Hace poco se cumplieron 35 años de la muerte de don Alfredo (29 de abril de 1980).
O sea, de Alfred Hitchcock. Cada cual tiene sus filias y sus fobias, y el cine
de este director está entre mis filias. Es más, pasan los años y me sigo
declarando ferviente seguidor. Veo sus pelis y me siguen gustando, incluso ésas
que se dicen que envejecen mal. Me gusta su perfección técnica, su dominio de
la cámara, su modo de decir sin hacer hablar, la sutileza con la que narraba,
su enorme carga sexual (aunque lo disimulaba: super-yo, censura, legítima esposa),
su atrevimiento formal…
Me gustaron cuando era niño y eran aventuras ágiles. Al
adolescente que fui le fascinaron por lo que sospechaba, por lo que entendía.
Al adulto le siguen dejando boquiabierto.
Mis favoritas son Vértigo,
Psicosis y Recuerda. Por distintas razones.
La primera me sumerge cada vez que la veo en un laberinto de
obsesiones sexuales, las que no pueden contarse, las que llevan al protagonista
lejos de lo que puede controlar.
Qué decir de Psicosis,
seguramente la más popular. Sigue estremeciendo ese lado oscuro tan posible,
ese Hyde que nunca parece abandonarnos. Esa ducha, esos planos improbables…
Lo de Recuerda es
casi profesional. La he utilizado mucho en clase, aunque es algo más floja y
los actores no están en su mejor momento interpretativo. Pero tiene detalles
maravillosos: juega con el psicoanálisis más ortodoxo y tiene unos decorados
pintados por Salvador Dalí. Pero se sostiene mal, y algunas escenas nos hacen
sonreir, especialmente si la vemos con nuevas generaciones. Es lo que tiene el
progreso de los efectos especiales.
Hace pocas semanas vi la película documental Hitchcock/Truffaut (Kent Jones, 2015),
que utiliza el libro/entrevista del director francés (El cine según Hitchcock) para hacer un homenaje al maestro.
Lo he repasado, los que no lo han leído tendrán ganas de hacerlo. Y de ver
películas de Don Alfredo, desde luego.
De chico me gustaron Náufragos o Los pájaros, supongo que también Vértigo o La ventana indiscreta y, por supuesto, Recuerda…, pero no me apasionaron.
ResponderEliminarNo sé por qué. Supongo que es una relativa fobia o dos “estéticas” que no acuerdan. A saber. Y para mi gusto, que no a mi juicio, envejece mal.
Lo cierto es que lo reivindican grandes cineastas y críticos, creo que entre otros los de la Nouvelle Vague.
(Y era un gordito rijoso).
Indudablemente. Era rijoso. Y acosador, según han afirmado algunas de sus actrices (curiosamente rubias, las rubias, la suegra de Antonio Banderas entre ellas).
EliminarNo quería hacer muy larga la entrada. De Hitchcock me gusta todo lo que ha rodado. "Náufragos" era un prodigio, como también "La soga", que muchas veces se ha puesto como ejemplo del superhombre nietzscheano (hablan incluso de ello). "La ventana...", voyeurismo en estado puro...
No estoy de acuerdo en lo de que envejecen mal. Salvo lo de los efectos especiales.
Tal vez lo que menos me guste de sus pelis es cuando se pone tan en la línea de Occidente y sus valores, lo que se ve en algunas de las últimas y también de alguna que hizo (pura propaganda) en la Segunda Guerra Mundial.
De por aquì, Amenábar se lo debe todo.
A mí también me chifla Hitchcock y es más bien, reciente. De pequeña había visto algunas de sus películas (Los pájaros, y alguna otra que no logro acordarme) de una manera algo desapercibida. Bastantes años después, cuando viví al lado de San Francisco -ciudad protagonista de muchas de sus películas- empezamos a hacer un ciclo de sus películas con algunos amigos. Allí entendí mucho más, símbolos, obsesiones, psicología... Y me parecieron realmente obras de arte que, bajo mi punto de vista, son atemporales.
ResponderEliminarMi favorita es, sin duda, Vértigo. Ya les gustaría a muchos cineastas tener esa genialidad combinada con tan buen pulso.
Qué bien, me alegro. Lo de "Vértigo" es espectacular: una historia que se deshace al contarla, pero que te mantiene vivo, en un ambiente de verosimilitud onírica, de deseo extremo, de amor y muerte. De necrofilia y proyección.
EliminarObras de arte. Desde luego. Y ese pulso... Películas que no decaen.
Acabo de recordar que hace tiempo dediqué un post a una escena de "Vértigo". Perdón por la vanidad de retomar cosas de mi porpio blog:
Eliminarhttp://nomadassquare.blogspot.com.es/2012/04/mis-escenas-favoritas-vertigo.html
Hola,
ResponderEliminarYa dije un día por aquí que no voy mucho al cine, por lo menos en los últimos años, ni tampoco soy muy cinéfila, veo películas, pero no soy experta en el tema. No he visto todas las de Hitchcock, pero sí unas cuantas y casi todas me recuerdan a mi padre porque las veía con él(por lo menos, primera vez): Psicosis, Rebeca, La ventana indiscreta, Los pájaros, Crimen Perfecto... También solía ver las historias cortas que daban en televisión (ahora no recuerdo el título del programa, sin embargo sí recuerdo la música y la época, casi el momento exacto). En octubre estuve en Madrid y fui a la exposición sobre Hitchcock ¿la has visto?
Haces mal en no ir al cine. A mí me gustan las películas, pero sobre todo me gusta ir al cine, no es lo mismo. Soy así de raro: es lo mismo y cuesta dinero... o no es lo mismo. No, definitivamente no es lo mismo.
ResponderEliminarNo sé, por lo que dices, si vive tu padre. Si es así, dale un abrazo fuerte de mi parte. Si no, hónralo viendo alguna de esas películas maravillosas. o bien esa serie que dices: "Alfred Hitchcock presenta", con esa sintonía peculiar.
Vi la exposición en la Fundación Telefónica. Maravillosa, especialmente la habitación en la que se recreaba la escena de la ducha.
Claro que no es lo mismo, pero no siempre es fácil. Vivo en un pueblo con un solo cine en el que solo hay sesión los fines de semana (y no siempre, porque a veces hay obras de teatro). Por una parte, el horario es limitado, así que no siempre es posible coincidir; por otra, al haber solo uno, a veces es horrible. Este fin de semana, por ejemplo, ponen La La Land y te arriesgas a encontrarte un cine lleno de niños y adolescentes y gente con móvil, por lo que casi mejor quedarte en casa.
ResponderEliminarMi padre murió hace años. De pequeña me llevaba al cine siempre. Las primeras películas que vi con él fueron La bruja novata y El libro de la selva y recuerdo cada momento. Es curiosa la influencia de nuestros padres. A mí, entre otras cosas, me ha dejado a Poe y a Aldous Huxley, mi amor por la lectura y muchas otras cosas.
La habitación de la escena de la ducha también me gustó mucho. Era hipnotizante. También me gustó la de Los pájaros. Fui a la expo con unos amigos que saben mucho de cine y a ellos les impresionó la de La ventana indiscreta. Estuvieron muchísimo tiempo fijándose en cada detalle. Lo malo es que había mucha gente cuando fuimos y casi era imposible ver las cosas con tranquilidad. Eso sí, me entraron muchísimas ganas de ver sus películas.
Horror. Te comprendo. Me ocurrió hace tiempo. Ahora vivo en una ciudad con multisalas, pero en alguna ocasión no encuentro nada que me interese (soy un viejo cascarrabias, lo siento). Menos mal que tenemos un cineclub y podemos ver pelis de cualquier parte del mundo. Por cierto, nos pusieron las maravillosas "Nader y Simin, una separación" y "El pasado", del gran director iraní Asghar Farhadi, al que no permitieron acudir a recoger su Óscar a la mejor película extranjera ("The Salesman").
EliminarVolviendo al tema, yo también huyo de una franja horaria (17-20), repleta de adolescentes por civilizar, comepalomitas y sorbedores ruidosos y, sobre todo, que no apagan el móvil ni a tiros. No merece la pena pagar por eso, al menos en casa eliges tú.
Siento que no conserves a tu padre. El mío murió hace mucho y tampoco conservo a mi madre. Creo que ella nos influyó más todavía, aunque no especialmente en cine, pero sí por la lectura, dispersa y libre. Tengo un post en el que hablo de último libro que leía cuando ya estaba con un pie en el más allá; si venzo el pudor, lo publicaré.
Yo he tenido más suerte que tú con la exposición. He ido dos veces y siempre con un aceptable nivel de personas dentro.
Gracias por tus extensos comentarios.