Honradez: Rectitud de ánimo, integridad en el obrar.
Diccionario de la Real
Academia Española de la Lengua
Estos días ha escrito CrisC un hermoso post hablando de las personas que
son amables, virtuosas en silencio, de la dedicación a los demás. También he
oído/leído el caso del restaurante veneciano que ha estafado a los turistas
incautos. Está en las antípodas de la bonhomía de la que hablaba CrisC.
El tema de fondo en todo esto es esa palabra tan hermosa y casi en desuso:
honestidad.
Honesto es quien ofrece precios razonables en un restaurante, los
indicados. Tiene ánimo de lucro, por supuesto, pero no de engaño. Ganar dinero
es lo normal en un negocio. Todos hemos tenido experiencias poco agradables al
respecto. No hablo de un error, sino de un abuso. Pagué hace un par de años una
abultada factura en un restaurante (lo que decía la carta), pero me sentí estafado
porque los platos no valían lo que costaban. También he tenido experiencias
contrarias, una delicia, y lugares en los que se han portado conmigo como
cliente más allá de lo que es debido. Son lugares a los que vuelvo. Por cierto,
en Italia… y en España, en ambos países he tenido experiencias honestas y deshonestas.
Me sorprende la honestidad (cada vez
menos frecuente) de algunos alumnos, que me dicen que me he equivocado al sumar
la nota… a su favor. Me sorprende que algunos no niegan que han hecho
algo mal ni se indignan cuando les llega la sanción. Me sorprende porque no es
lo habitual. Hemos hecho de la deshonestidad guía de vida, de la hijoputez
norma de conducta, del abuso normalidad.
Uno es un antiguo, qué le vamos a hacer, un kantiano irredento, incluso un
poco judeocristiano en estas cosas. No estoy libre de pecado, de tal manera que
no tiraré la primera piedra, pero ahí es justamente donde me meto (bajo una
piedra) cuando alguien me pilla en un renuncio. Lo aprendí de pequeño, son esos
tatuajes morales que no se borran. No veo la razón.
Procedencia de la imagen: http://pruebadehonestidad.com/pruebas-de-honestidad-armstrong/
Me gusta la honestidad, me encanta encontrarme y cruzarme por la vida con personas honestas y más cuando estamos tan acostumbrados a que a la primera de cambio nos den gato por liebre (hay que ir con pies de plomo). Y lo que tú dices: lo que no es habitual nos llama tanto la atención..., aunque no debiera ser así. Lo habitual debería ser la honestidad.
ResponderEliminarBesos
Ir de cara, ser francos, no manipular, no mentir, no instrumentalizar, no tener intereses bastardos... Demasiado bonito para tratarse de este mundo. Por eso lo normal es lo extraordinario. Qué pena. Besos.
EliminarLa honestidad, tema difícil porque ante todo no es fácil serlo ante uno mismo. Y no sé por qué coinciden las sociedades latinas en ser las mejores representantes de los males de la falta de transparencia. No es nuestro invento la mentira y la trampa pero si nos une culturalmente. Borges escribía en un epílogo la curiosidad que le causaba la excesiva transparencia y pudorosa búsqueda de la rectitud, de los estadounidenses del norte.
ResponderEliminarDas en el clavo: muchos predican la honestidad... para los demás. La coherencia personal es rara avis. Comparto contigo esa percepción de las sociedades latinas. Desconozco qué ocurre en EEUU, pero en la Europa del Norte parece que la cosa es menos corrupta que en el Sur. O será la percepción de un sureño poco orgulloso.
EliminarMe pasa lo mismo, Atticus. Aunque yo no esté a la altura, al menos no siempre, me asombra la honestidad en los demás.
ResponderEliminarRecuerdo hace más de seis años que fui a una tienda de bicicletas a comprar aceite. Cuando me disponía a pagar el producto que había elegido, el vendedor me contuvo diciendo que tenía otro mejor, costaba mucho menos, y se tomó su tiempo para explicármelo. El hecho de recodarlo a pesar de mi horrorosa memoria significa algo.
También me llama la atención que un alumno pida que se le baje la nota, es algo bonito, y me dan ganas de subírsela. Me gustaría además que estos alumnos fueran de los más despiertos...
Creo que es importante tratar de ser honestos, y también hablar de estos temas, algo que tú y CrisC propiciáis con vuestro esfuerzo al crear este tipo de espacios.
¡Un saludo!
Esos vendedores son una maravilla. Su honestidad comercial es un argumento de compra poderosísimo, fideliza al cliente más que ninguna otra cosa. Al revés sucede lo inverso, es fácil de comprender.
EliminarLo de los alumnos me ha ocurrido pocas veces, pero alguna sí: gente buena, educada en la honestidad.
Gracias por tus palabras.