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domingo, 15 de enero de 2017

LO CUTRE

Hace muchos años, salimos un grupo de amigos y conocidos. Uno de ellos era un joven alemán residente en España. Hablaba muy bien el idioma pero se le escapaban algunas palabras. Esa noche escuchó a alguien decir que no entrábamos a un bar porque era muy cutre. Desde entonces, repitió incesantemente la palabra: “Qué calle más cutre”, “Eso que dices es muy cutre”, “En España los contenedores son muy cutres”, “El cine español es cutre”… Fue delirante, cuando un extranjero descubre una palabra tan peculiar y empieza a usarla nos damos cuenta de lo difícil que es precisarla.

Define el Diccionario de la Real Academia este vocablo del siguiente modo: "Tacaño, miserable, pobre, descuidado, sucio o de mala calidad". El Casares añade: "Ruin, mezquino". Me siento satisfecho con lo que indican ambos.

Esta primavera tuve una comida familiar que, por razones largas de explicar, me tocaba pagar a mí. Fuimos a un sitio de postín, de esos cuyos cocineros salen en la tele. La comida fue estupenda, los precios no tanto. Pero nada que objetar al restaurante por lo que deciden cobrar. Ni siquiera la botella de agua de litro (más de 4 €). Precios de carta, si no te gustan hay muchos otros lugares en Madrid.

El camarero nos recitó algunos otros fuera de carta y yo cometí el error de no preguntar cuánto costaba uno de ésos (quadroni con trufas y no sé qué más). 24 €, según supe después.

Hay que distinguir entre caro y cutre. Los precios son caros, pero, como he dicho antes, hay otros restaurantes más baratos, nada que objetar en eso: ellos ponen sus precios y yo decido si entro o no. Lo que me parece cutre es que cobren el coperto (porque se trataba de un italiano): 1 €. Es verdad que en Italia existe esa molesta costumbre, pero no por eso deja de ser una cutrez (además, creo, de una ilegalidad, como si te cobrasen el vaso, la servilleta, el mantel o la sal).

En España, en muchos restaurantes, suelen ponerte un pequeño aperitivo mientras lees la carta. Allí también lo hicieron: una rodaja de pan y una loncha de mortadela (menos mal que no tenía olivas). Aperitivo ridículo para el local: mejor no poner nada. En el mesón donde a veces tomo una caña hacen cosas más elaboradas.

No soy un tiquismiquis, al contrario. Creo que no todo cuesta lo mismo y que lo bueno hay que pagarlo, no puede costar lo mismo una hamburguesa clonada que un plato único y originalísimo que precisa conocimientos, tiempo e ingredientes especiales.

Lo que me molesta es que me traten como a un gilipollas, como a un tipo que lleva a su familia y, además de los carísimos pero justificables precios (se come muy bien), te desplumen por vericuetos indecentes: ¿1 € por el coperto? Mire, signore, si incrementan unos céntimos cada cosa, a mí me da lo mismo, ni me entero, pero que me cobren por el cubierto tiene un nombre en castellano y es “cutre”. Al final, se lleva uno una mala impresión del local, la cutrez salpica a la excelente comida y el camarero (que no tiene culpa de que su jefe sea tan ruin en este aspecto) se queda sin la propina que seguramente ha merecido.

Cutre fue también, hace años, un local de Barcelona en el que pedí un café con hielo. Aún había pesetas y lo recuerdo: 150 el café, 15 el hielo. Estuve a punto de devolver el azúcar, a ver si me hacían un descuento.

Cutre fue también hace menos años, una cadena de cafeterías. Salí con un amigo a renovar el ticket de la ORA, mientras nuestras parejas esperaban dentro. El camarero, ni corto ni perezoso, se llevó nuestros cafés a medias. Ellas dijeron que, cuando quisieron reaccionar, el camarero se había ido. En otro de esos locales, otra cadena, fui con unos amigos, cenamos unos sándwiches; una de las chicas dijo que el salmón estaba malo, nos lo dio a probar: estaba malo; llamamos al camarero, que dijo que estaba bien, el encargado lo mismo. Les libró de la hoja de reclamaciones que llegábamos tarde al teatro, pero no he vuelto por allí en 20 años. ¿De verdad a un local de ésos le cuesta mucho respetar el ritmo de ingestión del cliente y, si algo no está bien (o al cliente se lo parece), cambiárselo? ¿Nadie les ha explicado que se puede perder una venta pero nunca un cliente, que es el axioma de cualquier negocio (excepción hago de esos clientes indeseables, que el cliente no siempre tiene la razón)?

En muchos viajes he tenido experiencias cutres, en España y fuera de España. Son muy frecuentes en esos lugares extraordinariamente turísticos, en los que los paracaidistas no van a volver. Pero se equivocan, porque a veces volvemos o tenemos amigos. Y luego está internet…

Además, no está bien timar al personal, aunque sea legalmente.  Es más, hay que actuar por respeto al deber, ya lo dijo Kant, sin saber lo que era Tripadvisor. Servir bien a un cliente para que vuelva, para ganar dinero, para que no escriba una mala crítica en internet, sería actuar conforme al deber, pero no por deber.

12 comentarios:

  1. Hay muchas cutres en España, el alemán tenía razón. También es verdad que cuando aprendemos una palabra nueva, a veces la repetimos sin parar y somos de lo más cansinos. Yo también recuerdo una experiencia cutre en un viaje que hicimos a Estambúl. No sé si te suena el GPS?

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    1. Creo que los españoles tenemos una cierta tendencia a fustigarnos. No sin motivo en demasiadas ocasiones, pero hay muchos otros lugares y personas que son de una cutrez insoportable. También, me da la impresión, somos especialmente cutres cuando salimos de nuestra zona de confort, nuestras referencias diarias, que nos delimitan y nos acostumbran. Esa que refieres, desde luego, pero tengo muchas más. Evitaré decir nombres, las recuerdo peores.

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  2. Supongo que esos pequeños detalles son los que hacen que la balanza se incline a un lado u a otro a la hora de elegir. Tú lo dices, si en el restaurante italiano te hubiesen metido el precio del coperto (¿cómo pones la cursiva?) sin especificar que era por ese concepto, a ti no te habría parecido mal, pero...Lo del hielo me ha parecido lo más cutre, yo desde luego, no volvería a ese lugar.

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    1. Efectivamente, lo son. No tanto el precio; si ya has decidido gastarlo, puedes salir tan contento o mosqueado. Y la diferencia es un euro, quince pesetas... He de decir que en la carta sí venía indicado, por lo que no estoy acusando de engañar a nadie.

      Lo de la cursiva, mejor te pongo el enlace. Pero en el texto normal es fácil, viene el icono. Otra cosa es en los comentarios. Mira este enlace:

      http://www.taringa.net/post/apuntes-y-monografias/13560374/Codigos-HTML-basicos-para-comentarios-en-Blogger.html

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  3. En efecto, hace muchos años que está prohibido cobrar por efectos que no se consumen (salvo que te dejen llevarte los cubiertos, je, je). Su coste, como la luz, el alquiler, las inversiones, deben estar repercutidos en los productos que se consumen. Y, entre estos últimos, sólo se pueden cobrar si están en la lista de precios, incluso hielo, pan, vaso de agua del grifo...
    Página oficial:
    http://www.madrid.org/cs/Satellite?c=FRAME_Contenido_FA&childpagename=PortalConsumidor%2FFRAME_Contenido_FA%2FPTCS_contenidoFaq&cid=1343065650821&p=1343064183000&pagename=PTCS_wrapperCR

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    1. Muchas gracias. Copio una parte de ese enlace:

      ¿Me pueden cobrar en un restaurante el concepto "cubierto"? >
      No. Ningún restaurante pude cobrar cantidad alguna por los conceptos de "cubierto", "reserva de plaza", "carta" o cualquier otro similar.

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  4. ContraCutró Nymus18 de enero de 2017, 17:32

    De todos modos, Andrea es Andrea. Y pocos restauradores en Madrid saben más de trufas que él.
    Por otra parte, no es un restaurante italiano: es siciliano. Casi podríamos decir marsaliano. Y ya sabemos que en la Sicilia (casi) todo está permitido.

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  5. De las cosas que dices se desprende en más de un caso que "cutre" es lo contrario de "elegante" y que, como me has leído, lo considero una categoría híbrida entre la ética y la estética.

    Pero lo que más quería decir aquí es que he descubierto, casi como una epifanía, algo que define en su esencia a lo "cutre": ¡la mortadela!

    Y eso que a mí, de chico, me gustaba... ¡La de aceitunas!

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    1. Algo así es, efectivamente, una categoría entre lo ético y lo estético. Pero, más que la mortadela, que a mí me gusta, y la de Bolonia es excelente, hay otro fiambre más cutre: el chopped. Por supuesto, con aceitunas.

      Por cierto, te voy a dar el teléfono de un amigo psiquiatra que trata eso: mortadelacentunifilia con querencia navideña. Te hará precio. Dile que soy el del chopped.

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  6. Vaya, tantas cosas "cutres" por nombrar. Nunca he visto que en mi tierra cobren por usar cubiertos pero en los centros comerciales de arquitectura setentera (abandonados y aplastados por los contemporáneos) suelen cobrar 500 pesos por entrar al baño, desde mi punto de vista un acto cutre y bajísimo. Si para eso estamos los hispanohablantes para hacer cosas cutres y llamarlas por su nombre.

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    1. No sé si eso es mucho o poco. Aquí (aún) no cobran por eso, pero en muchos bares de lugares turísticos hay carteles que dicen que el wc es para clientes, lo que no me parece en absoluto cutre, sino lógico, qué menos que un café o un agua. Cutre me parece que te cobren en lugares como la estación de tren de Atocha.

      Me acabo de acordar de otra cutrez en una cadena de hoteles de Francia. Habitación a un precio muy razonable (unos 55 €), pero... si quieres internet, tienes que pagar 1 € más. Lo mismo que decía antes: pongan la habitación a 56 y digan que internet es gratis. No sólo es cutre, sino cuestión de marketing. No solo los hispanohablantes somos cutres, por la civilizada Europa tienen unas cosas...

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