Decía Borges (aquel
bibliotecario) en un poema titulado “Límites”: “…del alto de libros que una
trunca / sombra dilata por la vaga mesa, / alguno habrá que no leeremos nunca”.
He recordado estos versos ahora que estamos en la resaca de
Reyes, esa mixtura en la que se combinan (no siempre bien), la orgía consumista
y el deseo de obsequiar a las personas que queremos.
Yo he regalado libros, desde luego. Y para mí elegí Clásicos para la vida. Una pequeña
biblioteca ideal, de Nuccio Ordine. Tras un buen rato trasteando por la
mejor librería de mi ciudad, éste se me impuso. Primero por una muy bella
portada -no me suelo dejar seducir por eso-. Pero, sobre todo, por el índice.
Es un libro sobre libros. Algunos los he leído, otros no. Confieso de que de algunos
autores y textos no sabía nada, eso es bueno.
Esta mañana lo he tenido largamente entre las manos, lo he
olisqueado, acariciado con delectación, le he quitado la faja y me he metido en
el índice con más detalle. Me va a gustar, creo. Lo que quiere decir que me
gusta pensar que me va a gustar.
No siempre ocurre. Pero entre las cosas maravillosas de los
libros destacan las promesas que nos hacen. Nos esperan en la estantería, en la
mesita de noche, en cualquier lado. Nos llaman en silencio, sin arrogancia. Y
sabemos que algunos de esos libros por leer son para nosotros, han sido
escritos para nuestra felicidad, unas horas y la memoria infinita que dejan.
Dicen que lo mejor de la fiesta es la víspera. Es posible que
con los libros sea igual: los libros por leer preparan la fiesta, la anuncian.
Me gusta esta sensación.
Estoy revisando mi fichero de libros de 2017: 23. Desde que
llevo el registro, allá por 2000, la cifra más baja, menos de la mitad de lo
habitual. Y es el trabajo, sobre todo el trabajo. De modo que sólo voy a hacer
este propósito para el nuevo año: tiempo. Pero no voy a pedir más tiempo sino
más consciencia de que el tiempo es mío -¡y libre!- y de que si le añado horas
al trabajo, se lo quito a mi vida. Y a los libros por leer, que a veces parecen
impacientarse.
Aprovecho (con un poco de retraso) para desear a los fieles y
a los mediopensionistas de este humilde blog un estupendo 2018. De corazón nómada.
Y especialmente a Silvia, ella sabe por qué.
Tantos libros habrá que no leamos.
ResponderEliminarY tantos leídos y no que obsequiaremos exactamente por lo que dices. Ya me contarás de ésos que según Ordine debemos leer.
A ver, Atticus, ¿tú que haces con los libros que los manoseas, hueles, acaricias, les quitas la faja y les metes no sé qué en el no sé dónde. Y además dices que te gusta. Válgame.
Tampoco me extraña, hubo un tiempo en que yo leía y, fusilando al maestro Borges, entraba en cada libro como quien entra en una fiesta.
Y eso sí, no los engañes con el trabajo. No lo perdonarán.
Muchos, muchísimos. De momento estoy con el prólogo, pocas páginas. Pero "huele" bien. Ya ves que soy así de primitivo: y me gusta.
EliminarEso que dices de Borges también me gusta. Hay demasiados libros prescindibles o decorativos. Y luego están los otros: los que sacuden.
Trabajo... Menos mal que pagan.
¡Feliz 2018 Atticus!! La verdad es que la cubierta del libro es muy bonita. Dan ganas de leerlo, aunque yo tampoco suelo dejarme llevar solo por eso. Yo todavía no he hecho recuento de los leídos en 2017, pero sé que son pocos. No tengo demasiado tiempo y sí demasiados hobbies además de la lectura, por eso hace tiempo que decidí no obsesionarme con la cantidad y centrarme más en la calidad y disfrutar leyendo.
ResponderEliminarUn beso
Feliz año también para ti, Marian, aunque ya sea un poco tarde.
EliminarPreciosa portada y temo decirte que he leído muy pocas páginas aún: el trabajo lector se acumula y yo leo por placer. Empiezo otra vez a tener mucho trabajo, pero intento, como dices, no agobiarme y hacer lo que pueda. Y disfrutar, desde luego. Un beso también para ti.
Feliz 2018. Límites era el poema favorito de Borges, según tengo entendido. Y en él hay hago de cierto, los libros, las calles y los espejos que duraron esperándonos toda una vida. Al igual que tú, el 2017 fue el de menor lectura, en términos de números, quizás por la fatiga que me ha comenzado a consumir. He decidido dejar de correr, me comienza a parecer inútil. Lo cual es difícil, en una ciudad que sólo se detiene a finales de diciembre y cuya velocidad a menudo marea.
ResponderEliminarFeliz también para ti, ojalá que mucho.
EliminarMe gusta Borges, más sus relatos que su poesía, aunque algunos versos sean sublimes.
Yo corro poco, cada vez menos, ahora estoy dejando que transcurra la tarde plácidamente, trabajaré un rato, leeré si puedo.