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jueves, 4 de agosto de 2011

PARECIDOS


Doy largos paseos al atardecer. En uno de ellos, cansado ya, he decidido sentarme en un banco de la Calle Mayor a leer El placer de vivir (libro del que hablaré otro día). En un instante en que he levantado los ojos no para mirar sino para pensar lo leído, me ha alcanzado el ruido vitalísimo de cuatro adolescentes. Una de ellas era T., veinte años antes, con sus mismos ojos iluminados por la sonrisa. Era ella, pero antes. Antes de que llegara la perra vida y la mala gente, antes de los desprecios y de los apuñaladores de la ilusión.

Estoy a punto de acercarme al grupo, solicitar unos segundos de su tarde de verano y banalidad para pedirle que no se deje vencer. Le contaría que conozco a T., veinte años después, que sigue regalando al mundo sus brillantes ojos oscuros y sus palabras sin contaminar.

Acabo de leer en el libro lo que dice André Comte-Sponville: “conocer la propia debilidad es una fuerza”.

Niña, no te rindas.

7 comentarios:

  1. Esos momentos de pensar lo leído son una de las partes que más me gustan del proceso de la lectura. Saborear, sentirme reconocida en las palabras, abrime a una nueva mirada...
    A los apuñaladores de ilusión se les aprende a reconocer pronto. Y entonces hay que buscar un remedio eficaz para que no nos afecten su cuchilladas.
    Me gusta lo que dice ese André Compte-Sponville: tal vez deba leer algo suyo, lo mencionas mucho por aquí y siempre es acertado lo que dice.

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  2. A mí también me gusta ese instante de pensar lo leído. Suelo hacerlo por la calle, sentado en un banco cualquiera, en la sala de espera de la consulta del médico, en el autobús... Y siempre se me quedan los ojos como hacia dentro. No quiero "consumir" palabras.

    Lo de Comte-Sponville, pronto. Me acabo de terminar su último libro, "El placer de vivir". Pronto.

    Y discrepo en lo de los apuñaladores: a algunos se les ve venir, pero los peligrosos son los otros, los que parecen que quieren tu bien, pero ahí están toda la vida, porsaqueando, dinamitando toda ingenuidad. Llevan los cuchillos disfrazados de buenas palabras, de cirios, de zalamerías, de vericuetos... Qué asco.

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  3. Como me crié rodeada de apuñaladores de ese tipo que dices y siempre me he visto rodeada de ellos, ahora los veo venir: ¡me ponen los pelos de punta!!!.
    Me anoto eso de "se me quedan los ojos como hacia dentro" y "porsaqueando":¡ muy expresivas!!! jajaja

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  4. Qué foto tan bonita, con el libro abierto, ofreciéndose a ser leído... Sí, yo también creo que leeré algo de Comte-Sponville después de ver que lo mencionas tanto. Uf... voy a tener que anotar todo esto en una lista....

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  5. Me alegra tu comentario. Hay posts escritos con el corazón que, sin embargo, no parecen conectar con mis lectores y generan pocos comentarios. Éste es uno de ellos, pero me siento especialmente orgulloso de haberlo escrito.

    La foto no es mía, pero sí, muy hermosa.

    Y lo de Comte-Sponville, parece que me voy a erigir en su agente en España... Te gustará, pero no te agobies, es que yo no tengo pareja ni césped que cortar, ni mucha vida social, así que me queda tiempo para leer, escribir y mirar despaciosamente el mundo, actividades absolutamente inútiles, como alguno de estos "que no tienen tiempo" me recuerdan a menudo. Qué le vamos a hacer, uno no tiene facilidad para ocupar todo su tiempo con el loable y absoloutamente necesario fin de engordar su cuenta bancaria o llevar a su señora a carísimos sitios en lejanísimos países.

    Ya me lo dijo una vez mi madre: "Ay, hijo, con lo inteligente que tú eras de pequeño".

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  6. Pero... ¿a qué llamamos actividades útiles? ¿Útiles para qué? Las actividades más útiles son aquellas que nos permiten disfrutar del mundo y de la vida. Las que nos mantienen ocupada la mente y el alma. Al mirar el mundo despaciosamente, podemos fijarnos mejor en sus bellezas. Pero no te entretengas demasiado, no vayas a verle también todo lo malo... Es lo que tiene.

    Que pases un buen veranito... Nosotros nos vamos dos semanitas de Guada. Nos vemos a la vuelta.

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  7. De acuerdo en todo. Lo útil lo es siempre para algo, pero hay actividades que se agotan en sí mismas. No son útiles, pero sí necesarias. Buenas vacaciones.

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