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sábado, 6 de febrero de 2021

SABER COSAS


Hoy he hablado con una buena amiga, de esas a las que ves con escasísima frecuencia pero con la que siempre tienes sintonía. De todo un poco; de la enfermedad, cómo no. Del trabajo, que compartimos, aunque yo tenga unos cuantos trienios más que ella.

La cosa ha derivado a la serie Merlí, que no me gusta nada, aunque a ella sí. Dice estar enganchada. Pero en el desacuerdo amistoso hay algo en lo que sí estoy de acuerdo: Merlí habla de filosofía, dice cosas de filosofía. Y ello nos ha llevado a este tema. Entre los docentes los hay que saben muchísimo, torrentes, cataratas de conocimientos, océanos. Hay otros que saben lo justito, apenas su asignatura y casi nada de lo demás. A mí esto me escandaliza y me extraña, me cuesta comprender que uno se conforme con esa minúscula parcela de realidad. Es que a mí lo que más me gusta es saber cosas. Y, como se deduce de lo anterior, cuanto más sabes más consciente eres de todo lo que ignoras, infinitud inabarcable que necesitaría un millón de vidas para rascar una ínfima parcela de lo que es posible conocer.

Me gusta mucho hablar con esos compañeros que saben de lo que yo no sé. Me gusta también cuando me preguntan y me conceden competencia en lo mío -tengo el síndrome del impostor desde que empecé a dar clase-. Lo mejor son esos momentos en los que nos juntamos la de Matemáticas, el de Lengua, la de Inglés, los de Historia, el de Física y la de FOL, que estudió Derecho pero dice que no es abogada. Pocos trabajos tienen esta posibilidad: tomar café juntos y alguna comida de vez en cuando, muy de vez en cuando. De hecho, hace casi un año que no nos reunimos. Y lo echo de menos. Porque, como les dije un día a mis alumnos, a mí lo que más me gusta en el mundo es saber cosas.

Pero tenemos una ministra y unos asesores cantamañanas, expertos en la nada absoluta, que quieren acabar de un plumazo con el saber enciclopédico, la memoria y todas esas cosas que constituyen el conocimiento. O sea, que quieren acabar con la inteligencia y, de paso, con esas personas (profesores, estudiantes) empeñados en saber cosas. Ese peligro.



Procedencia de las imágenes:

https://conceptodefinicion.de/saber/

https://www.pinterest.es/pin/195414071311676791/


8 comentarios:

  1. Efectivamente. Cuanto más sabes, más fuerte rival eres. Me refiero a los de arriba, que se empeñan en conseguir borregos que digan "sí wanna" a todo y no se cuestionen nada. Yo también soy curiosa por naturaleza, y al igual que a ti, me escandalizan esos docentes que casi no saben de lo que hablan. Creo que esto lo ha traído el intrusismo laboral y el todo vale con tal de que los alumnos estén en las aulas y no en casa.

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    1. No sé si entiendo bien lo que dices en la primera cuestión. No hablaba "de los de arriba" sino más bien de los de abajo, de los que pisamos aula varias horas cada día. Creo que debemos ofrecer conocimiento y no sucedáneos, jueguecitos, ecos de sombra de humo de saber y demás anomalías que nos intentan imponer.

      No diré que muchos, pero sí que hay algunos de esos. Juegan a ser profesores, coleguillas de sus estudiantes, animadores culturales. Creo que no es esa la función de un docente, aunque vayamos contra la realidad. Eso, por cierto, no es contradictorio con que la clase sea entretenida, al contrario, siempre y cuando los estudiantes tengan claro a qué se va. Y los profesores.

      Lo del intrusismo no sé tampoco qué es o a qué te refieres. Si es a que un no especialista de una asignatura para la que no está capacitado, es atroz, una estafa intelectual.

      Me jubilaré sin aceptar nada de esto. A los más jóvenes os esperan tiempos duros y habrá que pelearse por mejorar la enseñanza, que no es lo mismo que cambiarla. De momento, si me necesitáis el tiempo que aún esté aquí, estaré en la pelea por la mejora porque es la pelea por el conocimiento. You know, saber cosas...

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    2. ¡Hola! La verdad es que a mí me encantó esa serie, más que nada porque hace reflexionar y motiva mucho a querer aprender y a tener curiosidad por las cosas, tuve tanta que al final leí "El lobo estepario" que se menciona en la película, creo que hay series, películas, personas, que nos hacer ser curiosos y querer aprender y eso me parece increíble, también me has hecho reflexionar sobre lo que has contado, aunque tengo que decir que es muy difícil cambiar la perspectiva de todo el mundo e intentar que quieran aprender y querer saber más cosas o tener ambición, en general, nada pinta bien, la verdad. Un saludo.
      Posdata: me quedo por tu blog y te invito a pasarte por el mío.

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    3. Pues a mí, ya lo ves, no mucho. No obstante, en todo hay algo que aprender y no diré yo que es una basura, porque no. Leí "El lobo estepario" de joven (lo que ya no soy) y no he vuelto sobre él. Sí he releído "Demian", sin gran placer, pero todo tiene su edad.

      De todos modos, yo no pretendo que nadie cambie de opinión. Bueno, a veces sí, pero esto suena arrogante. Quiero decir que con usar la razón me vale.

      Entraré en tu blog. Gracias por venir.

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  2. Estoy de acuerdo, aprender es una de las más bellas actividades que podemos hacer. Aprender y compartir lo aprendido, pero todo ello con sensatez.

    También estoy de acuerdo con tu opinión con respecto a la ministra y sus asesores que ampliaría a muchos más gobernantes en muchas autonomías, si no todas.

    Hay decisiones de nuestros políticos difíciles entender, uno de ellos puede ser el de la política lingüística y la incorporación del inglés a las aulas. La idea puede ser muy buena, pero ¿y la forma en que se aplica?

    A pesar de todo, estoy convencido de que no podrán acabar con la inteligencia ni con las ganas de aprender, esa semilla la tenemos todos dentro y siempre habrá alguien, aunque sea en la resistencia, dispuesto a regarla..

    Un abrazo, Atticus.

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    1. De lo mejor, claro que sí. Pero hay quien se conforma con la ignorancia y hace bandera de ella. No es lo malo ser ignorante, sino este pavoneo de quien cree que su ignorancia vale lo mismo que el conocimiento. Hay que seguir. Un abrazso.

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  3. Coincidimos plenamente, a mi también me gusta saber cosas, no me canso nunca de buscarlas.
    No he visto nunca Merlí, pero conozco al asesor del guionista que es profesor de Filosofía en la Universidad. Casualidades de la vida.

    Un abrazo.

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    1. Creo que hay algo común en buena parte de los que andamos por aquí. Yo no sé de nada mejor, pero igual soy yo el que se equivoca.

      Respecto a Merlí, creo que es lo mejor, su contenido, el hecho de que hay alguien detrás que sabe. Mis felicitaciones. Por cierto, el doblaje al castellano es lamentable.

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