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domingo, 19 de julio de 2020

JUAN MARSÉ Y UNA ANTIGUA ALUMNA


Juan Marsé: Agencia Literaria Carmen BalcellsEstoy leyendo que ha muerto Juan Marsé. Es raro esto de que te duela el fallecimiento de alguien a quien no conoces. Pero ocurre. Cuando escribo algo en Twitter siempre pongo el hashtag #UnoDeLosNuestros.

Hace algunos años que no lo leo. Repaso su obra y han pasado por mis ojos estos títulos: Si te dicen que caí, El amante bilingüe, La oscura historia de la prima Montse, El embrujo de Shangai, Un día volveré y La muchacha de las bragas de oro. Creo que este último, que ganó el Planeta es el que menos me ha gustado. El embrujo de Shangai y Si te dicen que caí los que más. El amante bilingüe me divirtió muchísimo.

También me gustaba mucho escucharle, cargado de sentido común y valiente como pocos. Tenía una especial guerra con ese nacionalismo obtuso y excluyente que cada vez más se instala en su tierra. Porque Marsé era barcelonés, eso sí, un catalán charnego, de lo que hizo literatura. Recomiendo El amante bilingüe para entender su posición, debió divertirse mucho escribiéndolo.

Hace unos años me ocurrió una cosa en clase relacionada con una novela suya. Estaba en un 2º ESO, intentando que un grupo especialmente difícil participase y se interesase en un tema de Educación para la Ciudadanía. Vi que una de mis alumnas -llamémosla Carmen- tenía la cabeza agachada sobre algo que reposaba en sus rodillas. Un móvil, pensé, y me fui frenético a impedir aquello. Pero no. Cuando le pregunté muy enfadado qué escondía sacó un libro, Últimas tardes con Teresa. Me eché a reír, no sabía si darle un abrazo o mandarla fuera de clase, así que opté por abrir los ojos con cara de asombro, pedirle que atendiese a la clase y que se quedase al final a hablar conmigo.

Me dijo entonces que la profesora de lengua les había hablado de Marsé y de ese libro, que se lo prestó y que “está muy bien, profe, me gusta mucho”. Siete palabras en marzo, mucho más de lo que había dicho (exámenes incluidos) en todo el curso. Carmen no hablaba, gruñía, se movía con agresividad, no tenía amigos. Vivía en un asentamiento chabolista y se mostraba impermeable al conocimiento y desconcertada, cuando no molesta, ante las palabras amables, que seguramente no recibía nunca. No traía los libros de texto ni hacía las tareas. Su letra era infame.

DIMARTS DE NOVEL·LA: " ÚLTIMAS TARDES CON TERESA", JUAN MARSÉ ...Pero algo tuvo ese libro que la atrapó. Y esa profesora de lengua encontró el resquicio para que entrase en ella algo que no fuera su terrible realidad. Yo era el bibliotecario ese curso y Carmen solía venir a por libros que le recomendaba la profesora; alguna vez se dejó aconsejar por mí, pero quien mandaba era la profesora de lengua. Compramos libros solo para que Carmen los leyera.

Carmen no aprobó nada y abandonó el instituto. Tres años después me la encontré en la puerta, en el recreo. La saludé con entusiasmo. Me dijo que estaba estudiando un módulo de hostelería y que le iba bien. Se me humedecieron los ojos. Le pregunté si seguía leyendo. “¡Pues claro!”, respondió con esa agresividad que yo recordaba y que esa vez me alegró.

No he vuelto a verla, pero me gustaría que le fuera bien. Seguro que ha leído más libros de Marsé que yo y seguro que a Marsé le hubiera gustado conocer la historia de Carmen.




Procedencia de las imágenes:
http://www.agenciabalcells.com/autores/autor/juan-marse/
http://relatsdeperfil.blogspot.com/2017/11/ultimas-tardes-con-teresa-juan-marse.html

10 comentarios:

  1. Qué bonita historia la de tu alumna. La lectura obra milagros como este. Y menudo lujo tener profesores como vosotros, seguro que a ella no se le ha olvidado el momento en que la sorprendiste leyendo a “Ultimas tardes con Teresa”. Es una novela que deja huella.
    Se ha ido uno de los grandes de la literatura. Una pena. Yo también he disfrutado mucho leyendo a Marse.
    Una abrazo.

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    1. A veces. Otras es descorazonador ver cómo "se van" estudiantes que podrían esforzarse más. La verdad es que estamos desbordados desde hace años, atendemos a muchísimos estudiantes (yo a unos 200 por curso), en orientación educativa tienen un trabajo infinito y es imposible llegar a ellos. Y la cultura del no-esfuerzo y del tengo derecho de tantos alumnos y padres colaboran más bien poco. Aún así creo que merece la pena dedicarse a esto. Si las administraciones se tomaran un poco más en serio la educación, no estaría mal. Debería ser la joya de la corona. Y no.

      Pero aquí hemos venido a hablar de Marsé, al que volveré a leer. Y creo que también lo intentaré de nuevo con alguna de sus películas. Dicen que no estaba contento, pero "Si te dicen que caí" me gustó en su momento. Y con "El amante bilingüe me reí hasta que me dolían las costillas.

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  2. ¡Hola! Creo recordar que leí también el de tu alumna, el de "Últimas tardes con Teresa", pero si te soy franca, hace ya tanto tiempo que no recuerdo ni de que iba, pero sí recuerdo que me gustó ¿no te pasa que cuando pasa el tiempo si un libro te ha gustado lo recuerdas, aunque no tengas ni idea de que trata?
    Genial la historia de "Carmen", me ha encantado saber que aún habiendo dejado el instituto, siguió leyendo con ilusión y fue capaz de buscarse la vida estudiando hostelería. Tiene que dar mucha satisfacción
    Un beso!

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    1. Es curioso, yo también lo leí hace mucho y sólo recuerdo, como tú, una sensación, un "aire", no sé definirlo mejor. De otros recuerdo la historia.

      Me gustaría creer que a Carmen le ha ido bien. Leer puliría el reducido mundo en el que nació y se crió. Supe algo de su historia que no debo desvelar aquí. Era dura. Ya estará en la mitad de la veintena. Deseo, ojalá, que la vida la trate ahora algo mejor.

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  3. Reconozco que no he leído a Marsé, pero tendré que hacerlo. Me ha gustado la historia de tu alumna. A veces hay que rascar un poco para que que entre el gusanillo. Olé por la profe de lengua y por Carmen.

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    1. Hazlo si quieres, claro. Como siempre digo, el tiempo es limitado y cada cual elige sus lecturas. Prueba a ver. No todos los libros son para todos los lectores.

      La profe de lengua encontró un resquicio y lo aprovechó. Y Carmen entró por ahí. Ojalá le vaya bien.

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  4. Bonita historia la de "Carmen". Esperemos que le esté yendo bien y que salga adelante, creo que esas son las historias que le dan sentido y valor al trabajo docente.

    Hace tiempo oí decir a un escritor que los profesores, los buenos, son los héroes de ahora y que de su labor depende que podamos tener esperanzas en el futuro. Imagino que hay muchos otros héroes, y más en estos tiempos...

    Dicho escritor contaba también que hace años había asistido a una serie de conferencias dadas por el propio Marsé en Barcelona, cerca de la Universidad, para analizar toda su obra. Apenas hubo publico. Tampoco profesores.

    Creo que es la curiosidad, el conocimiento, la cultura, la educación, lo que puede salvar a Carmen... y a todos.

    Gracias por recordárnoslo, un abrazo, Atticus.

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    1. Yo también lo espero, Miguel, aunque la vida puede ser muy perra y Carmen tenía muchos número para que le fuera mal. Ojalá me equivoque. En todo caso, como ayer oí a Antonio Soler, leer hace que ese mundo asqueroso en el que vives se suspenda por unos minutos y pasas a vivir en otros.

      Por lo que dices de las conferencias de Marsé, cuando llegué a la ciudad en que vivo, una capital de provincias, se anunció una conferencia del poeta Ángel González. Conté a los asistentes: 32. Hay más profesores de Lengua y Literatura en los alrededores. Qué pena. Y la edad media de los asistentes... Dejémoslo.

      Un abrazo siempre.

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  5. Tu historia con Carmen es preciosa. A veces a los profesores nos ha ocurrido cosas como la que cuentas, la verdad es que no con la frecuencia que nos gustaría, ¿verdad?
    En cuanto a Marsé su marcha a mí también me ha dolido. No sé, me sentía próximo a él. Hasta ahora he leñido suyas "Últimas tardes con Teresa", "La muchacha de las bragas rojas", Encerrados con un solo juguete" (la más experimental y la que recuerdo menos me agradó al menos en el momento en que la leí) y, salvo olvido, "Esa puta tan distinguida" que siendo una de las últimas también he de decir que no me entusiasmó.
    Tras conocer su fallecimiento me fui a la biblioteca y saqué prestada su novela "Caligrafía de los sueños" por haber oído o leído por ahí que es de las más autobiográficas. La empezaré en los próximos días y así reviviré en mi cabeza la vida de este charnego ejemplar para los autóctonos de la Barcelona que tanto admiraba y de la que tantas veces se sintió apartado por aquellos que tanto presumen de bon seny.
    Un fuerte abrazo

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    1. A veces ocurren cosas así. Ya me gustaría a mí tener esa tecla que rindiese a mis estudiantes a la materia de la que soy responsable. Pero más bien no. Luchamos contra enemigos poderosos. La educación siempre ha sido contrafáctica y nuestros alumnos no acaban de darse cuenta de lo que se están jugando. Algunos sí, claro. Me acabo de enterar del nombre de la estudiante que ha sacado la mayor nota en la evau en mi provincia. Fue alumna mía en 2º ESO, luego no coincidimos y ahora estoy en otro instituto. Era soberbia, claro. He tenido alumnos con un talento arrollador, los tengo cada año. Pero, como les digo, les falta el eros, entusiasmo por el conocimiento. Será que no lo hago bien.

      Anoto lo que me dices de Marsé. A mí me gusta el charneguismo, el maketismo y toda hibridación cultural. Como nacionalista no me admitirían en ningún lugar. Y los del seny han perdido el seny para hacerse montaraces.

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