Me escribe Mamen, que es amiga radiohacedora, para desearme feliz día de la radio. Que es hoy.
Caigo en la cuenta de que hay día para casi todo. No está
mal, especialmente si pertenece a nuestras filias. La radio lo es para mí. Me
acuesto con ella encendida mientras leo hasta que la cabeza se rinde. Si me
despierto de madrugada (ocurre a menudo), la pongo y su murmullo casi
imperceptible me arrulla y no me desvela. Hace tiempo, cuando padecí insomnio,
me hacía compañía: programas que primero son noticiosos, luego deportivos y más
tarde se abisman en esos problemas tan personales que sólo pueden contarse a
voces maravillosas (Gemma Nierga, Mara Torres, Macarena Berlín…). Lo escuchaba
todo, a veces no conseguí dormir, pero no me sentía tan solo.
Ahora paso una buena temporada y el insomnio es un mal
recuerdo; me levanto y pongo las noticias (SER), también en la cocina mientras
desayuno (RNE-1), y finalmente en el cuarto de aseo (aquí soy promiscuo).
Camino del trabajo no suelo escuchar emisoras de hablar, prefiero a Mahler, Bach o, como el viernes pasado, Rigoletto.
Me he acordado de una película del mejor Woody Allen, Días de radio, que debo volver a ver. No
recuerdo el argumento y me da igual. Lo que me fascinó (como en tantas suyas,
ejem, no las últimas) es el ambiente creado. De manera que me regalaré mañana
esa película extraordinaria. De nuevo, en casa, en lugar de cabrearme con las
trapacerías de las tramas que han saqueado el país o con esos futbolistas que
ganan en el banquillo en un día lo mismo que un cirujano en un año.
Por si os gusta también (la radio, la película), feliz día a
todos. Y si no, feliz día de la luna llena, del chocolate con churros, de las
sábanas limpias, del tiempo lento, de la ducha caliente, de la comida, de los
ojos, de la piel… De la belleza y de la bondad. Feliz día de todo eso. Y de la
radio.
¡Hola! Feliz día aunque con retraso... Lo de escuchar la radio me da por temporadas. En el coche soy más de mi música, aunque a veces pongo La Ser. Por cierto ¿te puedes creer que no vi la peli esa que dices de Woody Allen? Y eso que me atraen bastante (aunque no todas terminan gustándome). La veré, por supuesto
ResponderEliminarBesos
¡No vuelvas por aquí sin verla! Te gustará, ya lo verás. Espero. Yo fui un seguidor de Woody Allen, pero de verdad que no me atrapan desde hace tiempo, concretamente desde "Match Point".
EliminarYo escucho la SER, también RNE, algunos programas, y ocasionalmente Onda Cero. Las fiscalizadoras y catastrofistas, las obispales y marianistas no acuden a mí. Será la fe, que me falta. Mi abuela solo escuchaba la SER y nos tenía prohibido tocar el dial de la radio; cada hora se ponía a escuchar el "parte" (reminiscencias) pero sólo en la SER, que las otras decían mentiras.
En mi caso, supongo que como en el de casi todos, "radio" es un pleonasmo si se le aplica el vocablo a "Días", porque, en efecto, los días de mi vida están llenos de radio, antes más que ahora, mucho más, pero siempre sobrevolando la casa y disolviendo los demonios de la soledad.
ResponderEliminarPara mí son días de radio y noches de radio. Antes también tardes de radio, pero ahora necesito silencio para trabajar en casa. Entiendo lo de los demonios de la soledad. Tengo en la cabeza un post sobre las voces de la radio.
EliminarA mí me resulta como un invento distante, una voz de fondo similar a las ficciones divinas. Me cuentan que había radionovelas y que los niños disfrutaban sentarse hasta que llegara la noche escuchando voces y contorsiones.
ResponderEliminarEse fondo distante es agradable, siempre. Ahora mismo estoy en mi estudio escribiendo mientras en la cocina suena lejanamente "No es un día cualquiera", que me acompaña las mañanas de sábados y domingos.
EliminarRecuerdo lo que dices. Cuando era niño, en España había muchas radionovelas. Casi se paralizaba o ralentizaba la tarea de las personas cuando la estaban radiando, en casa o fuera. También recuerdo el muy coyuntural programa de Elena Francis, con la suavona voz que daba consejos infalibles para ser una mujer-mujer (cáptese la ironía, por favor), al tiempo que colaba los productos de la marca.