Por razones largas de explicar, estoy viendo un partido de balonmano femenino. Las chicas deben tener en torno a los 16 años. Juegan bien, son rápidas y fuertes, se empujan, se miran con fiereza. Una de ellas cae al suelo y se aprieta las costillas con gesto de dolor. La parte derecha de las gradas ruge, aúlla, se levanta de un salto e increpa a los árbitros y a las jugadoras contrarias. Insulta gravemente. La jugadora que ha caído es cambiada y se sienta en el banquillo apretándose el costado. La causante del dolor va hacia ella y le dice algo durante unos segundos, le pasa la mano por el hombro izquierdo. Hay ternura y verdad en ese gesto. Algunos espectadores aplauden, no muchos entre los familiares de la dolorida jugadora.
Ellas entienden lo que es el deporte, la diferencia entre un contrincante y un enemigo. Pero a mi alrededor hay algunos padres enloquecidos, demasiados, de los que siempre parecen estar a punto de echar espuma por la boca. Incluyo madres, paritariamente. Veo en ellos una confusión peligrosa entre la competición y la guerra, entre el juego y la agresión pandillera. Demasiado sentimiento de pertenencia a lugares absurdos que nadie hubiera elegido en el mapa bajo un velo de ignorancia. Lo siento por las chicas, que merecen padres con ideas más claras.
Antes de que el partido termine me fijo en los gesticulantes entrenadores. Son la clave, son los profesores del deporte: no sólo han de saber entrenar ciertas habilidades deportivas, sino a saber estar, a ser. Son la clave en este peligroso juego de metáforas.
Suele citarse al tal Clausewitz: "la guerra es la continuación de la política por otros medios".
ResponderEliminarEl deporte, eso va a ser.
Alguien dijo:
ResponderEliminar"Lo importante es participar. Para mí no hay trofeo.
Lo importante es participar. ¿Por qué me cogen el último para formar equipo en clase de gimnasia?
Lo importante es participar. No sé dar toques como mis compañeros y me insultan.
Lo importante es participar. Unos pierden, otros ganan.
¿Pero por qué lo importante es participar?"
Alguien le contestó:
"Sin participantes no habría competición."
Muy guerreros os veo.
ResponderEliminarEl deporte es algo que contemplo a diario. Vivo cerca de una especie de avenida llamada popularmene "ruta del colesterol". Es obvio que no va por su carril-bici Alberto Contador, ni que los que corren por allí lucen músculos olímpicos. Su media de edad no baja de los 50, pero eso es deporte. Competir es otra cosa.
A mí me elegían siempre al final cuando era pequeño. No me traumaticé en exceso. Deporte hago desde hace unos años. Ahora que lo pienso tiene algo que ver con el hecho de escribir: en un determinado momento uno se da cuenta de que no va a ser Borges, ni siquiera Sánchez-Dragó. Pero sigue escribiendo: cartas, correos electrónicos, blogs... Renunciamos a la competición, a los alaridos y a las medallitas.
Interesante tema este del deporte. Como ya sabes Atticus, hago judo casi casi a jornada completa. estoy casi más en el gimnasio que en mi casa. Sé lo que dices de que la gente no diferencia el deporte de la competición. Son cosas muy diferentes, aun que están ligadas. Soy una persona competitiva, ¿ a quién no le gusta ganar?, pero también digo que lo primero es la persona que tienes delante. Lo importante es no lastimarle y jugar lo más limpio posible. En el deporte siempe hay caídas, lo importante es levantars ey seguir jugando.
ResponderEliminarEn el deporte pasa un poco lo mismo que en la escuela. La culpa de como son los hijos, muchas veces la tienen los padres. Si el hijo no gana un partido, se enfurecen, insultan al árbitro, al entrenador etc. Lo mismo hacen con los profesores.
Me viene a la mente un partido del Real Madrid en el que su entrenador perdió los nervios y la empendió a golpes en el banquillo. Esas personas son los ídolos de muchos niños y jóvenes y de sus reacciones dependen muchas cosas. Además un entrenador de un equipo como el Madrid debería tener mucha más seriedad y saber estar.
Saludos, Atticus.
Los que practicáis artes marciales lo tenéis claro. Eso de saludar al otro antes de emprenderla a golpes lo dice todo. Y al final, de nuevo el saludo. Perfecto: eso es el respeto.
ResponderEliminarSer competitivo es necesario en el deporte. Lo contrario es, justamente, un menosprecio del rival, tomárselo como un pasatiempo. Hay que querer ganar... pero no a cualquier precio. La elegancia es precisa en la victoria: es un rival, no una cucaracha.
En todo caso, hay deportes o modalidades deportivas en los que compites contra ti mismo: el maratón, por ejemplo. O el ciclismo tal y como yo lo concibo. Sales con un grupo, todo divertido hasta que la carretera se pone pina: entonces cada cual coge su ritmo de pedal y, despacito, comienza a subir. Y resulta que cuesta menos que ayer, o más, pero no te bajas de la bici. Te pasa uno, dos, qué más da. Cuesta llegar, aquí estoy.
Respecto a lo que dices del enfado con entrenadores y profesores, me acaban de mandar un enlace que todo el mundo debería ver. Lo incluyo a continuación. Y, por cierto, espero que Gabilondo Ángel escuche a Gabilondo Ignacio:
http://www.youtube.com/watch?v=EXqe_m1nJcs
Rachel, por favor, omite al bloguerío la narración de aquel día en que me hiciste "volar" repetidas veces. Porque me dejé, niña, que uno es un caballero.
ResponderEliminarMe encanta el deporte y competir.En las gradas canto,salto,aplaudo.Igual que cuando participo:soy toda gestos.Es una fiesta.
ResponderEliminarPero no concibo a los energúmenos.Cuando he de acudir a partidos y entrenamientos y están cerca,saco un libro:no hay mejor arma.Y,además,es arrojadiza...
Con el lomo duro, nada de edición de bolsillo. Di que sí.
ResponderEliminary si es un ladrillo infumable, mejor que mejor, duro y a la cabeza
ResponderEliminarDiscrepo: estás suponiendo que en la cabeza les puede hacer daño. Pero no, o bien por su dureza irreductible o bien por su vaciedad irrecuperable. Más abajo, más abajo. O, mejor aún, se les lee un trozo, no mucho, diez o doce palabras, con su verbo, sus complementos... El peligro es que saquen la porra.
ResponderEliminarA esta parte del bloguerío le encantaría saber lo de tu "vuelo".Así que,please,Rachel,cuenta,antes de que la imaginación haga de las suyas.O tú,Atticus.
ResponderEliminarpor dios, elenapegé, que atticus es un caballero
ResponderEliminar¡Qué buenos post escribes a veces!, desde que empiezas a leerlo te enganchan y tienes que acabarlo necesariamente. Por eso me parecen buenos, hay otros blog en los que me dejo a medias los post, no consiguen engancharme.
ResponderEliminarEn este caso, además de bien escrito, tu post es profundo y trata un tema importante: los padres y las madres (paritariamente, jajaja) con sus actos transmiten valores contrarios a los que transmiten con sus palabras y, como bien saben, los que calan son los primeros. Pero eso no sólo pasa con las madres y los padres, creo que pasa con la sociedad en general, nos quejamos muchos de los chicos y las chicas pero no son más que el reflejo de lo que somos los grandes. Y eso, por supuesto, incluye a profes y alumnos/as, creo que las aulas son un reflejo de las salas de profesores aunque esto no sea políticamente correcto y vaya contra el corporativismo recalcitrante que muchas veces padecemos.
¡Ay!, qué le vamos a hacer si a la mayoría no le interesa elegir tras el velo de ignorancia sino garantizar que lo elegido es lo que a ellos y ellas les beneficia. Como diría mi apreciada Mafalda: ¡Que paren el mundo que quiero bajarme!
Un abrazo, Montse
PD: a mí no me escribes mails, ehhhh, jajajaja.
dije dónde, no dije cómo...Coincido en que escribes post muy buenos, me ha hecho gracia lo de la ruta del colesterol en todas las ciudades están proliferando rutas de ese tipo, seguro que alguien se inventa algo para explotarlo comercialmente.
ResponderEliminarEl colesterol y su formula química que me ha recordado los años de instituto.
Gracias, Montse. No siempre está uno sembrado ni interesa a todos. A mí tampoco me intereso siempre.
ResponderEliminarEs curioso lo que dices porque estaba escribiendo en un cuadernillo y sólo quería "dejar constancia" de lo que veía, pero al colgarlo en el blog me di cuenta de que iba más allá. En efecto, va sobre la educación, sobre los modelos, sobre la necesidad de que madres (y padres) sean coherentes y no confundan cariño y apoyo con carta blanca a las tonterías de sus vástagos. Renuncien entonces a ser padres, que tiene mucho de ingrato: corregir una conducta, enseñar otra, premiar y castigar... Nada de esto es fácil, ni cómodo. Pero entra en la función de ser padre, como entran otras antipáticas decisiones en el sueldo del profesor y del entrenador. Pero hay que hacerlo.
Ya, ya, Anónimo (porfa, porfa: nick), pero damos ideas. Pacifistas que somos, mediadores de tal y cual, dialógicos de los mundos de Yupi.
ResponderEliminarGracias también. Supongo que, si no os gustasen, no escribiríais aquí. Pero gracias en todo caso. Lo malo es que, como le decía a Montse, escribir es una actividad ciclotímica, y depende también de tu trabajo y tu tiempo, de la salud, del estado sentimental. Pero se intenta, y se mejora con la práctica, sin duda.
¿Cuál es la fórmula del colesterol? ¿Del bueno o del malo?
¿ de verdad queréis saaber qué le pasó a Atticus? jejje
ResponderEliminarYa sabes,Rachel,que a mí curiosidad no me falta.Pero no sé si el dueño del blog quiere que se sepa...
ResponderEliminarMujer(es), tampoco es un secreto, simplemente una herida en mi hombría...
ResponderEliminarVenga, Rachel, tú, que a mí me da vergüenza...
tú ahí impasible el ademán, atticus, que sea la montaña la que venga a ti, que los cielos tornen su añil a magenta, que se rasguen el velo de rawls y se abran las entrañas de la tierra..., pero tú silente, enhiesto, alto en tu atalaya, aristocrático, aguilar...
ResponderEliminary si hay que llamar a los primicos, pillar la fragoneta, el puño americano, los bates del calibre 12, el manual de aplicación de tercer grado, la special smith & wesson y dar una lección a estas damas insolentes, no tiés más que decirlo y las ponemos en su sitio, contra la pared, dni en los piños y susceptibles de cacheo (profesional, favor)
jajajaja CrisC: casi que estoy por correr un tupido velo sobre el asunto y poner pies en polvorosa jajajaja
ResponderEliminar¿Te vienes,Rachel?
Pues me lo estoy pensando. jejejj.
ResponderEliminarLo de Atticus, fue que una ve lo utilicé para uno de mis entrenamientos.... y desde entonces me tiene más respeto. ajjajaj.
Lo del deporte o, mejor dicho, lo de ciertos seguidores de algunos encuentros deportivos es de tesis doctoral (si éstas fueran lo que se se supone que deben ser)
ResponderEliminarCon todo, es mejor combatir en un campo deportivo y no en un campo de batalla. Hay quien no se atreve ni a lo uno ni a lo otro, por si lo que toca es perder. Yo soy de quienes piensan, de verdad, que lo importante es participar. Incluso perdiendo, se gana. Depende de las expectativas que uno tenga y no del precio o del valor (no es lo mismo) que se ponga a la victoria.
¡Qué bien nos iría si disfrutáramos a tope todo lo bueno que tenemos al alcance de la mano sin esperar nada más!. Nada más y nada menos que eso, lo fácil, lo posible, y ¡no es poco!
Respecto a las artes marciales, ¡Virgen santa! (es un decir), ¡el juego que da tocaros la moral o... lo que sea!
Rachel, CUÉNTALO.
De acuerdo en todo, Aliénor: prefiero que el deporte sea la metáfora de la vida que de la guerra. Es cierto que al final se pierde (te mueres), pero ha sido una bonita batalla, ha merecido la pena. Eso sí, siempre habrá algún aguafiestas que diga que no, que nada tiene sentido y todo eso (nihilismo se llama), pero no es mi caso.
ResponderEliminarY los demás, no os pongáis tan tremebundos, que no hay para tanto. Simplemente, Rachel, al modo de la Teniente O'Neil, se puso el traje de judoka y pidió voluntarios. Fui empujado por manos alevosas y allí me dio lo que no está escrito, por mucho que yo meempeñaba en clavar los pies en el tatami. Y eso que a la susodicha le saco la cabeza, amén de un montón de años. Pues ni por esas, ni respeto a los mayores, ni a las canas... Nada.
Todo esto lo olvidaréis enseguida.
Enhorabuena Atticus! Elegante y caballero, ni reniegas ni te ensañas.
ResponderEliminarEnhorabuena otra vez