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domingo, 6 de octubre de 2019

NO ME ALEGRO


Dicen algunos de los que me rodean que soy un poco cascarrabias. Yo creía que no, pero si me observo “desde fuera” puede que sí. Sobre todo al volante. No grito, no insulto, pero murmuro para mis adentros o para los adentros de mi auto.

Últimamente veo muchos que abren la puerta derecha sin importarles que yo esté en el carril. No gano para sustos. Ayer, sólo ayer, cuatro veces.  También veo cretinos que me adelantan en ciudad, incluso donde no se puede, a velocidades temerarias. Lo de las rotondas es para infartar a cualquiera. Soy de los que no sobrepasa los límites, pero tampoco voy a veinte.

Ayer fui a hacer un par de recados. No había sitio en la puerta, pero sí cerca, a diez metros de una plaza de minusválido. Allí  (en la plaza reservada a discapacitados) aparcó uno de esos individuos que se creen con derecho a todo, con coche pseudodeportivo. Bajó ágilmente del vehículo, nos sobrepasó a ritmo casi de trote y se metió en el cajero, al que también íbamos, de modo que fuimos a otro recado, cincuenta metros más allá. Al salir, oh casualidad, el mismo individuo intentaba meter su auto en el garaje, con su vado en el lugar preceptivo. Pero otro incivil había aparcado delante, menospreciando la ley y el dispendio de los dueños del vado. Allí le dejamos, intentando meter el coche bajo techo por el minúsculo espacio que había entre el desobediente y él, que, por cierto, maldecía en arameo. Ya se sabe que las faltas de los demás tienen mucha importancia y las propias no tienen ninguna.

Camino de nuestro automóvil pensaba que no me alegro, aunque a veces la justicia no sé si es poética, pero sí automovilística. Y hubiera preferido aún más: una sanción ejemplar para el que aparcó en plaza de minusválido y otra con grúa para el que bloquea un garaje legal. O, como hicieron en Lisboa: una silla de ruedas en cada plaza de aparcamiento con un cartelito: “Vuelvo en 5 minutos”.

No me alegro de vivir en una sociedad en la que no se respetan las normas, qué digo: donde no se respeta a esas personas para las que se hacen esas normas.


Procedencia de las imágenes: 
https://www.discapzine.es/actualidad/tarjetas-de-aparcamiento-adaptado/attachment/plazas-reservadas-cartel-001/
https://blogs.publico.es/strambotic/2017/08/vado-permanente/





4 comentarios:

  1. Cada vez hay gente más incívica, no tienen educación y si les dices algo tienes las de perder. Yo conduzco cada día y tengo mucha paciencia, porque si fuéramos todos iguales esto sería... Un caos, por decir algo duave.

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    1. Pero mucha, mucha, mucha. Yo no conduzco mucho, pero 15 o 20 kilómetros cada día sí, casi siempre ciudad. Y no me gusta, cada vez menos...

      Eso sí, hoy un tipo se ha parado en medio de una rotonda para dejar pasar a los que venían a su derecha: a veces el exceso de cortesía también es peligroso.

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  2. Yo apenas cojo el coche para ir por la ciudad. Me ponen demasiado nervioso todos estos tipos de los que hablas. Voy caminando. Pero ahora hay un nuevo enemigo: los patinetes. Son una auténtica pesadilla. El otro día estuve a punto de ser atropellado por uno.

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    1. Comentaba hace pocos días a una compañera que, más que conducir, tengo la impresión de ir evitando accidentes en mi recorrido hacia/desde el trabajo. Si la línea de autobús fuera mejor, no cogería el coche, pero son 10 minutos frente a 45. De los patinetes mejor no hablo, que me enciendo. ¿No hay nadie en este país encargado de hacer una norma para todas las ciudades y obligar a que se cumpla? ¿Por qué van por las aceras?

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