Hace unos días, como es bien sabido, el Real Madrid ganó la
Champions. Nada que objetar. Metió un penalti más que el Atlético y se llevó la
Copa. Dejemos la épica, la justicia y las maldiciones eternas para otro
momento.
He leído en la prensa que una jugadora del Atlético de Madrid
Féminas, la portera más en concreto, había sido fotografiada (“cazada”, dice un
periódico, enlace más abajo) celebrando la victoria del Real Madrid.
Al parecer, los jugadores han de mostrarse prudentes en su comportamiento y
mensajes en las redes sociales. Vale.
Si lo entiendo bien, uno ha de ser atlético full time, colchón de los de antes
(rojiblanco y rojiblando), pasta de dientes Signal (rojiblanca), fresas
siempre con nata y, caso de guerra, enarbolar la bandera rojiblanca en son de
paz. Vale de nuevo.
Yo pensaba que las personas trabajábamos en un lugar y luego
éramos libres para distribuir nuestros afectos a voluntad. Entendería que a
esta jugadora le dijeran algo si habla mal de su equipo (el que le paga), si
insulta a sus compañeras o a los aficionados. Pero si se limita a mostrar
simpatía por otro equipo, sin resentimientos, sin odios manifiestos, sin
violencia, no sé dónde está el problema.
Me da la impresión de que no hemos salido del cuadro de Goya Duelo a garrotazos. Parece que uno en
España sólo puede ser del Barcelona si es catalanista, independentista mejor. Y
que sólo se puede ser de un partido político de acuerdo con la ortodoxia. De
las religiones ni hablamos.
Lo malo es que somos diversos, limítrofes, mestizos y
cambiantes. Se es de un equipo de muy diversos modos; ¿y por qué no de dos o de
tres? Si uno es católico apostólico y romano, eso no le impide sonrojarse con
muchas declaraciones de monseñor Cañizares. Del mismo modo, uno puede estar en
un partido político y no comulgar con la dirección, y tiene derecho a decirlo.
En este país se piensa poco, pero los vasos comunicantes
funcionan de maravilla. Y los argumentarios. Y la palabra de Dios (es
metáfora).
A mí me gusta Iniesta, ya lo he dicho. Y el Chacho Rodríguez
y los Gasol. Y no me gustan los toros. La filosofía alemana en gran parte me
parece un bluff. No me gustan pelis y
libros que algunos me dicen que me deberían gustar (piensan que me
conocen mejor que yo mismo, será eso). Y me molesta que el que mejor haya
entendido la esencia de lo español sea Goya.
De modo, Sara, que en el improbable caso de que leas esto, te
mando un abrazo atlético sin resentimiento, todo lo contrario. Son los otros
los que me molestan a mí, ésos que aprovechan las redes para arremeter a falta
de capacidad para empatizar o simplemente respetar. Como dijo Umberto Eco, esos individuos dejarían su bilis y frustraciones en la barra del bar; ahora todos creen
que su opinión es buena sólo porque pueden volcarla en las redes sociales: y te
escriben sin saber cuál es tu proyecto de felicidad, tu corazón partío o tus querencias más privadas.
Como diría el castizo, ni puto caso. Que la vida de cada cual
no pertenece a otro.
Si hubiera un club de fútbol llamado Goya, sería goyesca. Simplemente adoro a Goya, por muchos motivos, pero esencialmente por su pintura y su compromiso con la libertad de pensamiento. No concibo ir a Madrid sin pasar por el Prado y ver las "Pinturas Negras", "Los fusilamientos", "La carga de los mamelucos" y otras obras. Los grabados son una maravilla. Y corto. Me desvío totalmente del tema, pero has tocado uno de mis puntos débiles.
ResponderEliminarMe parece odiosa la homogeneización. Ya lo dijo Montaigne (y lo tengo en mi lateral por algo):
Estamos por entero hechos de pedazos, y nuestra contextura es tan informe y variada que cada pieza, cada momento, desempeña su papel. Y la diferencia que hay entre nosotros y nosotros mismos es tanta como la que hay entre nosotros y los demás.
Me uno al "ni puto caso"!!
La primera vez que vi El Prado tenía 14 años. No estaba en absoluto interesado por la pintura, era una excursión escolar. Pero aún recuerdo la impresión de "La carga de los mamelucos" y de "Los fusilamientos del 3 de mayo", que no se siente en los libros de texto. Después he ido muchas veces (vivo cerca); como dices, imprescindible, maravilloso. Y me gusta mucho también ese autorretrato en el que Goya nos mira desde su esperanza ilustrada, desde su desconcierto de afrancesado traicionado. Vi hace poco la película "La hora de los valientes": en ella el cuadro nos mira una y otra vez, a ese país que se desangra, a ese museo expoliado. Esa mirada es única.
EliminarGoya no pensaba como los suyos. No sé quienes eran los suyos. ¿La razón? El sueño de la razón produce monstruos, ya lo dijo el genio, lo pintó.
La homogeneización produce aún más monstruos. Me encanta la cita de Montaigne. Creo que voy a regalarle el libro a esa portera. Y a muchos forofos de la cosa balompédica.
Incluso "La familia de Carlos IV" me encanta, cada rostro es un poema, de que manera tan certera y tan cruel describe las mezquindades de la familia real. Ser admirador de la Francia revolucionaria, de la ilustración, de la razón... y que los ejércitos napoleónicos invadan a sangre y fuego el país, trasladando lo más irracional que existe que es una guerra, hirió de muerte a Goya.
Eliminar"Los fusilamientos" y "La carga..." que antes estaban en una sala pequeña, uno enfrente de otro, me han proporcionado muchos minutos de contemplación emocionada.
Pues sí..., ni puto caso. Porque como tú bien explicas, vale que se simpatice con un equipo, pero de ahí a que no puedas alegrarte por la victoria ajena, hay un trecho. Para mí son cosas incomprensibles. De joven yo era Atlética (incluso iba al estadio a ver partidos) y me alegraba cuando el Madrid u otro equipo español ganaba algo. Como se cambia con el tiempo. Hoy no soy de nada, el fútbol me la trae al fresco, aunque en el fondo siempre me alegra que los Atléticos triunfen. Aún así, el otro día celebré la victoria madridista ¿porqué no?
ResponderEliminarSi existieran más personas con la forma de pensar de Sara, habría menos fanatismoy menos ultras que solo dan problemas en los estadios y fuera de ellos.
Por cierto me alegra que no te gusten los toros (puede que no nos gusten por distintas causas, pero es lo msimo), a mí tampoco. De hecho soy antitaurina declarada y nunca he entendido la "fiesta nacional", pero respeto a los taurinos
Besos
Besos
Los ultras dan problemas siempre. No por lo que piensan, sino precisamente porque no piensan. Son una especie de masa amorfa, cuyo calor viene de la tribu aún más amorfa y cuyo discurso son unas cuantas frases/arengas de identidad y resentimiento.
EliminarNada que ver con los aficionados. Pero en fútbol hay (creo) menos aficionados que forofos. En otros deportes no es así. En tenis no es así, en baloncesto tampoco, ni en balonmano, que tiene gran contacto físico.
No he estado nunca en una plaza de toros. No me agrada la idea del animal torturado y liquidado. Lo de la tradición lo entiendo, pero no me parece suficiente. No sé si llegaría a la prohibición, como en Cataluña, pero conmigo que no cuenten.
La fiesta nacional... Qué manía tienen de confundir la parte con el todo.
Gracias por tantos besos. Igualmente.
Jaja, ya, me di cuenta de que te había mandado besos dobles demasiado tarde.
EliminarA mí no es que no me agrade, sino que me desagrada muchísimo esa idea, me parece maltrato animal y yo sí lo prohibiría si estuviese en mi mano. En toda España.
Lo siento, es mi forma de pensar
Esta vez solo besos una vez
Bueno, Marian, no estoy en desacuerdo contigo. Sólo he dicho "no sé", pero simpatizo más con los antitaurinos que con los taurinos. No te disculpes.
EliminarEspero que no sea por eso por lo que me mandas besos sólo una vez...
Me alegra que simpatices más con los antitaurinos, pero si no fuera así, si estuvieras en desacuerdo conmigo, ningún problema. Cada uno tiene su forma de pensar y yo las respeto todas (que no quiere decir que las comparta).
EliminarMe disculpaba porque sé que quizás sea demasiado radical con el tema de los toros, pero es que no puedo evitarlo (puede que por mi exprofesión veterinaria l lleve en la sangre). Lo de hacerle daño a los animales, es algo que me enoja bastante, me supera.
Y lo de los besos..., claro que no tiene que ver. Para que veas, esta vez
¡¡Besos mil!!!
"El fútbol es pasión, se juega con el corazón más que con los pies, con las vísceras más recónditas, es asunto de genitales y no de cerebro. Con los colores de tu club se nace, y se pinta tu mortaja. Es tu patria chica, y así como por Patria se mata y se muere, así con tus colores. El mero simpatizar con otro bando ya debe ser sospechoso de ese pecado máximo -la traición a la Patria- y penado con la pena máxima, de ser posible. En el club todos sentimos igual, todos pensamos igual, todos vamos para el mismo lado. Es parte de nuestra identidad, ser partes de una misma masa "oceánica". Nuestras banderas, nuestros símbolos, nuestros lemas lo son todo para nosotros. Vienen desde nuestros ancestros y lo legaremos a nuestros hijos. No se cuestionan, se idolatran. Son sagrados, se respetan. Cuando cantamos nuestros himnos sentimos la sangre fluir por un torrente. Es la experiencia máxima, la experiencia total y sublime. El todo es todo. Es infinitamente mayor a la suma de las partes, que no son nada sin el todo. Nada. Nada de nada."
ResponderEliminar"Manifesto dei tifosi" circa 1927. (La traducci{on es propia)
(Cualquier similitud con un discurso pol{itico de essos años es mera coincidencia)
No sé si es pura coincidencia, temo que no. Es más, por el año..., mala cosa, el auge de los totalitarismos.
EliminarMe dan miedo esas palabras. Que, además, son falsas. Pero quién discute con gente así...
Hola Atticus. Intenté hacer algo paródico, jugando con la relación que tienen estos apasionamientos irracionales con los de antaño. Siento que no se haya entendido del todo la intención, y te haya causado algo de incomodidad. Te pido disculpas. Un abrazo.
ResponderEliminarLo había entendido, siento que mi respuesta parezca otra cosa. No he ha causado incomodidad, por lo que las disculpas son innecesarias (aunque la capacidad para pedirlas dice mucho de ti, dado el mundo de arrogantes en que vivimos). Saludos.
EliminarEstimado Atticus: te agradezco tu respuesta.
ResponderEliminarDe todos modos yo entiendo que cualquier frase puede ser interpretada en más de una forma, más si uno intenta usar la ironía, y más aún si es algo escrito y no hay gestualidad. Y eso no es "culpa" de los que escriben, sino más bien de los símbolos que usamos -las palabras- que de suyo son polisémicas y ambiguas. Así que cuando surgen estas diferencias de interpretación (o tengo la duda) yo prefiero preguntar qué entendió el otro. No hacer eso me parece arrogante como tú dices, pero también necio. Porque pensar que lo que decimos se entiende "claro y distinto" como pretendía tu amigo Descartes, a esta altura del campeonato es desconocer lo básico de la comunicación humana (o ser un autoritario ciego).
Dicho sea de paso, se me ocurre que el oficio de la Filosofía ha de ser complejo en el sentido que ustedes buscan la verdad (o cierto grado de ella), pero para esa tarea cuentan con estos símbolos, tan ricos como inexactos. Lo que para la literatura es una ganancia, para ustedes puede ser una contra. (Entiendo que el sueño de más de un filósofo se coló la tentación de utilizar símbolos unívocos, como los matemáticos, o las leyes de la física). Bueno, estaba especulando, o divagando, como prefieras. En todo caso, jugando con las palabras, y a ver a dónde ellas me llevaban, qué asociaciones me surgían, qué aperturas sucedían.
Me gusta el pensamiento de Vigotsky y de Bajtin, respecto de esto: cómo las palabras son herramientas de la cultura de las cuales nos apropiamos para construir nuestros propios significados (no ya los comunes a todos), y cómo en el proceso de usar esas palabras para comunicarnos, generamos pensamiento nuevo. Que el pensamiento no era pre-existente al lenguaje, sino que se despliega y desarrolla en la medida que lo verbalizamos.
Bueno, mira tú que ha salido de una aclaración. No me extiendo. Un abrazo
Disculpa 2:
ResponderEliminarHola Atticus: he releído mi segundo párrrafo respecto del oficio de la Filosofía, donde digo que el empleo de signos polisémicos puede ser una contra para esa búsqueda de la verdad. Y veo que eso puede sonar como algo en detrimento de la "seriedad" de tu tarea. No fue para nada mi intención. Me refería más a las limitaciones que presenta un texto escrito. A mí me gustan las lecturas conjuntas de ese texto, sobre todo si está su autor presente. Porque en la conversación se dan esos "ajustes de significado" entre personas (que "significan" con matices diferentes). Se llega a un mejor entendimiento que con el sólo texto.
Al decir de Barthès, ese texto admite tantas lecturas (y re-escrituras) como lectores tiene.
Y eso no me parece caer en el relativismo. Me parece un adecuarnos a la realidad de que somos seres que significamos, y que usamos símbolos paa comunicarnos no-unívocos. Eso puede ser una contra, pero también una fortaleza. Porque la polisemia dispara nuevas aperturas, nuevas interpretaciones que muchas veces enriquecen, o facilitan la comprensión del texto escrito.
Bueno, te dejo esto por si mi post anterior fue en algún modo interpretado en ese sentido (que tienes derecho).
Un abrazo
PD Yo me dedico a una "ciencia" en teoría "dura", y ya estoy curado de espanto de cuánto de esa supuesta verdad científica es manipulable, maleable, o entendida en sentidos diversos. Y cada vez me apego más al paradigma epistomológico de Kuhn: la realidad es poliédrica, y el acceso a la verdad no es imposible (como sostienen los posmodernos radicales), es posible en un ámbito de colaboración de y diálogo.
No lo interpreté mal, en absoluto. Y de ningún modo como un menosprecio profesional. De hecho, me dedico a la docencia de la filosofía y no a la filosofía "creativa", por así decirlo, de modo que más que la construcción de una racional pura, intento que mis estudiantes utilicen y desarrollen su capacidad racional al mismo tiempo que aprenden los grandes tópicos de la materia y lean algo de los clásicos.
ResponderEliminarLa lectura unívoca no existe. Pero el relativismo es un peligro. Creo que Ortega tenía razón cuando decía que la verdad es una suma de perspectivas, y no tanto una yuxtaposición de opiniones que no conducirían más que a la multiplicación de diversas impresiones. Me gusta el verso de Machado en el que dice algo así: ¿tu verdad o mi verdad? La verdad, vamos juntos a buscarla.
Es difícil llevar la contraria a Khun. Cualquiera que se dedique a la ciencia sabe lo que es un paradigma, lo entiende "en carne propia"; diría que especialmente en física y biología (no tanto en matemática, corrígeme si me equivoco). Resulta asombroso, pero muy útil, esa distinción entre ciencia normal y revolución científica, así como el papel de las anomalías, que hicieron que -por ejemplo- se pusiera la física del revés hace ahora un siglo.
Se nos está poniendo muy cultureta el blog, ¿no? Pero bueno, mejor que expandir la banalidad interestelar, lo que no sé si interesa a alguien.
La posmodernidad sospecho que es más un síntoma que otra cosa. Y no sé si también un espejismo.
Gracias por tus inteligentes y elaborados comentarios.
Te agradezco esa frase de Ortega, que no la conocía. A mí me suena muy en la línea de lo que dice Khun: la verdad existe, pero cada uno puede ver un aspecto de ella (unos más que otros), y para el total se necesita esa "suma" que Ortega menciona.
ResponderEliminarTambién coincido contigo en que la posmodernidad es una gran bolsa de disconformes con la modernidad, y no es una escuela en sí misma. Pero me parece que tuvo el mérito de señalar los excesos de la modernidad. Es -a mi gusto, o como yo prefiero entenderla- una crítica que no viene a suplantar a la modernidad, porque eso sería una necedad mayúscula: la caída en el relativismo, como tú dices.
Una tercera coincidencia es que tal vez nos hemos ido por las ramas (aunque siempre se agradece un intercambio inteligente) y lo hemos puesto un poco "cultureta".
Volvamos a Aleti y sus pesares. Je! (¿Se quedará el Cholo Simenone??) (¿Podrán fichar algún crack, o seguirán con la política habitual?)
Un abrazo, y espero tu próximo post. Hemos zanjado ya las cuestiones esenciales, prometo no acosar con comentarios y re-comentarios profundosos. Saluti!