Este sábado iré a la Feria del Libro de Madrid. Lo hago casi todos los años, aunque no siempre compro, pero me gusta ir. Reconozco que me molesta un poco esa devoción por el famoso, que a menudo no ha escrito su libro, sino que lo ha hecho el correspondiente negro, que seguramente es mejor llamar escritor fantasma.
He leído que este año la invitada es Nueva York. Y eso me ha llevado a rememorar aquel viaje maravilloso que hice en julio de 2011, y que aquí plasmé en una especie de crónica personal en cinco entregas: «Crónicas neoyorkinas».
Prometí volver. Prometí llevar a mi hijo, que entonces era menor de edad, para que me acompañase al Smoke. Han pasado casi 14 años, él no quiere ir a la ciudad y a mí se me han pasado las ganas de visitar ese país nuevamente. Tampoco he conseguido que se aficione al jazz, por cierto.
He recordado especialmente la ciudad de Nueva York porque acabo de terminar un libro de Eduardo Mendoza, El rey recibe, que se desarrolla parcialmente allí. Aprovecho para decir que el libro no es, a mi juicio, un Mendoza de primera. Más bien parece escrito dejándose llevar, introduciendo personajes y narraciones sin demasiado sentido, sin que la narración progrese con un hilo. Es Mendoza, por supuesto, con su fina ironía y sus observaciones punzantes, pero está muy lejos de ser el mejor. A mí es el que menos me ha gustado y he leído casi toda su obra.
Sin embargo, he recordado otro libro de él, que leí a raíz de aquel viaje, Nueva York, muy poco conocido y agotado. Lo busco en mi modesta biblioteca... y no está. Veo que Amazon lo vende. 72 pavos. Aprovecho para pedir a quien lo tenga que me lo devuelva. O que me dé la pasta que ha debido obtener por él. Recuerdo que no era una guía de viaje, sino una serie de reflexiones en calles, plazas y gentes, una curiosidad que leí con devoción y que ojalá pueda recuperar.
Sí tengo una edición cochambrosa de Poeta en Nueva York, que leí de camino, en el avión, y a la que vuelvo a veces. Es el Lorca que más me gusta y recomiendo igualmente un disco que se grabó con versiones internacionales de los poemas de ese libro.
Tampoco tengo en mi biblioteca Brooklin Follies, libro que regalé a una mujer con la vana esperanza de ir juntos a Nueva York. Lo leí años después, no en ese ejemplar, tan desaparecido como ella. No acabo yo de entrar en ese autor, pese a que lo intento una y otra vez. Igual es por lo referido antes (psicoanálisis de baratillo).
Así que aquí estoy, en esta nublada mañana de junio, recordando aquel tiempo neoyorkino. No soy nostálgico, es raro. Por favor, que alguien me devuelva mi ejemplar del libro de Mendoza.
https://www.youtube.com/watch?v=vqU9449nwYI&list=PLaOZk80wy1COC-pWmSXp-92-NaJCQxIti
Procedencia de las imágenes:
https://www.goodreads.com/book/show/4462759-nueva-york
https://www.anagrama-ed.es/libro/panorama-de-narrativas/brooklyn-follies/9788433970923/PN_629
No conozco Nueva York, Si te soy sincera, nunca me ha tentado.
ResponderEliminarNo tengo tu libro de Mendoza. Yo de ésas, que persigue a quien he dejado un libro hasta que me lo devuelve. Hace años que no presto ni nguno; pues conozco su final.
Tomo nota de tus recomendaciones. Me gusta Mendoza, pero no me animaré con este libro que mencionas.
Un beso.
Es un ciudad maravillosa, distinta y a la vez cercana y familiar, por todas las veces que la hemos visto en el cine. Cara, bastante cara. Temo que en la situación actual a mí tampoco me apetece volver.
EliminarYo sí presto libros, salvo unos pocos, muy pocos. Y muchos de ellos los regalo, para qué si ya los he leído. Por eso hago gran uso de la biblioteca, lo que quiero es leerlo, la época de posesión se me ha pasado. Eso no quita para que me moleste que alguien crea que no me debe devolver el libro. Si quiero regalárselo, se lo diré.
Mendoza es grande, grandísimo. Este libro algo menos, pero aún así se pasa un buen rato.
Besos.
¡Hola Atticus!!
ResponderEliminarSiento no poder devolverte tu libro, la verdad que me revienta eso, que prestes un libro a alguien y nunca te lo devuelva, por cierto que me has picado la curiosidad sobre ese libro agotado y descatalogado de Mendoza, en mi biblioteca tampoco está, y de hecho solo hay disponibles 10 ejemplares en la red de bibliotecas de todo Madrid, y he visto que calor, se vende de segunda mano costando una pasta.
No conozco Nueva York y siempre ha sido como mi viaje platónico nunca realizado, pero en mente para ir algún día, claro que ahora tal y como están las cosas por EEUU y teniendo en cuenta quien gobierna por esos lares, pues como que ya lo descarté, se me han quitado las ganas
Tampoco Paul Auster es para mí, y eso que nunca lo leí, pero ateniéndome a las impresiones intercambiadas con los usuarios de la biblioteca... pues como que nunca he tenido ganas de leerle
Yo antes también visitaba la Feria del Libro de Madrid cada año, con una amiga que desapareció de mi vida, que se esfumó y ya pues tampoco es que me queden muchas ganas de ir
En fin..., quizás en algún momento nos regresan las ganas de visitar New York mas adelante, ¿quien sabe?
Besos!
Buenas. Lo malo es que ni siquiera sé a quien se lo presté. En tiempos (yo era joven) tenía una lista en la que apuntaba mis préstamos, de ese modo sabía a quien podía reclamarlos. Ahora presto a personas de mi completa confianza o los regalo, pero es evidente que algún gazapo se me ha colado.
EliminarHe de decir también que hace muchísimo tiempo alguien me prestó tres libros de Unamuno, autor con el que estaba trabajando. Eran los tiempos premóvil y aquel individuo desapareció. Nunca he tenido posibilidad de devolvérselos. Es curioso eso de algunos amigos (y amigas) que, durante un tiempo son íntimos y de repente nada, absolutamente nada. Supongo que todos cambiamos y que dejé de ser alguien interesante. Aquí en el blog también hay alguna historia así...
Bueno, no nos enfademos. Yo te diría que Nueva York es la capital del mundo, el mundo, pero ahora tampoco me apetece ir. Si fue duro pasar la aduana, ni te cuento cómo será ahora.
Besos de nuevo.
Me encanta la reflexión sobre la visita a Nueva York. Sobre el que eras entonces, en cierta forma, sobre lo que eres ahora. Y, me encanta, esta recopilación de libros donde Nueva York es protagonista... El de Elvira Lindo no lo conocía, si el de Antonio Muñoz Molina "Ventanas de Manhattan". Yo sigo sin visitar Nueva York, quizás no lo necesite. Las lecturas sobre esa ciudad, no es que las necesite, pero si que disfruto mucho con ese viaje. Un abrazo, Atticus.
ResponderEliminar