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jueves, 19 de enero de 2023

NOMBRES CASI OLVIDADOS



Subí hace unos días del trastero una caja con exámenes antiguos de Bachillerato, de los cursos 2004/05 y 2005/06. Como en ellos hay nombres de alumnos y eso de la privacidad para mí es importante, los he ido troceando en pequeños fragmentos para que no pudieran ser identificados y luego tirarlos al contenedor de papel.

Han aparecido nombres que mi cerebro tenía tatuados y otros olvidados, así como aquellos que he podido recuperar con poco esfuerzo. He visto un examen de un estudiante al que puse un 3 y luego ha aparecido otro, el curso siguiente, con un 9. Eras un tipo friki, M., de los que en clase estabas con la antena puesta, original, amante del conocimiento. No sé qué pudo pasar para ese 3. También he encontrado los tu amigo A., constante, trabajador, educado… Hace poco le vi en un coro importante, todo un señor. Claro. Han pasado casi 18 años, todos ellos deben tener unos treinta y cuatro.

Los hermanos R. han salido a menudo, ambos inteligentes, ella con mucho desparpajo, él muy reservado. Les habrá ido bien, pero quién sabe, ojalá.

A N. y a sus amigas T. y V. no sé qué tal les habrá tratado la vida. Desde el principio mostraron una actitud de obstrucción y malas artes; eran de las que intentaban hacer trampas, como fingirse enfermas el día del examen. Veo que N. aprobó al final, no sus amigas, que me deben odiar desde entonces, pese a que en sus últimos exámenes no hay nada escrito bajo su nombre. Ojalá hayan encontrado el camino; no por haberme dado tantos problemas les deseo mal alguno.

Me gustaba mucho la actitud de L. y de su amiga N. Eran jóvenes muy alegres, siempre con la sonrisa en la boca. No sobresalientes, pero muy trabajadoras y honradas, de las que no te fulminaban con odio cuando les decías que algo no estaba bien. Nadie es perfecto, hay que dejarse corregir. Veo sus ochos a final de curso. Sus caras se han difuminado un poco en mi memoria, no sé si las reconocería.

P., que llegó dos años antes a España, tuvo dificultades en la ESO, pero no tiró la toalla: hay algún 4… y un 6 al final. Otro de esos casos en los que el tesón vence y el profesor se alegra. Hay seises más importantes que ochos o nueves. Depende, cada circunstancia es distinta. Hace unos años hablé de una alumna a la que solo le habían quedado dos asignaturas (la mía y otra), venía de otra provincia y, tiempo atrás, de otro país centroeuropeo. No esperaba aprobar, pero superó las dos y se echó a llorar de alegría. Me dijo que cuando llegase a casa iba a abrazar a su madre, que tenían que trabajar las dos para mandar dinero a su país, que su padre había muerto y no habían podido ir al entierro porque no tenían para el avión. A mí también se me escaparon unas lágrimas.

Todos ellos habrán emprendido vidas plenas, algunos fuera de la ciudad en la que estudiaron, probablemente fuera del país. Quiero creer que les va bien. Me gustó ser su profesor, aun con los disgustos y sinsabores.

Cada curso son más de 200. Es imposible recordarlos a todos. Les pido perdón por ello.



Procedencia de la imagen:

https://www.marca.com/tiramillas/actualidad/2020/12/09/5fd0c922268e3e321d8b45e6.html


lunes, 9 de enero de 2023

600

El 8 de octubre de 2009 empecé este blog. Han pasado 13 años y 3 meses. En este tiempo mi vida ha cambiado mucho. 

Pero aquí lo que interesa es que he escrito 600 posts. No sé si son muchos o pocos, una media de uno cada ocho días. Al principio la frecuencia era mayor, en los últimos años ha decrecido, aunque en 2022 he remontado un poco. A ver si ahora que tengo más tiempo puedo darle más a la pluma; bueno, suelo escribir directamente en el ordenador, es que tengo muy mala letra y ni siquiera yo entiendo lo que escribo… No prometo nada, estoy metido en algún que otro proyecto literario, algo ya ha visto la luz y tengo más cosas en obras.

Miro hacia atrás y veo mucha gente que se ha quedado por el camino, casi todos porque sí, porque lo quisieron así, porque se cansaron, porque esto ya no era de su interés, por motivos que solo a ellos competen. En estos trece años y tres meses hay un amigo que nunca escribió nada, ni siquiera entraba casi nunca. Otro, otra, apenas siguió los primeros posts. No hay reproche, aunque sí algo de decepción, no saben lo importante que era y es para mí y lo que me cuesta. Porque escribir no es fácil.

En los tiempos más gloriosos los comentarios alcanzaban la treintena, ahora es raro que lleguen a diez. En esta sociedad del postureo y el like, yo me niego a que esto sea para gustar y para gustarme. Gracias a los que seguís, a los nuevos. También a los que estuvieron un tiempo, claro que sí. Y a los que van y vienen. 

Recuerdo vagamente alguna salida de tono, algún macho alfa marcando territorio y media docena de comentarios que solo querían vender algo o convencerme de la existencia de alguna divinidad. Por favor, no, eso no. Lo borro inmediatamente, no es este el objetivo de un blog, al menos no de este. 

Tengo un post escrito desde hace mucho. Se titula “Día de la madre” y lleva casi siete años archivado, justamente desde el primer día de la madre sin mi madre. No sé si alguna vez lo publicaré. A lo mejor el día que me decida a decir adiós al blog, que todavía no ha llegado, por si alguien se frotaba las manos. 

Hoy no doy más la paliza. Voy a ir al cine. Creo que el día es muy propicio para regalaros algo de música brasileña. Recuerdo siempre a Coeliquore (a la que Dios tenga en su gloria), que me decía que, cuando había enlace musical, era lo primero que veía. 

Estos 600 escritos coinciden con el primer post de 2023, año que os deseo venturoso, gozoso, prudente, viajero y bello. Gracias siempre a los que encontráis tiempo.