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lunes, 27 de julio de 2020

MEDIDAS EDUCATIVAS


Calor y mascarillas: consejos para tu día a día, en el trabajo o playaSalgo poco y no me apetece. He estado unos días en la playa, iba pronto, básicamente a andar, mide más de un kilómetro, de modo que hago casi dos kilómetros y medio a buen ritmo. A veces un baño si el agua está limpia. Y a casa siempre antes de las once. En la playa casi nadie lleva mascarilla. Curiosamente, si voy muy pronto hay menos gente y casi todos llevan mascarilla, la media de edad supera los 50. A veces me encuentro al regresar del paseo que alguien ha plantado su toalla muy cerca de mis chanchas y toalla. Cuando digo muy cerca es un metro o menos, en una playa ancha y con muy poca gente. Por la tarde bajo otro rato, siempre después de las 8. Poca gente ya, otro paseo.

Ya no estoy allí, sino en la España interior de los treinta y pico grados. Salgo pronto a pasear. Es igual que en la costa, pero con ropa. Los fumadores van sin mascarilla, algunos que no fuman también. Cuento siempre una o dos docenas. Si es por la tarde, aun peor: grupos de jóvenes arracimados, como mucho una mascarilla en la papada o de muñequera. Hablan a voces y muchos se pasan la botella o el cigarro. Por supuesto, hay mascarillas por toda la ciudad, en la playa también había; hace pocas semanas también muchos guantes. Son los de los derechos sin deberes, los de a mí nadie me dice lo que tengo que hacer.

Y a mí me da miedo. Miedo de no haber aprendido. Porque en febrero y marzo estaba justificado un cierto desdén, fruto del desconocimiento y de otras amenazas que al final quedaron en nada. Pero hoy no. Estoy harto de ver tipos que se abrazan, que te pasan rozando con sus bocas y narices bien abiertas, de fumadores que echan humo y demás efluvios. Estoy harto de ver los pelos que asoman de la nariz porque no se tapan las fosas nasales. En algunos comercios ocurre lo mismo, me he ido de dos de ellos. Por el contrario, otros se lo toman muy en serio, no solo porque es su pan, sino por respeto. Pero si no me respetan, elijo otros. Me gusta cuidar como cliente a los comercios que me tratan bien.

Los adictos al tabaco y la cuarentena: entre la escasez de ...He hablado con mi hijo al respecto. Le decía yo que hay muchos que dicen que eso de las multas es recaudatorio y que lo que hay que hacer es educar. Pero yo me cisco en esos bienpensantes que todo lo arreglan mandando a la gente a la escuela (a la que, por cierto, se empeñan todos los gobiernos que en este país se suceden en condenar a una situación menesterosa e infrafinanciada). Supongo que una multa no les parecerá educativa. Por supuesto, creo que lo mejor es la educación como convicción. Ya me lo decían en la mili: las órdenes hay que explicarlas siempre que sea posible, pero siempre hay que obedecerlas. Pero nadie paga sus impuestos gustosamente, aunque sabemos que son necesarios. Desde luego, a los defraudadores no se les educa precisamente en este sentido. Tal vez, pensándolo bien, sería bueno una medida bastante eficaz, educativamente hablando: llevar a todos esos al hospital a ver una UCI. Y a los negacionistas algo más: que estén unas horas con los enfermos cuyo mal es inventado y se dicen afectados por un virus inexistente. Sería muy educativo, sí.


Paseo de hoy: me cruzo con 70 personas; 19 de ellas no llevan mascarilla o llevan fuera la napia. No tiene valor de muestra, pero es algo similar a lo que veo a diario.



Procedencia de las imágenes:
https://www.infobae.com/coronavirus/2020/04/21/la-industria-tabacalera-sin-stock-por-la-pandemia-una-oportunidad-para-que-los-fumadores-abandonen-el-habito/
https://www.tiempo.com/noticias/actualidad/calor-y-mascarillas-principales-riesgos-consejos-verano.html

domingo, 19 de julio de 2020

JUAN MARSÉ Y UNA ANTIGUA ALUMNA


Juan Marsé: Agencia Literaria Carmen BalcellsEstoy leyendo que ha muerto Juan Marsé. Es raro esto de que te duela el fallecimiento de alguien a quien no conoces. Pero ocurre. Cuando escribo algo en Twitter siempre pongo el hashtag #UnoDeLosNuestros.

Hace algunos años que no lo leo. Repaso su obra y han pasado por mis ojos estos títulos: Si te dicen que caí, El amante bilingüe, La oscura historia de la prima Montse, El embrujo de Shangai, Un día volveré y La muchacha de las bragas de oro. Creo que este último, que ganó el Planeta es el que menos me ha gustado. El embrujo de Shangai y Si te dicen que caí los que más. El amante bilingüe me divirtió muchísimo.

También me gustaba mucho escucharle, cargado de sentido común y valiente como pocos. Tenía una especial guerra con ese nacionalismo obtuso y excluyente que cada vez más se instala en su tierra. Porque Marsé era barcelonés, eso sí, un catalán charnego, de lo que hizo literatura. Recomiendo El amante bilingüe para entender su posición, debió divertirse mucho escribiéndolo.

Hace unos años me ocurrió una cosa en clase relacionada con una novela suya. Estaba en un 2º ESO, intentando que un grupo especialmente difícil participase y se interesase en un tema de Educación para la Ciudadanía. Vi que una de mis alumnas -llamémosla Carmen- tenía la cabeza agachada sobre algo que reposaba en sus rodillas. Un móvil, pensé, y me fui frenético a impedir aquello. Pero no. Cuando le pregunté muy enfadado qué escondía sacó un libro, Últimas tardes con Teresa. Me eché a reír, no sabía si darle un abrazo o mandarla fuera de clase, así que opté por abrir los ojos con cara de asombro, pedirle que atendiese a la clase y que se quedase al final a hablar conmigo.

Me dijo entonces que la profesora de lengua les había hablado de Marsé y de ese libro, que se lo prestó y que “está muy bien, profe, me gusta mucho”. Siete palabras en marzo, mucho más de lo que había dicho (exámenes incluidos) en todo el curso. Carmen no hablaba, gruñía, se movía con agresividad, no tenía amigos. Vivía en un asentamiento chabolista y se mostraba impermeable al conocimiento y desconcertada, cuando no molesta, ante las palabras amables, que seguramente no recibía nunca. No traía los libros de texto ni hacía las tareas. Su letra era infame.

DIMARTS DE NOVEL·LA: " ÚLTIMAS TARDES CON TERESA", JUAN MARSÉ ...Pero algo tuvo ese libro que la atrapó. Y esa profesora de lengua encontró el resquicio para que entrase en ella algo que no fuera su terrible realidad. Yo era el bibliotecario ese curso y Carmen solía venir a por libros que le recomendaba la profesora; alguna vez se dejó aconsejar por mí, pero quien mandaba era la profesora de lengua. Compramos libros solo para que Carmen los leyera.

Carmen no aprobó nada y abandonó el instituto. Tres años después me la encontré en la puerta, en el recreo. La saludé con entusiasmo. Me dijo que estaba estudiando un módulo de hostelería y que le iba bien. Se me humedecieron los ojos. Le pregunté si seguía leyendo. “¡Pues claro!”, respondió con esa agresividad que yo recordaba y que esa vez me alegró.

No he vuelto a verla, pero me gustaría que le fuera bien. Seguro que ha leído más libros de Marsé que yo y seguro que a Marsé le hubiera gustado conocer la historia de Carmen.




Procedencia de las imágenes:
http://www.agenciabalcells.com/autores/autor/juan-marse/
http://relatsdeperfil.blogspot.com/2017/11/ultimas-tardes-con-teresa-juan-marse.html

lunes, 13 de julio de 2020

CANCIONES DEL NO-VERANO 24: NESSUN DORMA

Yo soy un perfecto y completo ignorante en música. Y en ópera mi competencia está bajo mínimos. Pero aún así encuentro arias que me emocionan. Como esta, en interpretación de Luciano Pavarotti... y Freddie Mercury. Una rareza maravillosa.

Espero que esteis pasando buen verano, amigos y asiduos.