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sábado, 6 de junio de 2015

UNA ESTUDIANTE

Acaba de terminar el curso en 2º de Bachillerato. Los alumnos vienen al instituto para preparar Selectividad, también llamada PAU. Asisten muy pocos. Hace unos días sólo llegó una. Tiene más años que sus compañeros y su vida no ha sido fácil. Es inmigrante. Ha trabajado en hostelería, en limpieza, cuidando niños. Me dijo que estaba haciendo gestiones para poner un pequeño negocio porque estaba harta de que la explotaran, de trabajar por menos del salario mínimo. Me contó que en un restaurante de postín de esta ciudad la habían contratado de pinche de cocina, pero que sólo le daban tareas de limpieza; sin protección, sin guantes, con productos muy fuertes y tóxicos. Me dijo que una tostada se cayó al suelo, que ella la recogió y la tiró a la basura y que la abroncaron por hacerlo, así que le tocó devolverla… al plato que salía a la sala. Tenían orden de reutilizar con los refrescos de cola los trozos de limón que volvían a la cocina en los platos de pescado.

Me contó también que el jefe insultaba a un amigo suyo en prácticas, gay. Y que casi todo lo que sirven lo tienen congelado, que hay poca elaboración y mucho postureo, pese a que dicen lo contrario con mucha palabrería (he comido allí, lo recuerdo). Confesó que ella no probaba la comida del restaurante (“Mejor un bocadillo”) y añadió que alguna vez quitó una cucaracha de encima de una ensalada que, por supuesto, salió en busca del cliente.

Le pregunté medio en broma si lo de Chicote era entonces verdad. Muy seria (porque es muy seria) me respondió: “Lo que yo he visto, sí, y peor”.

Ha aprobado con cincos, no tenía curso completo, le ha costado dos años y se echó a llorar cuando le entregué las notas. Le dije que fuera a su casa, abrazase a su madre y abriesen el champán, que mañana hay que ponerse otra vez a estudiar y a trabajar, pero esas lágrimas eran de mucho esfuerzo y grandes dificultades; eran el resultado de los desplantes que ha tenido que aguantar a una edad en la que otros tienen risas y facilidades.

De modo que, cuando pongas tu negocio, iré por allí. Si es de comer, estoy seguro de que tú no me pondrás tallarines à la cucarachoie o albóndigas à la poubelle con pelusas de crianza.

Y aprueba la PAU, criatura, no me des disgustos.

14 comentarios:

  1. Es tremendo lo que nos cuentas... Me ha impactado lo de la cucaracha, lo de los limones y lo de la tostada. ¡¡Tremendo!!! Yo una vez me encontré una cuca en una ración de chopitos fritos. Nunca lo olvidaré. Eso sí por supuesto que me fui sin pagar. Pensé que era algo excepcional, pero puede que no lo sea. Igual alguna que otra nos habremos tragado sin darnos cuenta.

    Espero que esta criatura tenga suerte en los exámenes y no te de disgustos, porque seguramente se lo merece, por su esfuerzo y la gran dificultad con la que se encuentra para salir adelante.
    Un beso

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    1. A todos nos ha ocurrido algo parecido a lo de la cucaracha en el plato. Ahí es donde un restaurante marca la diferencia. Nadie está libre de problemas así, pero la reacción de los dueños es lo que cuenta. No sólo deben disculparse, deben invitar.

      No creas que las tengo todas conmigo. Por las consultas que me hacen, infiero que alguno (y alguna) saldrán con problemas. A no ser que les toque la figura del corrector madre, que también la hay. Se examinan ellos, pero yo me estreso también, y me alegro cuando les va bien como si fuera yo el que se examina.

      Ella no lo tiene fácil. Ni aquí ni en su vida personal. Pero merece el éxito.

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  2. Hace poco también me encontré una cucaracha en la comida. Se disculparon pero presentaron la factura. No volveré, desde luego.

    Y deseo a tu estudiante lo mejor. Lo merece.

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    1. También me ha ocurrido (como he dicho en el comentario anterior) algo parecido. Cuanto tuve mi primer trabajo en una gran superficie aprendí muchas cosas, pero la principal es que se puede perder una venta, pero no un cliente. Hay muchos bares y restaurantes para elegir. Si a uno no le quieren cuidar como cliente, no sé por qué tendríamos que seguir comiendo y bebiendo allí. Habiendo tanto que son excelentes.

      Yo también se lo deseo. Ojalá el martes tengamos a San Kant de nuestro lado. Sobre todo del suyo. O a San Nietzsche, que todos prefieren.

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  3. Yo hasta ahora he tenido la suerte de no encontrarme cucarachas en la comida, una en un zapato sí, la cual me acompañó aplastada por mi pie todo el día. También estuve en casa de una amiga donde había plaga de cucarachas, pero de las que vuelan, rojizas, cogías un plato y te las encontrabas en el de debajo. Un horror. Ni fumigando el piso. En fin, volviendo al post, pobre muchacha lo que le ha tocado ya ver. A mí se me quitan las ganas de salir a comer fuera de casa cuando leo estas cosas. Yo también tuve que trabajar mientras estudiaba y es muy duro, la tentación de abandonar es muy fuerte en algunos momentos, espero que tu alumna sea aún más fuerte. Bonne chance pour elle!!!

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    1. Pues qué quieres que te diga, no sé qué es peor, si encontrarse la cuca en la comida o llevarla bajo el pie todo el día. Por lo que dices, debiste ir a la zona levantina; aquí en la España profunda aún son negras, autóctonas, llevan boina y botijo y no saben de nuevas tecnologías voladoras.

      Le deseo esa misma suerte más que a ninguno de ellos; no porque nos demás no la merezcan, sino porque ella la merece especialmente.

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  4. Aprobará la PAU y aprobará la Vida.

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    1. Lo de la PAU se lo deseo. Lo de la vida... ya la ha aprobado hace años.

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  5. A mi también alguna vez me salió una cucaracha y tampoco volví.
    A tu alumna ojalá apruebe y a vos gracias por el post, estoy segura que sí ella lo lee se sentirá más orgullosa por el esfuerzo que hace cada día por estudiar y trabajar al tiempo, porque las cosas que se hacen con esfuerzo tienen doble recompensa.

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    1. Qué afición, a todos nos ha pasado algo así.

      Ojalá, sí. No creo que ella lo lea, pero aprecio su muchísimo esfuerzo; otros, con más nota, merecen menos reconocimiento.

      Ah, me encanta lo del "vos". ¿Rioplatense?

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    2. No, soy Colombiana, para más señas Medellín, como decimos por acá más paisa que la arepa... El "vos" es una forma de hablar más personal, más cariñosa, porque aunque no conozca personalmente al "bloggerio" cuando los leo se siente como si los conociera y se les extraña cuando no escriben.

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    3. Ah, perdona. Es que al otro lado del charco, lo del "vos" nos suena más bien argentino. No sabía que también se usa en Colombia. Tengo alumno de allí y nunca les he oído esa forma, que, por cierto, me gusta. Siempre he pensado que en España se tutea en exceso, y que las formas pronominales indican un tono, un respeto. Hay que usarlas más.

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  6. A mí me ha dejado impresionada el impulso de ELLA, la fuerza vital de ELLA, ELLA, ELLA, ELLA... "WE CAN DO IT!" Sé que lo logrará y sé que llegará donde se proponga. ¡GRAAAAAANDEEEEE!

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    1. Hay historias duras. Ojalá le vaya bien, en esto y en todo lo demás.

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