No recuerda cuándo. Ha oído que todo el mundo recuerda
cuándo, y cómo. Pero su evocación no va más allá de una imagen en la que el
tiempo pareció ralentizarse y extenderse mientras la besaba con inconsciencia y
no cesaba de pensar que se estaba equivocando de labios.
Quiso entonces que el error fuese irreprimible o es ahora
cuando quiere acordarse y que fuera así. La besó y ya no puede precisar si fue
con deleite, con descuido o por azar.
Equivocarse de labios..., qué poderosa imagen llena de lirismo, delicadeza y malicia. Puro erotismo.
ResponderEliminarHay una especie de concurso radiofónico en la SER ("Relatos en cadena" o algo así). Envié uno, que no seleccionaron, claro. De modo que lo modifiqué levemente y este es el resultado. Me resulta misterioso el enigma del beso, y esa atracción por besar una piel que es a la vez rugosa, húmeda, cálida... Mejor no sigo.
ResponderEliminarQuerer que un error sea irreprimible... me ha gustado. Hay errores que nunca deberían ser reprimidos. Todo es efímero, "Todo pasa, todo queda, pero lo nuestro es pasar..."
ResponderEliminarLástima que no te lo seleccionaran. Pero el modificado no lo enviaste después ¿verdad?
Besos
Tal vez no sean errores, tal vez es que no quisimos reprimirlos, tal vez fue Freud que le dio una certera colleja al super-yo.
ResponderEliminarHay muchas cosas que son importantes precisamente por efímeras.
No me seleccionaron. Leí después los relatos finalistas: excelentes. Después no envié el modificado, entre otras cosas porque el concurso exige un determinado comienzo, y fue uno de los cambios.
Besos y gracias.