos, pero pienso eso de casi todas las que veo en el cine. Ahora estoy con un ciclo de Sherlock Holmes en una plataforma y ninguna llega a los 90 minutos. Decía un director de cine que si te planteas si debes cortar alguna secuencia, entonces es que has de cortarla.
EliminarNo he seguido todos esos casos, pero es cierto que en esos temas parece imposible mantener el juicio moral bajo llave y dejar que investiguen los profesionales, sin decidir de antemano que tenemos razón. Porque el daño es irreparable. Y las redes sociales facilitan la tarea de todos esos linchadores desde el anonimato. Saludos y gracias por pasarte.