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domingo, 28 de agosto de 2011

BOLUDECES VII: INTERCULTURALISMO

Si a alguien le toca emigrar, y por lo tanto vivir en una cultura muy distinta a aquélla de la que proviene, tiene muchas posibilidades de relación con la cultura y sociedad de llegada: asimilarse como uno más, vivir en un gueto o cualquiera de las soluciones intermedias entre estos extremos.

Hace aún pocos días que estuve en el norte (de España). Además de un par de kilos y un tinte verde en la mirada, me he traído unas cuantas estampas curiosas.

Por ejemplo, esta primera en la que el grosero y zafio de turno, universal figura ésta, grafitea sus bajos deseos en una señal de tráfico, eso sí, en perfecto euskañol y en la mejor (¿peor?) tradición salidorra.


En la segunda fotografía, unos turcos han encontrado al fin el mestizaje perfecto: ¡el kebab de marmitako! O será que alguien les dijo que los vascos eran muy suyos con eso de las comidas, y cualquiera viene de fuera a decir cómete lo mío…

5 comentarios:

  1. Jejeje... sí, señor: ¡eso es interculturalidad y lo demás son tonterías!!!!
    El dibujo ese que aparece en la señal de tráfico: recuerdo que cuando de jovencita daba clases a grupos de chicos, siempre encontraba en la pizarra uno enorme. Me lo tomaba como un piropo...jajaja
    Y el kebab de marmitako debe estar buenísimo: a ver si me hago con la receta...jajaja
    Saludos en euskañol: txau!!!!

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  2. Pues no sé yo qué tiene de piropo. Debo ser de otro milenio.

    Para el kebab de marmitako te voy a presentar a un bilbaino de Estambul (sabido es que los de Bilbao nacen donde les da la gana) que lo hace mientras los derviches tocan la txalaparta, un primor, oye. Se llama Turgut Agirrecoetxea Urretamendizabaletegi. Te daría su perfil de feisbuc, pero estos euskotomanos siempre van de frente, son así.

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  3. Nada, de piropo no tiene nada, claro que no. Pero de universal, sí...ufff.
    Bromeaba.

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  4. Sí, el kebab de marmitako debe estar muy bueno, pero no sé yo los turcos si serán capaces de superar al verdadero marmitako, jejejje. La verdad es que los árabes están en todos lados y no se suelen fundir con la cultura del lugar; la verdad es que estos turcos del kebab parace que sí lo han hecho. ¿ Será por obligación? No quiero meterme en devenires políticos, ni lo pretendo, tampoco.
    Por otro lado, el señor del símbolo fálico será uno de esos miles de adolescentes que nos tocan por suerte en nuestro trabajo. jijiji. Que obsesión tienen con sus atributos. Creo recordar que a mi también me pintaron uno en la pizarra. No sabes qué hacer: ¿les regañas?, ¿ te ríes?. Opté por borrarlo y no decir nada. Por suerte no me ha vuelto a pasar.

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  5. Un buen marmitako es difícil de superar, sí. Pero la comida árabe tampoco es como para ponerse exquisitamente eurocéntrico: lo mejor es comérsela, poner los ojos en blanco y dar gracias a Dios, a Alá y al cocinero de turno. Si el nacionalismo me parece poco fundamentado, el nacionalismo culinario es una chorrada que no tiene perdón de Dios. De modo que cuscús de marmitako, paella de kebab, pizza de cocido, chop suey de polvorones y fabes con bacalao dorado. Y los puristas angelicales que se vayan al mundo platónico de las ideas. Pero ya.

    Respecto a los símbolos fálicos, chicas, ay, como hombre no sé qué decir: acompejadillos que estarán. A mí nunca me ha dado por eso, de modo que se me escapa la explicación. Yo lo he puesto por el idioma, sólo por eso.

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