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jueves, 20 de febrero de 2014

COMENTARIOS Y OPINIONES (ANÓNIMOS)

Si se leen los comentarios (anónimos) que se hacen en las ediciones digitales de los periódicos, se le ponen a uno los pelos de punta.

Viene esto a cuenta de lo ocurrido por la detención de un profesor de Filosofía y Música en un colegio de Madrid. Lo de la presunción de inocencia es algo que debió pasar a la historia hace tiempo. Por mucho que la mayor parte de los medios de comunicación utilicen la palabra “presunto”, el modo de presentar la noticia es claramente sesgado. En éste y en muchos otros casos: el espectáculo audiovisual está servido, cómo desaprovecharlo.

Los comentarios a las noticias que ofrecen las ediciones digitales de los periódicos son indicativos del grado de intolerancia e ignorancia de buena parte de la sociedad. Un individuo decía que instruía a sus hijos en que se alejasen de los profesores, profesión de proximidad con niños y jóvenes, especialmente de los “enrollados”, los más peligrosos. Otro sostenía que ese profesor seguro que era maricón porque todos los maricones son pederastas. Otro aprovechaba la “salida del armario” de una actriz hollywoodense para asegurar que ésa es la razón de que trabaje. Los hay que la emprenden a topetazos con la iglesia, los curas, la enseñanza privada, la pública o el enemigo único al que yo sabría qué hacer si me dejaran… Muy preocupante.

No se puede ser tolerante con los delitos graves, vengan de donde vengan, sin que el hecho de que los hagan “los nuestros” sea atenuante. Tampoco se puede ser solidario con la turba que embiste con las vísceras ni con la sinrazón emocional, por muy dolida que ésta se encuentre. Pero tampoco se puede tolerar que ese caudal de aguas fecales e irreflexivas tenga su hueco y su minuto de gloria bajo la excusa de la libertad de expresión.

Muchos están convencidos de que todas las opiniones son respetables, lo que no les impide arremeter violentamente contra las personas; pero es justamente al contrario: son las personas las que son respetables y sus opiniones discutibles. Racionalmente.

Me preocupa esta abyección moral. Me preocupa la falta de templanza. ¿De dónde sale tanta bilis, tanto resentimiento, tanto miedo?

17 comentarios:

  1. Referente a los comentarios anónimos de los periódicos digitales, yo he terminado por no leerlos. Yo soy catalana, y estoy harta lo que dicen de nosotros en el resto de España cada vez que se toca el tema de Catalunya (no generalizo, me remito a varios comentarios que he visto en la sección de opiniones de periodicos digitales) No soy partidaria de la censura, pero si soy partidaria de la buena educación, y sobre todo, de decir las cosas con respeto y porque realmente las crees así, no el insultar por insultar.
    Lo siento por lo largo de mi comentario, pero es que estoy muy quemada por todos este tema.
    Besos!

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    1. Primero, Laura, bienvenida. Y no hay comentarios largos, sino comentarios alargados. Este bitacorero no se enorgullece de sus tropecientos seguidores, sino de que haya discusión y aportación. Prefiero no tener comentarios a que se me llene de gente que escribe para no decir absolutamente nada o, cuando se trata de libros o pelis, para decir que no los ha visto/leído. Soy de los que cree que hay que mejorar el silencio; de lo contrario, mejor es seguir en él. Así que nada de pedir perdón.

      La censura, dices. Yo sí soy partidario. Según y cómo, claro. No se trata de silenciar al disidente, sino de acallar al intolerante. Con nuestros hijos ejercemos el papel de padres, lo que significa no permitir lo que creemos censurable y favorecer lo contrario; no les permitimos leer ni decir cualquier cosa ni palabra. Esto es educación. Y, entrados ya en cierta edad, van adquiriendo conciencia de que no todo es lo mismo y que no se puede poner al lobo a cuidar a los corderos. De eso hablo.

      Puede que lo tengamos que llamar respeto, educación. Desde luego. Hay mucha gente que se esconde tras un nick para vociferar y vomitar vocablos. No creo que sea su uso ni estoy dispuesto a permitirlo en mi blog.

      Y en mi opinión, Laura, ser catalana tiene el mismo valor que ser murciano, somalí o napolitano. Mucho o ninguno. Lo que se dice por ahí de los catalanes, además de tonterías, no son otra cosa que falacias de la generalización apresurada. Dijo Churchill eso de "¿Que qué opino de los franceses? No sé, no los conozco a todos".

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  2. Me viene muy bien esta entrada porque hace quince días tuve un "enfrentamiento verbal" con uno que yo creo que no sabía muy bien lo que decía. El caso es que se lo comió. No sé por qué motivo la gente( muchas personas) se dedican a hablar mal de mi ciudad y de los que vivimos en ella; algo nos toca a los dos. El susodicho tuvo la desfachatez o poca vergüenza de decir que esta ciudad es una mierda, que no hay nada, que es muy aburrida y que la gente es muy cerrada. Dos chicas más y yo fuimos a por él (con mucha más educación, por cierto). Lo primero esa persona es extranjera, creo que no tiene trabajo y está chupando del hermano ( percepción mía), pero eso no le da derecho a que su opinión pueda ofender otras personas que, en este caso, le estaban tratando bien. Nadie le faltó al respeto y nadie se metió con él, pero el señor tuvo que dar su opinión. Si no le gusta lo que hay, que se pire, que nadie le obliga a estar aquí.
    Todavía me dura la indignación, fíjate.

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    1. Pues... a riesgo que me malinterpretes, te diré que a mí no me gusta especialmente la ciudad en la que vives y vivo. Además de ser cómoda, no tiene demasiados alicientes: urbanísticamente es un desastre, no es especialmente monumental (decenios de desidia y errores se han encargado de destruir lo poco que había) ni tiene muchos sitios a los que ir. De todos modos, ¿comparada con qué?, ¿con Madrid?, ¿con Villalejos de los Pedruscos? Otra cosa es la gente, que ni es especialmente agradable, ni lo contrario. Hay de todo. Esa fama castellana de gente seca y desabrida tiene la misma ración de verdad que la supuesta tacañería de los catalanes o la también supuesta cabezonería de los aragoneses. Son discusiones que me dejan frío.

      Que sea extranjero, nacional o mediopensionista me deja más frío aún. No seré yo el que niegue el derecho a opinar a los foráneos. La verdad y la razón no tienen patria. Un imbécil local no deja de ser un imbécil.

      Yo no creo que haya que pirarse necesariamente. Todo depende de tu grado de hartazgo. Me parece que lo más sensato es mejorar lo que hay, colaborar críticamente, no dar por bueno lo tuyo porque es tuyo.

      Yo no presumo de orígenes. Más bien, como sugiere el título de este blog, de mis orígenes nómadas y mis múltiples viajes. Estoy más orgulloso de mis maletas que de mis raíces (en las que, por cierto, no he colaborado); me interesan más las hojas y las ramas que el subsuelo histórico. Y no me pone especialmente eso de llegar a casa, de la patria y demás.

      A mí no me ofende que alguien se meta con mi ciudad, país, etc. Me ofenden la estupidez y la intolerancia. Si vienen de un local, me ofenden; si es de un extranjero, también me ofenden.

      Valeriana. Y meditación zen. Hay otros problemas más importantes en el mundo.

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  3. Hola Atticus. Yo tampoco leo los comentarios anónimos, no merece la pena, porque además nunca he entendido a los que los dejan. Si haces un comentario, pues hazte responsable de lo que disces ¿no?
    No sé en que ciudad vivís, pero entiendo a Lady ALiena. Es cierto que hay otros problemas más importantes en el mundo, pero no me suele gustar que se metan con mi ciudad y mucho menos me gustaría oir decir que sus habitantes son cerrados. Porque no me gustan las generalizaciones. Porque en una ciudad vive gente de todo tipo: gente amable, gente borde, gente abierta, gente cerrada.
    Un beso

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    1. Vivimos en una no muy lejos de la tuya. A lo mejor no me he explicado bien. Quiero decir que no me gusta la mala educación, esas generalizaciones apresuradas (y por lo tanto injustas) que meten a todos en el mismo saco. Pero no suelo entrar al trapo. Supongo que esa persona no está a gusto, o no ha conocido a las personas adecuadas, y se atreve (ya sabemos que lo más atrevido del mundo es la ignorancia) a inducir: si conozco una, dos, tres, n personas "cerradas" (me gustaría saber exactamente qué es eso), entonces todas lo son. Debe estudiar un poco más los procedimientos de razonamiento.

      La verdad es que tiendo al desarraigo, así que no entiendo muy bien eso del patriotismo, el amor a la tierra, la pertenencia a un pueblo y todo tipo de entelequias de absoluto. Lo que no significa que me guste. Pero tampoco me gusta que la gente diga que todos los de Málaga son amantes del pescaíto frito o cualquier otro tópico.

      Me molesta que se hable mal de las personas. No tanto de los lugares. Si los "lugares" incluyen a las personas, lo acepto. Creo que cada vez me estoy explicando peor.

      A ver, lo diré de otro modo: he vivido en trece casas en once ciudades distintas de varias comunidades autónomas. En algunas me he sentido más a gusto que en otras, pero creo que tiene más que ver con circunstancias vitales que con raíces (?). A la que vivo ahora vine siguiendo a una mujer. Ella ya no está pero la ciudad sí. Estoy razonablemente a gusto. He conocido y conozco gente maravillosa. En otras, probablemente hubiera ocurrido lo mismo.

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    2. De acuerdo contigo en todo Atticus, salvo en una cosa. Yo vivo en Madrid desde los cuatro años, aunque nací en Valencia. Supongo que haber pasado casi toda mi infancia, mi adolescencia, tantos momentos vividos en mi ciudad (Madrid), hace que no pueda evitar sentir cariño por ella, quizás porque no he vivido en ningún otro lugar, siento aquí mis raíces. Pero no lo considero patriotismo, tan sólo cariño a los lugares, rincones, que tantas cosas me hacen recordar. Por eso igual son las circunstancias vitales, no las raíces, como tú dices lo importante. Pero te he entendido perfectamente Atticus y entiendo que el hecho de haber sido un poco "nómada", sea el responsable de tu "desarraigo". Aunque más importante que los lugares, son las personas y gente maravillosa la encuentras en cualquier ciudad.
      Yo también tengo la sensación de que me he explicado fatal

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    3. Bueno, Marian, tampoco vamos a estar flagelándonos. Y más en una tarde tan estupenda y soleada. Me parece que te entiendo bien; no estoy en desacuerdo contigo. Es más, Madrid tiene algo especial, no es necesario haber nacido allí para sentirse a gusto en ella, y lo del cariñó me parece más que justificado, aunque tiene también mucha aspereza y dureza en las calles (qué bien lo dijo Sabina: "una ciudad invivible pero insustituible").

      A veces pienso que me pierdo mucho cuando oigo a tanta gente hablar bien de sus ciudades, como si fuera las mejores del mundo mundial. Creo que hay algo de ilusorio en eso, pero nada de malo si eso no significa el veto a los otros.

      Te explicas estupendamente.

      http://www.youtube.com/watch?v=a7V5rwUOmhs

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  4. Ah, volviendo al tema de los comentarios, a mí no me molesta que la gente quiera guardar el anonimato, lo que a menudo es necesario. Lo que me molesta es que sirva de máscara para arrojar piedras, puñales e inmundicia. No puedo saber quién hay detrás, pero seguramente será gente corriente: estudiantes, panaderos, oficinistas, ejecutivos, curas, deportistas, profesores, parados, jubilados, sanitarios... Gente corriente, pero en absoluto normal.

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  5. Hay alguna o mucha ingenuidad en este post.

    Llama a la razón. Por eso. Es, desde luego, la excelencia del ser humano para muchos y quizás haya que insistir en ella sin desánimo. Quizás.

    Pero pretender introducir racionalidad en aquellos psiquismos que se han formado sin el concurso de la razón es una ingenuidad. Porque donde el despeñado asoma -y alguien así no da más pavor que pena-, no hay silogismos que valgan.

    Y no digo que no haya que intentarlo, no queda otra, quizás no tanto por ellos cuanto por nosotros mismos.

    Anónimos así resultan, sin embargo, fascinantes como tipo.

    Son una frontera de la condición humana y eso es siempre un caudal de datos. No refiero a esos trancos biliosos cuyos paleoexabruptos no tienen como tipo interés alguno.

    Refiero a los que sibilinos, tanto que hasta a ellos mismos se les oculta su psicopatía, muestran entre líneas su alma agria, su corazón enfermo, su espíritu amargado y su sordida cotidianidad.

    No de otro modo se explica que se lancen adonde no se les llama ni recibe bien y, a pesar de ello, llegan y potan sus esputos.

    Sin posibilidad pues de razón, en otro tiempo esto se solucionaba con padrinos.

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    1. Mira, CrisC, después de lo dicho, creo que te voy a mandar a mis padrinos. ¿Ingenuo yo? ¿Mucho? Al amanecer, tú eliges armas.

      O casi que después de desayunar, que da pereza con este frío.

      Yo no sé si la cosa tiene remedio. Quisiera creerlo, quiero quererlo. No obstante, temo que aquí el amigo tenga razón y, como dijera Camus, debemos conformarnos con no empeorar el mundo, lo que no es poco en estos tiempos.

      Me lo tomaré como un halago. Así me va.

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  6. Ingenuo, cómo no, toda bonhomía padece el síndrome.

    Armas..., una botella de vino, dos copas y a hablar de lo que importa: churris, cine, poesía, fútbol, churris (lo repetí, oisssshh)...

    Camus se empeñaba en no tener necesariamente razón.

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    1. No sé. Si crees que te vas a libras de mis padrinos, te equivocas. Ayer los mandé, pero son disipados, tomaron una copas y perdieron el avión. De modo que iré yo mismo. Tu pones las copas y la mitad de la conversación. El vino lo llevo yo. ¿Y dices que hablaremos de...?

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  7. Alucino con lo que cuentas aquí: desconocía la noticia. Aunque, bien pensado, no sé por qué me sorprende tanto: a diario se ve y se escucha de todo, como dices, en nombre de la libertad.

    Pd: hoy ya no podía más con la abstinencia lectora y he hecho la excepción con ciertos blogs. Echo de menos no leeros, no escribir algún comentario. En otro momento, leeré también a los comentaristas (eso sí, cuando pase la semana...)

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    1. A mí no me sorprende el qué, sino el cómo. A cualquier cosa se le llama libertad, y cualquier gañán cree que tienen algo que decir y que eso tiene valor. Algunos incluso se atreven a calificarlo de "reportaje", cuando no es más que cotilleo filmado o inquisición en versión postmoderna.

      Sabía yo que la droga es la droga...

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