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miércoles, 28 de septiembre de 2022

‘TENÉIS QUE VENIR A VERLA’

Acabo de ver esta película de Jonás Trueba. No tenía mucho tiempo, así que me ha seducido su escasa duración, poco más de una hora. Y, la verdad, le sobran al menos 30 minutos. Es un corto extendido.

Lo que da título a la película es la casa de una pareja. Eso es lo que dicen a otra pareja de amigos, estos urbanitas y aquellos titubeantemente de vocación de pueblo. Bueno, de urbanización, que no es lo mismo. Conozco unos cuantos de esos que dicen vivir en un pueblo -y hacen apostolado de todas sus ventajas-, pero viven en una urbanización a las afueras de lo que una vez fue un pueblo. Como los protas de la película coche para todo, de modo que la ecología a hacer puñetas. Así que a las ciudades hay que darles una vuelta, muchas, pero si la propuesta es quedarnos sin campo ni bosques para que esos pseudoecologistas tengan su chaletito, me parece que no deben contar conmigo. Vivir en un pueblo es otra cosa. Prueben, por ejemplo, en los del Señorío de Molina, la Siberia española (por su temperatura y por su bajísima densidad de población).

Bueno, la peli. Comienza con un concierto de Chano Domínguez en el Café Central de Madrid, una maravilla. Durante unos minutos solo vemos las caras de los actores, especialmente de una de ellas. Y el resto de la película es la visita que los de Madrid hacen a los de Alpedrete. Como dice cualquier página que hable de la película: comen, hablan, juegan al ping-pong, pasean… Y ya. Eso es la película. Acaba cuando una de las mujeres hace un pis en medio del campo.

Creo que Jonás Trueba quiere situarse en la estela del mejor cine francés, más concretamente en la de Éric Rohmer, pero no acaba de conseguirlo. No hay gran dificultad en verla, pero igual que se pasa la hora, se pasa el recuerdo. Nada ha impregnado especialmente. Pudo ser una película generacional, pero los diálogos son casi siempre muy planos y los personajes lo mismo. Lo único trascendente es la lectura de algún fragmento de un libro de filosofía de Peter Sloterdijk que, se supone, da soporte a la idea de vida en sociedad y a la necesidad de cambiar de vida.

En definitiva, en mi modesta opinión es una película tan fresca como prescindible. Acaba y en la plataforma que me la ha ofrecido, aparecen otras sugerencias: Los amigos de Peter, Beautiful girls, El amigo de mi amiga… No comparemos.

Eso sí, a los críticos les ha encantado. Así que, como dicen los argentinos: no sos vos, soy yo.



Procedencia de las imágenes:

https://atalantecinema.com/film/teneis-que-venir-a-verla/

https://www.buscalibre.es/libro-has-de-cambiar-tu-vida-peter-sloterdijk-pre-textos/9788415297543/p/4905129

jueves, 22 de septiembre de 2022

EL TIEMPO PASA

Nunca he sido nostálgico, mucho menos de ese tiempo titubeante que es la adolescencia o la primera juventud. Pero hace unas semanas que estoy poniendo un poco de orden en casa y en la vida y aparecen señales de muchos años atrás. He visto papeles entre las páginas de libros que pertenecieron a personas de las que hace mucho tiempo que no sé nada. He visto dedicatorias de libros que me regalaron personas que me ofrecieron afecto, amistad o amor: ya no están en esos sentimientos, ya no están. Junto a ordenador con el que escribo hay tres cintas de casete. Una es la banda sonora de la película Mama Lucia, otra es Ecos de Danza sufí, de Franco Battiato, y la última es Per amore mio, de Roberto Vecchioni, una grabación con una letra que ni es la mía ni sé a quién pertece. Hay otra que tiene una música ochentera o noventera chunda chunda. Las tengo que escuchar, a ver su estado y si las tiro o las conservo. También he rescatado tres cintas de vídeo VHS que tienen nombres de miembros de mi familia. Creo que en el trastero hay un vídeo que aún funciona junto a 200 cintas que algún día tendré que llevar al punto limpio.

Hubo un tiempo que todo esto estaba en estanterías, ordenado, lustroso. Hoy me importa muy poco qué ha sido de todo aquello. Por el camino de la vida he perdido mucho y a mucha gente. También he ganado, por eso lo que importa es el ahora, el hoy, el casi mañana.

He dicho que de nostalgia ni el nombre. Voy a seguir leyendo a Rafael Chirbes, sus Diarios, que me impactan, me emocionan y me sacuden. Y tal vez, mientras tanto, ponga la cinta de casete de Roberto Vecchioni.




Procedencia de la imagen:

https://www.todocoleccion.net/casetes-antiguos/franco-battiato-ecos-danzas-sufi-casete-ano-1985-cantado-espanol-espana-tiene-9-temas-cassette~x267630484

domingo, 11 de septiembre de 2022

‘JARDÍN POÉTICO’

Acabo de terminar un libro de poemas de una amiga, Ana García Lamparero. Se titula Jardín poético. Siempre digo que en esto de la poesía hay algo muy personal, esto es, que debe dirigirse a ti, precisamente a ti, en su subjetividad irreductible y, al mismo tiempo, hablar de algo que pueda concernir a todos; es decir, de lo particular a lo universal. No es fácil.

Tampoco lo es hablar de lo que ha escrito alguien a quien conoces porque tu lectura está mediatizada por lo que sabes de esa persona: ninguna lectura poética es inocente, pero así hay que ir a ella.

¿La recomiendo? ¡Desde luego! ¿Os gustará? No puedo saberlo. A mí sí. No todos los poemas claro, en muchos hay biografía que desconozco y cosmovisiones afectivas a las que no llego. Pero otras…

Por ejemplo, hay un verso, seguramente mi preferido, junto con el poema “Lluvias tristes”, que dice esto: “Duele en el alma la dejadez de algunos”. Ese verso toca el corazón: las relaciones personales son difíciles y las reglas que las rigen erráticas y repletas de sobreentendidos. Repaso mi vida y veo dejadez de algunos. Me duele aún. Sin duda, yo también habré cometido ese pecado. Hay personas que se alejan sin huella, otras dejan un descosido de imposible reparación. Supongo que he cometido injusticias, quién no, siento dolorosamente que las he sufrido: la dejadez de algunos.

“…porque me reconozco en cada imperfección”. ¿Qué es ser perfecto?, ¿quién lo es? Yo también me reconozco. Me miro al espejo por la mañana y a veces no veo a quien deseo ver. Estoy en un periodo de reflexión vital, de examen de conciencia. Me reconozco y no, no siempre. Afortunadamente, sé que hay personas que me entregan más de lo que les pido. A ellas podría decir, como escribe Ana: “Si pronuncio tu nombre / recogeré tu herencia”. No sé qué herencia, pero no se debe vivir en vano. Si nadie te echa de menos, tal vez te hayas equivocado en tus imperfecciones y nadie tenga herencia vital de ti.  Ojalá que no.

En fin, Ana, que me gustaría ser uno de “los alegres pájaros de ayer” y no “un hombre oxidado en una armadura de plata” o “un animal errante que camina a trompicones”.

Termino con esa invitación que nos hace Ana en su poema “Casilla de salida”: “Únete al club. / Eres la bienvenido. / La contraseña es, tan solo, un simple gracias. / La cuota una dosis de sincerísima alegría”.

Magnífico poemario, creo yo. Lo podéis comprar en el enlace que adjunto (de ahí está tomada la imagen de la portada). También en librerías.

https://www.amazon.es/Jard%C3%ADn-Po%C3%A9tico-TTT_Poes%C3%ADa-n%C2%BA-1-ebook/dp/B09QT8DXTJ#customerReviews

viernes, 9 de septiembre de 2022

DOS PELÍCULAS SOBRE LA MATANZA DE MUNICH

A raíz de un tuit sobre la película Munich (Steven Spielberg, 2005), la recordé con sumo agrado. Me cuesta entender que no sea una de las más reconocidas de ese director. Claro que está difícil, tiene un cúmulo de obras maestras y es difícil elegir las mejores. La vi en cine, poco después de su estreno, éramos pocos en la sala, que cerró unas semanas después para trasladarse al centro comercial (¡maldición!). Me impresionó su ritmo, la historia que no conocía más que por alguna referencia lejana (yo era muy niño cuando sucedió) y la interpretación soberbia de todos y cada uno de los actores. La he vuelto a ver, ahora en casa. Aún la he disfrutado más y he buscado información de este terrible acontecimiento.

Lo que más me ha gustado es el final, esos últimos minutos (advierto: spoiler) en los que el vengador, el judío que los servicios secretos envían a liquidar a los que participaron directa o indirectamente en el asesinato de los rehenes, duda, pide seguridad de que no se equivocaron, de que no mataron por matar. Ese hombre no puede vivir con la carga de la pregunta: ¿ha hecho lo correcto? Seguramente ya se ha respondido: no. Es otro, no un soldado que hace justicia, sino un asesino al servicio de intereses ajenos. Se pregunta para qué han matado si los sustitutos de los liquidados son aún más crueles. Y se pregunta para qué toda esa violencia, a dónde vamos, a qué nos conduce.

Esos últimos minutos son para contemplar despacio. A mí son los que más me ha llegado.

La segunda película, que no conocía, es 21 horas en Munich (William A. Graham, 1976). En realidad es un telefilm. No está mal, pero ni se acerca a la obra de Spielberg. Es mucho más plana, los personajes tienen cierta simpleza. Apenas destaca la mediadora y el policía. Se centra en los acontecimientos, en la dificultad de tomar una decisión y en exponer las posturas de cada uno. Además, los actores que hacen de terroristas no se los cree nadie, empezando por Franco Nero, parecen un desfile de tipos apuestos de Hollywood. Algo mejor los que interpretan a los atletas israelíes y a los políticos alemanes. Maniqueísta en muchos momentos: el general israelí, el mandatario egipcio…

En cualquier caso, un estupendo modo de repasar lo que ocurrió, de aprender, de disfrutar con Spielberg y de no perder el tiempo con chorraditas infumables a las que nos tiene acostumbrada la pequeña pantalla.




Procedencia de las imágenes: Filmaffinity