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sábado, 20 de febrero de 2016

DUELO POR LOS ESCRITORES

Hay días, como el de ayer, que figuran en negro en la agenda de un lector.

Por la tarde me enteré de que había muerto Harper Lee. Por la noche, oyendo la radio en la cama, escuché que se añadía al otro mundo Umberto Eco.

Lo primero que pensé es que en los dos casos son escritores de un solo libro. No me corrijáis, no, que ya lo sé.

Harper Lee escribió Matar un ruiseñor porque su potencial editor le rechazó un primer manuscrito, titulado Ve y pon un centinela. Nació entonces Atticus Finch, a quien tanto debe este blog y su autor. Hace unos meses se publicó ese libro rehusado, una precuela en la que Atticus no es el héroe íntegro, el ciudadano honesto y coherente que conocemos, sino un suave segregacionista. No sé si leeré este libro casi póstumo, sobre todo porque no tengo ganas de que cambien mi canon moral.

Umberto Eco tampoco es escritor de un solo libro, al contrario. En mi casa hay cuatro suyos y he leído alguno más. No obstante, será siempre el autor de El nombre de la rosa, novela que he releído una docena de veces. Sin embargo, fue en su siguiente obra, El péndulo de Foucault, cuando tomé la decisión de no leer nada que no me atrapase en las primeras páginas. Ésta me resultó infumable, artificiosa, de una pretenciosidad insoportable. Tampoco pasé de la página 50 de El cementerio de Praga. Sin embargo, Baudolino y La misteriosa llama de la Reina Loana me encantaron por algún extraño embrujo, porque son raros, dispersos y difíciles.

El nombre de Umberto Eco lo escuché por primera vez en las clases de Román de la Calle, allá por…, dejémoslo. Era entonces el profesor de semiología, ese italiano cuyas obras “todos ustedes conocen” o “todos ustedes han leído”, según repetía para nuestro escarnio el catedrático de Estética Román de la Calle. Obviamente, más allá de una docena de personas, nadie en España conoce su importantísima obra filosófica. Ni la conocen los apocalípticos ni los integrados…

Muchas personas ni siquiera conocen los textos de estos escritores, aunque sí las películas. Bueno, en este caso, películas más que estimables. En el caso de Matar a un ruiseñor, creo que aún mejor que el libro.

Los lectores no lloramos a los escritores, al menos yo no. Pero sí me entristece su fallecimiento. Porque hay algún tipo de vínculo sentimental. También por lo que me han dado y porque no me darán más.

A Eco y a Harper Lee sí los releeré.







11 comentarios:

  1. Harper Lee y Eco. Algo tienen que ver.

    Es un tópico aquello de que “el libro es mejor”… A mí se me caía de las manos el libro de Lee, a veces, pero la peli me sigue pareciendo deliciosa.

    En el caso de Eco es imposible superar el libro, pero el film es magnífico.

    Siempre me pareció que nuestro respetado Román de la Calle tenía un gran parecido con Eco.

    Me hubiera gustado verlo con el borsalino de Eco.


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  2. Ahora que reparo en ello..., con esas gafas tienes un aire a Atticus Finch. Estoy seguro de que a Harper Lee le hubieras gustado con ellas.

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  3. Es cierto lo de Román de la Calle, incluso que ha envejecido de un modo similar. Eso sí, que dure, que es un tipo honesto y fue un estupendo profesor, de los de antes, de los buenos, nada de trabajos cooperativos y chorradas a la boloñesa. Ahora caigo que Eco daba clase... en Bolonia. Claro, estuve allí, hice una foto en la puerta de la fac. Había una pintada que decía escuetamente "Merda".

    A mí no se me cayó el libro, pero no me provocó alaridos de placer. La peli está entre las mejores de la historia del cine. Este curso se la he puesto a los de 4º. Les ha encantado claro.

    También tienes razón en lo de G. Peck, ahora que lo miro bien. Debo tomarlo como un halago. El es más corpulento que yo.

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  4. A mí también me entristece mucho la muerte de autores que me han gustado o que me han parecido especiales, por su forma de escribir o por alguna de sus novelas. Lo primero que me viene a la cabeza es el caso de Terenci Moix (fui adicta a sus novelas de Egipto, fue un gran egiptólogo: "No digas que fue un sueño" y "El amargo don de la belleza", libros que recomiendo encarecidamente) y de Mankell (más reciente), un auténtico maestro del suspense y la novela policiaca (al menos en mi opinión).

    No leí "Matar un ruiseñor", pero la peli es maravillosa y claro que leí "El nombre de la rosa", una novela genial, igual que su adaptación cinematográfica).

    Siempre me había preguntado de donde te venía lo de Atticus ... y ahora no me extraño
    Un beso

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    1. No eres la primera que me habla de los libros de Terenci Moix, pero... no conseguí que me enganchara en un par de intentos, lo que no significa más que eso. Lo contrario que con Mankell, ya sabes.

      Lo de Atticus debiste suponerlo...

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  5. De Lee, he de reconocer que no he leído nada. De Eco, leí hace muchos años El nombre de la rosa. Para mí unos de los mejores libros de la literatura universal. El cementerio de Praga lo compré en un mercadillo, y no es la primera vez que oigo que es un libro infumable. Intentaré poder con él. jejej

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    1. Con Harper Lee lo tienes fácil: sólo publicó dos libros y uno de ellos arrastra la sombra de una duda: ¿lo autorizó de verdad la autora o fue una operación de márketing aprovechando el deterioro de una anciana?

      De Eco no he leído lo suficiente, sólo media docena de libros. Pero no te fíes de lo que dice la gente, de mí menos aún. Los lectores son únicos y su experiencia no siempre es compartible. Tampoco yo diría que "El nombre de la rosa" es uno de los mejores libros de la literatura universal; te puedo dar cincuenta títulos que me parecen mejores. Pero lo mismo que antes: si a ti te lo parece, eso que llevas ganado, porque mejor gozar que sufrir...

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  6. Procuro terminar los libros aburridos (como Rayuela) para decir por qué son malos. Laura Restrepo decía que era necesario leer malos libros para comprender los errores comunes. De Eco (sería mejor Ecco!) recuerdo sus ensayos y sus columnas. A Harper Lee la descubrí por coincidencia. Creo que los autores mueren como escribieron.

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    1. Pues... yo no. No sé qué sería leer hoy "Rayuela", hace muchísimos años que la leí. Pero recuerdo que me divirtió y que disfruté de su desordenado orden, de sus personajes hondos y estrafalarios. Tal vez algún día vuelta sobre ella.

      Siento que lo diga Laura Restrepo. Bueno, no lo siento, me da igual. No pienso leer libros malos o que no estén escritos para mí.

      No he hablado del Eco columnista, para mí excelente, de lo mejor. Y eso que a España no llega todo lo que escribía en Italia, país en el que frecuentaba los periódicos y donde los italianos lo "consultaban".

      Lo que no entiendo muy bien es tu última frase. Más bien me parece que uno se muere como la perra naturaleza nos indica y las circunstancias nos permiten.

      Gracias en todo caso por tu comentario.

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  7. De Harper Lee no he leído nada. Solo conozco la película. Es verdad, un cierto aire a Atticus Finch... Explota esa faceta. Da igual que sea más corpulento, lo importante es "darse ese aire".
    Umberto Eco. Yo tenía un profesor enamorado de la semiología (o semiótica), así que leí (antes de "El nombre de la rosa") fragmentos de "Apocalípticos e integrados", "La estructura ausente", "Obra abierta"... Era divertido Eco. Un tipo que analizaba la cultura (elitista y también popular) con un lenguaje más o menos inteligible. Era un soplo de aire fresco después de todo ese rollo estructuralista y formalista de los rusos y franceses. Ya sabéis: con Roland Barthes, ni te cases ni te embarques.

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    1. También a ti te doy las gracias... y no sé si la dirección de mi óptico. ¿Cómo se explota eso?

      ¿Así que eras tú el que leía a Umberto Eco? En su editorial te andan buscando desde hace más de un cuarto de siglo. Se sospecha que se trata del mismo tipo que andaba brujuleando entre signos, estructuras y cineastas daneses. Lo de Ronaldo Barthes es para despistar, lo sé.

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