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miércoles, 5 de junio de 2013

MALTA (RELATO)

Coeliquore convocó su Concurso de Relatos en la tercera y (dice ella) última edición. Como su jurado de filólogas ha tenido a bien concederme el premio mayor (la extra de Navidad, me dijo), transcribo con su permiso el relato que envié y que también está disponible en su blog, junto con los demás. Gracias en todo caso.


MALTA

Algunas conversaciones parece que van a prolongarse, pero son clausuradas por detalles como que los asientos del avión están en puntos extremos. Mientras esperábamos para embarcar habíamos bromeado sobre sus calcetines; los amigos con los que viajaba se habían reído con expresiones que sonaban recurrentes. “A mí me gustan”, le dije. Hablamos de cómo visten hombres y mujeres, de que los años añaden indiferencia a las opiniones ajenas, de lo que se espera de nosotros según profesiones o circunstancias. Mi sitio estaba en la fila 9, ventanilla. Le miré mientras se perdía al final del pasillo. No dije nada.

Mi hermana Laura reside en Malta desde que estuvo allí de Erasmus. Tiene un novio con el que vive intermitentemente. Me invitó o me invité, ya no recuerdo. Llevo más de un año triste; Laura cree que tengo depresión, pero es sólo tristeza, un estado del alma que no me anula, pero me ralentiza. Me gustan los calcetines estrafalarios y me fijo en los hombres que los lucen, veo en sus ojos un desdén divertido hacia el mundo y las convenciones. La conversación era deliciosamente banal; él tenía una sonrisa inocente y palabras limpias.

Laura me llevó a ver algunas ciudades de Malta y en Medina lo encontré de nuevo. Me volví hacia ella y le di torpes explicaciones: “El del avión”, sin tan siquiera saludarle primero. Y él añadió, aún con mayor turbación, que Malta es una isla muy pequeña, que es fácil encontrarse, que no hay tantos sitios que visitar. Estaba menos cómodo que en la sala de embarque del aeropuerto y sus amigos sonreían preparando la guasa posterior. “¿Qué calcetines llevas hoy?”, oí cuando estábamos ya a unos pasos de ellos, tras despedirnos confusamente.

No volví a verlo. Laura vive a las afueras de La Valeta, una ciudad melancólica que parece puesta por la Historia a los pies del mar para preparar batallas o rodajes. Es una ciudad vacía en cuanto se pone el sol. Muy hermosa en su soledad en la que ni siquiera el Mediterráneo hace suficiente ruido. Quería pasear por la noche por sus calles, sola. Un taxi me dejó en el centro en pocos minutos. El tiempo corre más despacio en una ciudad desierta, incluso en sus arterias principales. Laura me había dado un par de direcciones donde acuden los escasos noctámbulos malteses. En uno de ellos, un pub de aire británico, tres músicos interpretaban con elegancia versiones de temas de Oscar Peterson.

Era posible, o yo lo creí, encontrarme con él de nuevo. Pensé que a hombres así (¿así cómo?) debía gustarles el jazz. Y también el vino blanco que me tomé, muy frío; tal vez hubiéramos compartido una botella y hablado en susurros. Era posible que en un lugar tan pequeño dos personas se encontrasen una y otra vez, (como una gozosa condena, pensé entonces). Pudimos recorrer juntos las calles que olían a mar, pero no dije nada cuando aún era tiempo.

Miré muchas veces hacia atrás mientras aguardaba mi turno en el control de entrada al avión. Otra vez la fila 9. No regresó ese día.

Las tardes siguientes me planteé volver a Barajas y esperar la llegada del único vuelo desde Malta: una isla muy pequeña en la que es fácil encontrarse.

Pero no lo hice. Qué decir entonces.


14 comentarios:

  1. Felicidades de nuevo. Es para mí un honor. Tu relato es absolutamente preciosos. Y, ya puestos, por pedir, me gustaría que un día de estos también publicases "9/11", con el que ganaste la primera edición del concurso.
    Sí, en principio no habrá más concursos. Quería hacer tres ediciones y publicar un librito este verano dividido en dos partes: los 10 ganadores y mis 10 mejores relatos. Ya veremos cómo resulta, no sé si será viable.
    Ah, olvídate de la extra de Navidad, que con los recortes se ha suprimido. Te enviaré el libro de Borges y ya está.

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  2. No, Coe, si decía lo de la extra de Navidad por el comentario de un amigo. El relato, como muchas ideas, surge en un aeropuerto, y el comentario se produjo, y yo llevaba los calcetines de la foto. Los amigos se cachondearon un rato largo... y ahora me reclaman repartir el premio por formar parte de él, algo así como derechos de autor. Por eso les dije que era la extra. 0 dividido entre los que sean siempre da 0, es lo que tienen las matemáticas. Así que les he dicho que unas páginas del libro por cabeza y a correr.

    Ánimo con el libro. Es una buena idea. Y el honor es mío por estar dentro, con la cantidad de escribidores de calidad que visitan tu bitácora.

    Publicaré también "91/11", ya que también me lo permites (aunque sea mío, creo que está bien pedir permiso, al fin y al cabo era para tu concurso). Pronto. Aunque aquí me pedirá derechos GreenEyes, que fue mi primera lectora, la que me animó y la que puso un par de "peros" pertinentes que me permitieron borrar lo que sobraba y desarrollar otras cosas.

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  3. Escrito con buen pulso, con contención y simplicidad a partir de un detalle banal para la cotidianidad pero no para la literatura.

    Con un dejo melancólico, lánguido y pálido.

    Enhorabuena, Atticus.

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    1. Gracias. Un día nos explicas lo de "pálido". Porfaplis.

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    2. que soy algo sinestésico va a ser

      y la narración tiene algo de lentitud, atardecer, olor a algo suave, dulce, color crespuscular: sabor a algo pálido como agua de colonia diluida y tiene un tacto leve como a frufrú pero sin estridencias

      y como una percusión suave (con un bajo): y es como despertar de una siesta y besar el pliegue de las tetas de una novicia recién sacada de un baño lustral, no sé, algo así

      ¿qué más, rey de los templarios?

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    3. ¿Pero no me lo debo tomar a mal? Es que, así a bote pronto, parece la defición (versión extendida) de "cursi". Y te advierto que al Gran Maestre no hay quien le tosa...

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    4. el Gran Maestre ése es un mariquita chuequero: tú a las teticas de la novicia, brother, bocatto di cardinale, ja, ja, ja :::

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    5. Sí, sí... Tú espera la visita del espectro de Jacques de Molay, enchuecado si quieres, pero tú ármate de buenos libros de filosofía alemana (arrojadizos) y de un par de frases de esas con veinte líneas y ninguna coma. Ya te visitará, ya. Le voy dando tu dirección.

      Por cierto, los fundadores de La Valeta no fueron los templarios sino por los Caballeros Hospitalarios (que también tenían Gran Maestre, naturalmente). Te lo mando también.

      Y me pongo con la novicia. El tamaño intrasostén no importa.

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  4. Me encanta. Me ha llamado la atención esta frase referente a la depresión "un estado del alma que no me anula, pero me ralentiza". Creo que a partir de ahora me voy a fijar más en los calcetines de los hombres, jeje.
    Felicidades Atticus y un besote

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    1. Me alegro. Gracias. Pero la cita que te gusta no se refiere a la depresión, sino a la tristeza. Porque la depresión es devastadora, y esa no ralentiza el alma: la liquida.

      Harás bien en fijarte en los calcetines. Ya dije en un comentario anterior que son la prueba del algodón para saber si una mujer te quiere de verdad. Cuando te quitas la ropa y sólo te quedan calcetines estrafalarios a ella le da la risa, natural; si aún así hay tema, es que te quiere. Si no, es que sólo anhelaba sexo (en cuyo caso hay que quitarse los calcetines con urgencia).

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  5. Felicidades, de nuevo. Ya te dije en persona que me gustaba mucho, pero te lo vuelvo a decir.

    Por cierto, los calcetines dan para mucho, incluso para relatos...
    Besos

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  6. Pues gracias de nuevo.

    Los calcetines son una prenda espantosa, sin gracia ninguna. Por eso precisamente hay que ponérselos con atrevimiento y donaire, además de galanura y ostentación. La literatura se nutre de cualquier cosa: lo importante es el cómo. ¿Qué importancia tiene el tema en los textos de Borges? ¿De qué, sino de un chiflado, habló Cervantes? ¿Qué es "Cumbres borrascosas", sino la narración de unos ardores? ¿No es cierto que en "El extranjero" se cuenta la historia de un pasota? Y así sucesivamente. Para narrar maravillas prefiero los documentales de La 2. Creo que la literatura consiste en narrar maravillosamente.

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  7. ¡Enhorabuena, Atticus! Me he alegrado mucho al saber que eras tú Ludwig Bertie! ¡Mira que te curraste el seudónimo! Los calcetines de la foto... ¿Son tuyos?

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    1. Estaba a huevo: dos amigos: Wiitgenstein y Russell.

      Los calcetines son míos, los genuinos, los originales, los literarios.

      Gracias. Viniendo de ti es un halago.

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