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miércoles, 9 de febrero de 2022

POSTUREO

Fingir lo que no es.

Disfrazar la realidad, ocultar. Ser positivo.

Mi primer contacto con el postureo docente lo tuve allá por… Ejem… Era un colegio privadísimo en el que no existía el fracaso escolar porque aprobaba todo el mundo. Que supieran o no era otra cuestión. Según el jefe, la clave estaba en la motivación. “Motivación, motivación y motivación”, nos repetía el público y en privado, nos arengaba. Uno de mis compañeros se atrevió un día a preguntarle cómo se aplicaba lo de la motivación. Sin despeinarse respondió: “Pues está muy claro, por la vía de la motivación”. Con un par, claro que sí.

Ese tipo nos organizaba cursos de supuesta formación en el que indocumentados que no pisaban un aula ni por casualidad nos decían lo que había que hacer en el aula.  Lo del cómo ya no tanto. Entrar en las condiciones materiales parecía como de marxistas.  De hecho, la explotación laboral era la norma, pero eso… Bah, pelillos a la mar, lo importante es la vocación, la entrega, la motivación…

Un momento: ¿quién motiva al motivador?

Han pasado muchos años de aquello. De hecho, estoy más cerca de la jubilación que de otra cosa. Y el postureo no ha hecho más que crecer. Seguimos con lo de la motivación. Añadimos palabros nuevos: competencia, implicación, implementación… Añadimos papeles, muchos papeles. Y los que estamos a pie de obra sabemos que hay que discutir -de nuevo- de las condiciones materiales de trabajo, de la ratio, de la carga docente, de los medios…

Y eso no.

Hacemos un curso (obligatorio) de riesgos laborales y después nada de lo que hemos visto se cumple. Protestas y se ríen. El curso y basta. Nos mean en la cara y dicen que llueve.

Esa transmutación de las palabras es una traición a la verdad. Y arrasa con todo.

Y ellos tan satisfechos. La lluvia no cesa.



Procedencia:

http://www.ahoracriticoyo.com/2015/05/10-megaclasicos-para-el-postureo.html

7 comentarios:

  1. Motivación, motivación, motivación..., seguro que esa es la clave, ya te digo, jaja, con un par y burocracia y postureo máximo para aderezarla. Si yo te contara del postureo que ronda mi trabajo, dinero que le sale a la institución pública de turno por las orejas, pero total desinterés por arreglar lo que se rompe, el edificio cayéndose, ventanas que no se pueden abrir porque se rompieron antes de la pandemia y nadie quiere arreglar (seguridad máxima ahora en tiempos covid, con una sala hasta arriba de estudiantes que se quitan la mascarilla cuando te das la vuelta y encima sin vigilante de seguridad que has pedido mil veces y siempre te deniegan, algo inentendible en un edificio público, y ventilación mínima), un arco de salida (el que sirve para que piten los libros si sales sin prestar) que hace años no funciona y han decidido no arreglar. Pero eso sí..., oye, que va a venir la alcaldesa..., todo tiene que parecer impoluto, que no se noten los estropicios, ¡viva el postureo!!! y todo eso a nosotros los trabajadores pues nos motiva, ufff mucho.
    En fin, que me pongo mala, a mi, que me gusta hacer bien las cosas, que siempre había sido muy perfeccionista en mi trabajo y responsable, pues llega un momento que la desmotivación es máxima, y que ya todo te da igual, que lo único que te importa es hacer bien el trabajo que te toca, sin implicarte nada, cubrirte las espaldas para no llevarte broncas de los jefes y ya y los usuarios si quieren que pongan quejas (que por desgracia nunca ponen, una pena porque esas quejas son las únicas que surten algún efecto, porque el usuario siempre tiene la razón, ya sabes y hay que cultivar el voto, pero lo que digamos los bibliotecarios se lo pasan por el forro)
    En fin, Atticus, perdona este desahogo, quizás he hablado demasiado, pero me he quedado muy a gusto
    No sabes como te entiendo...
    Besos

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  2. Ninguna disculpa...
    Nada nuevo bajo el sol. Por desgracia.
    Aprendí bien pronto que el arte del postureo precisa de la neolengua o de la desfachatez más absoluta. Temo que ahora tenemos las dos. Lo pagamos todos, pero sobre todo aquellos a los que no nos da igual, aquellos que queremos que las cosas sean mejor, no solo que digamos que lo son: que lo sean.
    De modo que créeme si te digo que te comprendo, que sé lo que escribes porque mi experiencia es parecida.
    Así que solo te puedo mandar un abrazo solidario de este funcionario docente que no quiere pasar de todo ni que todo le resbale.
    Besos.

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  3. Ahora nos obligan a hacer un curso de digitalización. No hay medios para ello. Ah sí, tu propio ordenador y tu propia wifi ( si no lo haces presencial) ¿De verdad nos va a servir para algo? ¿Para postureo, como tú dices? El caso es que es trabajo, trabajo y más trabajo con las mismas condiciones, que en la mayoría de los casos, no son las adecuadas.

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  4. Me sé de uno (bueno, de tres, por cierto dos de ellos jefes de estudios; el otro quien esto escribe) que no hicieron aquel curso de riesgos laborales. La única preocupación de nuestros empleadores al respecto era que hiciéramos aquel curso, que lo de paliar los riesgos cuesta dinero. Y así seguimos. Imagino que supones lo que voy a hacer con el plan de digitalización. Primero denme el ordenador y luego ya si eso hablamos. Por cierto, los problemas de la enseñanza no se solucionan con un plan de digitalización, sino con otra inversión más patriótica (no la única, claro): bajar la ratio. Pero y lo que vende lo de los ordenadores...

    Sí, vende. Porque lo venden a la sociedad y porque detrás hay un negocio importante.

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  5. Era Hume el que decía que el discurso sólo pretende justificar lo decidido emocionalmente?
    Si es así, queda aclarado en qué consiste el postureo, en usar mal las palabras para intentar justificar algo absurdo.
    No sé si he mezclado ideas, o no fue Hume, sino Luck Skywalker...
    El tema es que cada año que pasa me fío menos de las palabras, de las mías y de las de los demás.
    Están mal inventadas, o mal utilizadas.
    Desde que dejaron de ser sonidos y se convirtieron en interpretables... Mala barraca.
    Hoy estoy pesimista, creo.
    Si estuviera optimista diría que, sin ellas, no podríamos disfrutar de las vivencias de otros.
    Pero creo que hoy estoy pesimista.
    Cosas de febrero.

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  6. Fue Hume. Aunque creo que la palabra es lo único que tenemos, no sé si lo mejor. En todo caso, que alguien emita sonidos no significa que tenga razón. Lo que se dice no siempre tiene referente verdadero.

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  7. Es difícil mentir emitiendo únicamente sonidos.
    Tener razón.
    Ese es otro debate.

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