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domingo, 2 de abril de 2023

RELACIONES PERDIDAS


Ayer leía un estupendo libro en el que la autora recomendaba no hablar mal de los otros ni bien de uno mismo. Estoy sustancialmente de acuerdo. Ni el autobombo ni la insidia son caminos que me gusten.

Mientras pensaba en eso me llegó un mensaje al móvil. Una amiga me preguntaba por qué rompí mi amistad con S (llamémoslo así). Le respondí que no lo sé, que yo no rompí nada, simplemente él se fue, se borró de mis redes sociales, dejó de escribir por aquí, de llamar, desapareció. Le escribí un mensaje al comienzo de la pandemia, al que respondió dos días después muy seco, de esos que te das cuenta que no han querido contestar. Hasta hoy.

No es el único. Estos años han sido complicados. Supongo que nada es para siempre, ni las relaciones afectivas (también aquí tengo alguna experiencia ingrata) ni las de amistad. Algunos amigos he perdido, desde luego. Recuerdo un par que se fueron dando un portazo y, ahora que lo pienso, me parece ridículo. A otros se los llevó el tiempo y que, simplemente, cada uno hace su vida y no siempre se encuentra con otros.

Estoy recordando a un antiguo compañero de trabajo con el que creía tener buena relación. Venía a menudo a mi casa, hacíamos cenas… Él decía que la próxima en la suya, pero nunca estuve. Se fue a trabajar lejos y no volví a saber de él. En su última comunicación decía que estaría en julio, que si nos veíamos. Respondí que desde luego, cuando él quisiera, que yo iba a estar casi todo el mes. Y hasta hoy, ocho años después.

Al principio me violentan estas cosas, después no. He pasado momentos difíciles, de soledad absoluta. He aprendido a estar solo, incluso a gozar de ello. No quiero decir con esto que sea un misántropo, me gusta la compañía, la buena conversación y no le hago ascos a unas cervezas acompañadas de risas. Lo que quiero decir es que me empiezan a resbalar esas supuestas amistades que no eran tales, que hay que estar preparado para que cada cual tenga su vida.

Sí me molesta, y mucho, que, cuando hay una ruptura, el que la hace (o ella) arrastre a otros que, como si una cuestión ideológica se tratase, se ponen de su lado y desaparecen también. Pues vale, viva la personalidad y el criterio. También me sublevan esas personas que tienen tanta influencia sobre otras que acaban secuestrándolas y aislándolas de los que fuimos sus amigos; he visto algunas que han dejado de pensar por sí mismas, que han acabado por creer que su pareja siempre tiene razón, incluso contra ellas mismas.

Sin duda, y en consonancia con lo que decía al principio, seguramente no he puesto bastante de mi parte. Tengo muy claro que en cualquier relación no todos ponen al 50%, pero también tengo claro que ha de haber cierta reciprocidad, que hay líneas rojas y que eso de hacer cosas “por los demás” tiene sus límites. El yo no puede ser ninguneado.

Hay algunos amigos/parejas cuya ausencia me duele. Otros no, seguramente es una liberación a medio y largo plazo. Lo mejor. En cualquier caso, son relaciones libres y nadie puede obligar a sentir. Dejemos marchar a quien quiere hacerlo. Sin pasar factura.

2 comentarios:

  1. El tema de las amistades y de las pérdidas..., tiene mucha tela. Yo he aprendido a aceptar que las personas se marchan de tu lado, incluso esas amistades que crees que serán para para toda la vida. De hecho incluso personas de la familia se van de tu lado y no me refiero a que fallezcan, sencillamente tendrán cosas mejores que hacer que relacionarse contigo y se alejan, algunas bruscamente y otras poco a poco.
    ¿Sabes? yo era y soy una persona que me implico mucho con la gente que de verdad me importa, lo doy, lo daba todo, sin esperar nada a cambio. Pero eso ya pasó, la vida te enseña, me ha enseñado a que realmente si no hay reciprocidad absoluta, no me merece la pena y en cuanto me doy cuenta de que es así, soy yo la que se aleja. Se acabó eso de ser siempre yo la que llama a los demás, la que escribe siempre, la que siempre está pendiente de los otros, si la cosa no va en las dos direcciones, pues ¿Qué se le va a hacer? Antes me afectaban mucho esas despedidas, ahora si te soy sincera ya no. He aprendido a aceptar que cualquiera puede decepcionarte, defraudarte, incluso como te decía antes, personas de tu familia. Así que me lo planteo de la siguiente forma: el que quiera estar conmigo, a mi lado, pues que lo esté y el que no, o el que tenga otras cosas mejores que hacer o otras personas mejores a su lado, pues genial. Como te puedes imaginar, las amistades que tengo son contadas con los dedos de una mano, pero de las buenas, de las que te acompañan en la vida, esos tesoros nada fáciles de encontrar. Y ya no me enrollo mas, que menuda chapa te di...
    Tus post siempre me hacen reflexionar
    Besos

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    1. La vida es larga y está llena de encuentros y desencuentros. Nosotros cambiamos, esas personas también. No siempre en la misma dirección. Luego están esas personas que tienen la piel muy fina, que eres su amigo siempre y cuando te pliegues a ellos porque, si no, se enfadan. Pues vale. Como dices, quien quiera, que se quede y el que no, adiós muy buenas y que seamos todos felices, razonablemente al menos.

      Y gracias por tu última frase.

      Besos.

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