Vistas de página en total

domingo, 25 de febrero de 2018

LA CULPA FUE DEL CHA CHA CHA


Estoy leyendo el post de CRISCRACTAL sobre las rutinas al llegar a casa. Las mías son parecidas, como las de casi todos. Yo soy más meticuloso, un poco TOC. Doy una vuelta a la llave en la cerradura y dejo el llavero general y del coche en un cuenco al efecto. Allí deposito también la cartera, los auriculares y el teléfono móvil. Cuando me acuesto doy la segunda vuelta a la llave. Y después compruebo la calefacción, las luces, las regletas; preparo la mesa para el desayuno, bajo las persianas…

No obstante, me doy cuenta de que voy moderando mis manías. Creo que en algún momento oscuro de mi vida me refugié en un orden algo obsesivo que me ayudaba a estar a salvo en el desorden incontrolable de alrededor. Ya no es así, seguramente porque, como decía Marco Aurelio, “suprime el ‘se me ha herido’ y suprimirás la herida”.

De modo que a menudo me sorprendo en un error de orden, en un libro fuera de sitio, en la especias (que hace tiempo perdieron su orden alfabético). Mi carácter natural es prusiano tirando a absolutamente prusiano por la parte de Prusia oriental (Otto von Bismack dixit). Pero me sobrepongo.

Y cada vez me importa menos. No sé de quién es la culpa. O sí. 





Procedencia de las imágenes:
http://www.siquia.com/2013/06/de-las-manias-al-trastorno-obsesivo-compulsivo/
https://www.alamy.es/foto-otto-von-bismarck-1870-vanity-fair-caricatura-del-estadista-de-prusia-y-el-primer-canciller-del-imperio-aleman-8266790.html

sábado, 17 de febrero de 2018

NO LEER

No leer es contrario a la naturaleza de este humano.

Este humano lee a diario desde que recuerda.

Este humano lee poco últimamente por razones que no vienen al caso (algunas son esas de las que ya he hablado: saturación de trabajo; otras son más gozosas). El tiempo no se estira.

Este humano echa de menos más tiempo, más calma y sosiego. Va a resultar, tras algún post anterior, que necesito alguna aportación zen en mi vida. No lo descarto.

Este humano anhela la invención del sintiempo, ese espacio metafísico a medio camino entre Matrix y la eternidad.

Muchos años, cuando llega el final de diciembre, hago una lista de los libros leídos. Los poco más de treinta títulos de 2017 casi me dan vergüenza. Así que los habituales perdonarán mi voluntario olvido esta vez. Pero tampoco me voy a proponer improbables. Entre que no se puede o que las prioridades vitales son otras, esto es lo que hay. Lo importante es el conocimiento (de ambos). Si no hay que leer o se lee menos, pues sin disculparse (este post no lo es) y sin ir de puretas por la vida.

En todo caso, hedonismo al canto.

Estoy terminando el excelente Clásicos para la vida, de Nuccio Ordine, hoy llego a la última recomendación. Tengo en el salón un libro de pensamientos de Marco Aurelio y un sugerente título japonés me llama a diario. Será muy pronto.

Lo demás puede esperar.



Procedencia de las imágenes:
http://www.sinembargo.mx/07-06-2013/644000
https://laestanteriadecho.blogspot.com.es/2017/05/hozuki-la-libreria-de-mitsuko.html

viernes, 9 de febrero de 2018

POR QUÉ NO SE DISCUTE CON LA PSEUDOCIENCIA

Hace unos días estuvo en el instituto en el que doy clase Ignacio Martínez. Para los que no lo ubiquen, uno de los responsables de Atapuerca. Dio una charla a más de 150 estudiantes. Me interesó mucho una frase que dijo (cito de memoria): “Lo que más me gusta de hacer ciencia es que puedo estar equivocado. Al contrario que en las creencias de cualquier tipo, de las que no te apartas fácilmente, en ciencia siempre puede ocurrir algo que te obligue a cambiar, reformular o simplemente eliminar tus hipótesis”.

Se me abrieron los ojos como platos. Los que seguís con regularidad este blog y su correlato en Facebook y Twitter sabéis que pongo mucho material en este sentido, es decir, contra la pseudociencia y la charlatanería. Es decir, creencias que se presentan como ciencia: ciencias ocultas a veces, oxímoron donde los haya.

Por supuesto, cualquier persona es libre de creer en lo que desee, pero eso no convierte a las creencias en respetables ni en equivalentes. Entiendo que uno puede creer en Dios, en Alá o en Shiva, ningún problema. También me parece estupendo que la gente crea en el Atlético de Madrid, en el cocido madrileño o en Harry Potter.

Otra cosa es eso que dice mucha gente: yo es que no creo en la medicina occidental, yo no creo en los medicamentos, yo no creo en las vacunas, etc. Miren, no es una cuestión de creencia. Si la ciencia es el gran logro de Occidente, el producto final de la razón, es precisamente porque ha deslindado las creencias personales, religiosas y metafísicas de lo puramente científico.

Lo explicaré muy brevemente. En primer lugar tenemos un problema, algo que queremos explicar y resolver. Para ello elaboramos una hipótesis, mejor si es verosímil. Esa hipótesis, de momento, explica el problema, pero sólo provisionalmente. Lo que diferencia a la ciencia de lo que no lo es viene ahora: si es posible, se verifica experimentalmente; si no es posible, hay que intentar falsarla una y otra vez y sólo se aceptará si, tras una serie de intentos de falsación, sale triunfante. Aun así, los futuros conocimientos o descubrimientos podrían modificarla o falsarla.

Esto es lo que decía Ignacio Martínez: hay que cambiar la teoría de la evolución si los fósiles que van apareciendo obligan a ello. Por el contrario, un sistema de creencias se mantiene inmune a la crítica, no genera mecanismos de falsación e interpreta todo como verificaciones, evidencias a favor. Cuando no es así, acude a la teoría de la conspiración o a intereses espurios. Es decir, genera explicaciones ad hoc para no reconocer nunca que se equivoca, ni siquiera que se equivoca en algo.

Un científico estudia muchos años. Es modesto. Un charlatán apenas tiene estudios o directamente es un ignorante. Según él, posee un don, lo cual es una suerte, ya que otros sólo poseemos estudios… Obviamente, cuando se le piden pruebas, evidencias, ensayos clínicos, experimentos, estadísticas, etc., se pone muy nervioso y a veces agresivo.

Por eso no se puede discutir con él. Se mueve en otro terreno. Si se aviniese a contrastar lo que dice, tal vez algo de todo ese batiburrillo podría ser aceptado. Pero se niega. De modo que lo mejor es no perder el tiempo.

Lo peor es que muchos de esos charlatanes predican supuestos remedios contra graves enfermedades, y pacientes que lo están pasando muy mal recurren a ellos y dejan ese tratamiento convencional que tal vez les cursase. No en todos los casos, ya lo sé, la medicina no lo cura todo ni lo sabe todo.

Soy de los que cree que son un peligro para la salud pública. Soy de los que no entiende cómo no se les entrulla justamente por eso.

Si leyeran a Popper a lo mejor aprendían algo. Lo del falsacionismo, como todo el mundo sabe.

jueves, 1 de febrero de 2018

CANCIONES DEL NO-VERANO 23: PALABRAS PARA JULIA

No soy amante del flamenco. Nada que objetar a un género que, simplemente, no es para mí.

Llegué a esta interpretación por azar. Estaba viendo unos vídeos de Youtube y apareció en el margen derecho. Pinché porque recordaba el magnífico poema de José Agustín Goytisolo, casi un tratamiento contra la depresión. Hay palabras que han sido escritas para mejorar el mundo o, al menos, el mundo de alguien.

No conozco nada más de los intérpretes. Pero esto me basta.