Vistas de página en total

martes, 23 de abril de 2019

DÍA DEL LIBRO


Es hoy, 23 de abril. No hago nada especial, no compro libros en esta ocasión. En realidad, compro pocos libros, uso mucho las bibliotecas y algo mi e-book. También releo.

Hoy he comprado en el mercadillo de mi instituto un libro de filosofía. Lleva todos los cuños de la biblioteca municipal, de modo que hoy, que debo ir a devolver unos ejemplares, preguntaré si es robado. Me duele tener un libro robado, pero tal vez sea un expurgo.

Estoy viendo en televisión que, como cada año, en Cataluña celebran este día regalando un libro y una flor. Me gusta esa costumbre. Eso sí, de nuevo la murga nacionalista se empeña en cargar de significado a algo que no lo tenía: hay que regalar rosas amarillas por lo que ya sabemos. Apago la tele.

Se dice que en la vida hay que escribir un libro, plantar un árbol y tener un hijo. He hecho las tres cosas, la segunda varias veces. La primera sólo una (aunque este blog va por su post número 495, que convalida casi como libro). Hijos tengo uno, creo. Todo ello me parece de escasa importancia. Lo importante es que el libro sea bueno, el árbol frondoso y el hijo buena persona. Esto es algo más difícil. Claro que puede hacerse por encargo, las tres cosas; no es lo mismo.

Me gustaría, tal fecha como la de hoy, pasarme la tarde leyendo, pero ahí está la plancha y unos cuantos ejercicios de clase para corregir. De modo que me voy a pasear ahora que aún hace solecito.


Ilustración: https://kaikucaffelatte.com/blog/dia-del-libro-2018-libros-recomendados/


jueves, 11 de abril de 2019

FUEGOS ARTIFICIALES



Ayer tuve claustro. Nuestro equipo directivo nos contó maravillas. Tantas que tenía la sensación de haberme equivocado de centro de trabajo. Y no es que no se hagan todas las actividades que allí describieron con entusiasmo, no, es que la tarea de un centro educativo es otra. Yo a esto lo llamo “fuegos artificiales”.

Acabo de ver a mi consejero haciendo lo mismo por televisión. Habla de una comunidad que seguramente es la mía, de un plan de formación de profesorado que no coincide exactamente con el que conozco y de un instituto (está de gira) del que habla como si estuviera allí día y noche; por supuesto, con despliegue de adjetivos halagadores. Dice, entre otras cosas, que todo el profesorado de ese centro está implicado en proyectos en valores, incluso en su tiempo libre… Uf, apago la tele.

Pero en la radio siguen con la misma murga. Según quién, vivimos en Mordor o en el País de las Maravillas. Por supuesto, las propuestas en educación (muy hábilmente escondidas, todo hay que decirlo) se caracterizan por su irrealidad distópica, por su interés mercantilista mal disimulado y por el postureo ignorante de quienes las perpetran.

Soy pesimista. En mi trabajo, en mi país. Y me gustaría que no fuera así. Tengo la sensación de que no nos queda más que la resistencia moral. 

Y en esto va y llega la Semana Santa y la campaña electoral, todo a la vez. Penitencias.