Siempre que
leo un libro intento ampliar información sobre él. Me entero así de que Fuegos con limón fue la primera novela
que escribió Aramburu, con 40 años, aunque no su primer libro, que fue La letras entornadas. En una crítica en El país (abajo) leo una serie de datos
sobre el escritor que reafirman que el tono autobiográfico que me parecía tan
evidente en Fuegos con limón tiene
fundamento.
La novela
transcurre en San Sebastián a finales de los años 70. Un grupo de jóvenes,
algunos simplemente adolescentes, otros en la veintena, se reúnen de un modo
bastante peculiar para fundar un grupo surrealista, La placa (trasunto casi
homófono de CLOC, el grupo igualmente surrealista del que formó parte Aramburu
por esas fechas). El extenso libro (más de 600 páginas) es a la vez crónica social
y crónica individual, un libro de personajes y su circunstancia.
En esa
época, ETA ya hacía de las suyas y se preparaba para sus años más duros, los
ochenta. ETA está en el libro, se la nombra, pero también se la ignora deliberadamente.
Lo mismo ocurre con el nacionalismo más moderado y, por supuesto, no asesino: Aramburu nos lleva a otra cosa, a
contarnos historias de unos tipos estrafalarios que ningunean el nacionalismo y
hacen mofa de él, que incluso es tratado un par de veces como un peaje molesto,
pero no algo que les concierna directamente ni que sientan como propio. Su patria es la literatura, no el confuso y
errático mundo de las esencias identitarias.
Sin embargo,
los personajes no son exactamente apolíticos. En el último tercio del libro
aparecerá una deriva del grupo más estrictamente política con la aparición de
Rosa. Pero también hay escarnio del marxismo: un personaje tiene en su
habitación fotocopias del careto de Carlos Marx, una por cada muchacha con la que se ha encamado.
Es curioso
que, viviendo de una infancia menesterosa, algunos de ellos abracen el
surrealismo y no la lucha política. Estos personajes aún siguen teniendo un
presente muy duro. Concretamente, la muerte de uno de los progenitores en ambos
casos y la presencia dolorosa del otro, enfermo, alcohólico en uno de ellos
(terrible su final y la reacción del hijo).
La
literatura es, en muchos de estos casos, una huida hacia la belleza y el
sentido.
Me interesa
mucho la relación entre los personajes. Izaskun Ayestarán, la chica de familia
burguesa, reniega de sus orígenes (pero sólo de boquilla, no de cuenta corriente)
con la literatura. Se dice liberada, pero necesita desesperadamente que la
quieran. Josu Ruiz busca sentido, unidad y disciplina. Arrastra un drama
familiar y, cómo no, necesita que le quieran. Parece más sólido de lo que es,
pero no, la piel es frágil y se equivoca. Lo hace primero con Izaskun, luego
con Rosa, condenadas a odiarse, arquetipos.
Algunos
personajes secundarios son una delicia literaria. Pienso sobre todo en
Cacharrito, que con su candor y bondad natural pone un contrapunto al absurdo,
resentimiento y miserias de los miembros de La Placa. También pienso en otro,
el de más breve recorrido, el filósofo alcalaíno Raúl Albaladejo. Pocas veces
he leído algo tan esperpéntico y divertido como la estancia de este individuo
en San Sebastián y cómo se deshacen de él cuando descubren que sólo es un
vividor a cuenta ajena.
No me
extiendo más. La novela es densa, coral, difícil a veces. El lenguaje es
deliberadamente pretencioso, incluso antiguo a veces, como correspondería a
aspirantes a literatos que aún tienen mucho que pulir. Recuerda a los clásicos de
la literatura española, muy especialmente a la novela picaresca. El tono es
difícil de describir: es crónica, es drama, es comedia; qué importa.
En cualquier
caso, y una vez leídos unos pocos libros del autor, se constata en estas
páginas lo que iba a ser después.
Recomendable,
sin duda.
Reseña crítica
de La letras entornadas:
Reseña
crítica de Fuegos con limón:
http://www.revistadelibros.com/articulos/fuegos-con-limon-de-fernando-aramburu_1
Bueno, bueno, bueno, bueno...
ResponderEliminar¿cual me recomiendas de los cuatro? que sea el más liviano, por favor.
Tengo una semana libre de todo en la playa y una sombrilla.
Pues... todo depende de lo que estés dispuesto a leer. Yo te recomendaría que empezases con "Los peces de la amargura". "Patria", por supuesto. Y, si quieres algo muy divertido, la próxima (y última) entrega: "Viaje con Clara por Alemania".
EliminarCreía que tú no eras de playa. Seguro que has ido arrastrado...
jajaj, arrastrado voy a todas partes, si es que voy. Sí, creo que "Los peces de la amargura" me llaman para el debut.
EliminarUn abrazo, ya te contaré.
¡Hola Atticus! Vaya atracón de Aramburu que te estás pegando este verano ¿eh? Se ve que lo estás disfrutando plenamente y que te está convenciendo.
ResponderEliminarUn beso
Bueno, no tanto. Me he leído cinco libros, ya lo he dicho. Eso sí, un descubrimiento, muy bien todos. Ahora estoy con Domingo Villar, que también me gusta. Muchos días bajo a la playa o a la piscina y ni siquiera me baño. Pero leer al fresco, eso siempre.
EliminarInsistencias en Aramburu.
ResponderEliminarBien podrías intitular de este modo un superpost que recogiera cuantas lecturas y posts has escrito sobre el autor. O una especie de epílogo. Te regalo el título, ea, estoy que reviento de generosidá…
600 páginas, por dios (uno de ellos), estos cítricos encendidos…
San Sebastián a finales de los años 70 y adolescentes, uff, eso pinta, así a bote pronto, a que más de uno se convertiría después en una repulsiva hiena etarra. Por lo que dices, no es así. Qué extraña esa deliberada omisión, qué potentísimo ninguneo.
Alguien ha dicho que la única patria de un escritor son las palabras. Quizás por eso.
Lo de Marx, lo de los distintos Marx, tiene su cachondeo (crítico), como también conmueve la posibilidad (difícil, casi increíble) de que buscasen en la literatura un modo de estar en el mundo que no sea torturar, mixtificar, criminalizar y asesinar.
Cacharrito, creo que me gusta ese tipo.
Bueno, no os preocupís (que decía mi abuela), que sólo queda uno. Por ahora. De hecho, me he pasado a Domingo Villar, otro poli, esta vez gallego. Lástima que sólo tenga publicados dos libros; ya estoy de lleno con el segundo. Pero de Aramburu, uno más y se acabó, será en unos días. Tengo al autor también hasta el moño en twitter, porque le remito el enlace y pincha un "me gusta", supongo que sin leerlo, pero al menos tiene ese detalle con los lectores, tiene cara de buena persona.
EliminarEl día que te decidas, te gustará. Estoy seguro. Y este título también, conectarás, me juego los 2000 euros que nos va a regalar Rajoy por la patrona de Infantería.
Cacharrito tiene pocas páginas. Pero lo del filósofo gorrón alcalaíno te hará llorar. Es de lo más hilarante y esperpéntico que he leído nunca.
Venga, léelo. No hay.
Estos días he pensado en la oración de un poeta fracasado, en la película "Amelie": "Son tiempos difíciles para los soñadores". Y precisamente, sin leerme el libro, creo que quienes funden su identidad en torno al surrealismo, no pueden estar más que conectados con un sueño, en su acepción literal y metafórica.
ResponderEliminarMe es inevitable pensar en una de las guerrillas colombianas fundadas por jóvenes, el M 19. En una ocasión, jugaban frente a la embajada de Costa Rica, luego sacaron las armas y secuestraron a un grupo de embajadores del mundo. Al respecto hay una película algo vieja sobre el tema. Fueron utópicos y sobretodo muy ingenuos frente al peligro mismo que representa el enfrentamiento armado.
Como uno de sus últimos movimientos, decidieron tomarse el palacio de justicia y forzar a los magistrados a cambiar el rumbo de la nación, sin contar que el ejército volaría la puerta con un tanque de guerra. Todo ocurrió al lado de la casa del florero, donde precisamente, un par de criollos, hace un par de siglos, hicieron una pataleta que terminaría en una revolución que nos transformó de colonia a república, así sea de papel.
No conozco lo baste la historia de los países de América como para atreverme a hacer juicios. Sí conozco la historia española. Me asombra que hace no demasiado se viera en muchos países el terrorismo como una lucha romántica de unos pocos oprimidos por un país mostrenco. No fue así. En ningún país de Europa tienen las regiones un nivel de autonomía tan grande como en España. Estos asesinos enviaban a muchos países (incluidos los de América) a emisarios que falseaban la realidad y no contaban que habían asesinado niños (Hipercor de Barcelona, Cuartel de Vic), embarazadas, cocineros, concejales, policías, empresarios, limpiadoras, gente que pasaba por allí...
EliminarDisculpa, Vicky. Me enciende el tema y me he desviado de tu comentario. Además, estoy viendo por televisión lo que pasa en Barcelona. ¿Por qué todo ese odio?
Lamento mucho lo ocurrido en Barcelona, cuando muere gente inocente nada tiene sentido. No es odio, es ceguera. Y hacer ver a un ciego, es un milagro.
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