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sábado, 5 de mayo de 2018

ABSOLUTOS


El problema no es la religión, sino el absoluto. Algunos sucenáneos o epígonos de Dios (tras la muerte de Dios) son las grandes misiones redentoras que algunos/tantos se autoinfligen/autoimponen.

La igualdad de derechos y oportunidades entre sexos me parece una obviedad que sólo discuten -es un decir- los antropoides mentecatos. Pocas causas tan justas como ésta. Que haya feministas (pseudofeministas, pues el feminismo es igualdad) odiosas sólo dice algo de sí mismas, no de la causa que dicen representar y de la que no son dignas.

Naturalmente, hay que cuidar el planeta y procurar que nuestros hijos hereden algo mejor o, al menos, no peor que lo que hemos recibido nosotros. La ecología es una ciencia necesaria. Repito: una ciencia. La pose de algunos ecologistas (no ecólogos) que convierten a la Naturaleza (así, en mayúscula) en un trasunto de Dios no me gusta nada: la Tierra, la Madre Tierra, esas cosas, lo natural como absoluto.

Soy un atlético moderado. Cualquier deporte tiene interés y entiendo lo del equipo de la tierra y las simpatías que genera nuestro equipo. Pero lo de ir con el equipo a muerte (la muerte de los otros, claro, nunca la nuestra) no sólo me parece una bobada, sino un peligro para los que somos tibios.

Porque amar a la tierra en la que vives está bien. Lo malo es cuando empezamos a concretar qué es eso, quiénes son los de la tierra y quiénes los forasteros/charnegos/maketos/extranjeros. Los de aquí y los de fuera, los que tienen más derechos que otros. Qué peligro cuando ésos empiezan a esgrimir derechos históricos (más bien histéricos), agravios que les alcanzan -parece ser, precisamente a ellos- desde la originaria e imaginaria fundación de su idílico territorio. En realidad aman tanto la tierra que la quieren toda para ellos.

Dice a menudo CrisC que hay personas que no están a la altura de la causa que defienden. Lo he parafraseado al comienzo. No debemos afear causas justísimas o simplemente opciones de vida particulares y respetable por la imbecilidad de absoluto de los que han encontrado en ella sentido y apostolado. Estas personan precisan siempre cimientos de hormigón para disimular lo liviano de sus tristes vidas. Tanto, desde luego, como la de cualquier otro.

El Absoluto es una invención humana inquietante y peligrosa. Vivir a la intemperie es desasosegador, hace frío y a menudo tu único absoluto es la absoluta soledad. Hay en el Absoluto refugio, ficción, gregarismo y sentido. No por eso es más verdadero. Las causas hay que defenderlas mejor.




Prodecencia de la imagen:
http://pt.wahooart.com/@@/8XYU6N-Rene-Magritte-O-Castelo-dos-o-Pirin%C3%A9us-


11 comentarios:

  1. Recuerdo nada más empezar la lectura del post una cita de Ernesto Sabato: “empieza a ver con horror que el absoluto no existe”. En “Sobre héroes y tumbas”.

    Tras la muerte de Dios hay hoy mucho sucedáneo.

    Y mucha y mucho penitente de etiología beata que sólo engañan a obtusos y obtusas similares. En fin, nada nuevo bajo el sol.

    En cuanto al Atleti: somos una unidad de destino en lo sobrenatural.


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    1. Eso es lo malo, que el absoluto no existe. Y entonces llegan los sucedáneos, los sucedáneos de los sucedáneos y así hasta el infinito absoluto en una espiral de supuestos trascendentes que trascienden la capacidad humana de comprender y suponen la incapacidad de vivir en la finitud.

      Nada nuevo bajo el sol.

      Y el Atleti haciendo de las suyas. Pese a lo cual ganará la final, you know.

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  2. Los fanatismos nunca son buenos, existen dos extremos diferenciados y hay veces que vale la pena quedarse al medio, ser moderado. Pienso que es mejor compartir y respetar que no ser un egoísta y quedarse con todo.

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    1. El fanatismo es la concreción horripilante de lo absoluto, la vivencia no en sí, sino para otros, por lo que no basta con sentirlo dentro, hay que hacer apostolado, por la fuerza si es preciso. La moderación, la prudencia (que por cierto son virtudes aristotélicas) pierden la batalla contra las embestidas del que dice saber lo que no puede saberse.

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  3. No me gustan las posiciones extremas. Me incomoda que me obliguen a actuar o a ser de una manera para defender la causa que sea. Me cansa la gente que para defender lo suyo menosprecia lo de los demás. Estoy harta de que me intenten imponer esto y aquello. Harta de los salvapatrias de baratillo, de los fanáticos de lo que sea, de la gente que se cree en posesión de la verdad absoluta. (Me releo e igual sueno un poco cabreada, lo siento).

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    1. Me encanta Magritte (es para darle un toque positivo )

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  4. Firmo. Firmo. Firmo.

    Los del absoluto no entienden que haya otras posiciones, hablan desde la soberbia de la verdad absoluta. Firmo.

    Lo de Magritte también.

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  5. Lo absoluto tiene un aire a extremismo, y si me permites, a copla...

    "...por mi salú yo te juro, que eres pa mí lo primero..."

    naturalmente hay que cuidar el planeta, y mantener actitudes razonables

    "...soy de tus besos cautiva..."

    naturalmente, es lícito seguir unos colores, y los del Atleti tienen su encanto,

    "...te he de querer mientras viva, compañero mientras viva....."

    pero la tierra es un planeta más, dentro de una galaxia más

    "...y hasta después que me muera..."

    que tenga alma no está demostrado

    "...que pa mi persona, no existe en el mundo nadie más que tu..."

    ni uno es rey por la gracia de dios

    "...y me duele hasta la sangre, de lo mucho que te quiero..."

    ni hay pruebas de que dios haya sido visto

    así que bendita tibiez, que te acompañe siempre, que nos acompañe.

    Un saludo Atticus.

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    1. Muchas gracias por tu comentario, tan ingenioso y elaborado.

      Los absolutos dan miedo. Su contrario no es el relativismo o el escepticismo, sino la racionalidad razonable (rara expresión). No todo es racional ni la razón lo explica todo, pero la sinrazón o la irracionalidad conduce al dogmatismo. Un horror.

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  6. El fanatismo de cualquier tipo y en cualquier época no ha traido más que desgracias. No hay un fanatismo bueno por muy buenas que sean las intenciones.

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    1. Ninguno es bueno. Ninguno. Todo comienza con la seducción de un absoluto. Si a eso le añades la incapacidad (o falta de voluntad) para escuchar, estamos perdidos. Circunstancias coadyudantes son la ignorancia, el miedo, la miseria la injusticia...

      Gracias por incorporarte a este modesto blog.

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