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miércoles, 17 de mayo de 2023

EDUCACIÓN (VIAL)

Salgo con el coche casi todos los días. Mi calle es tranquila y se puede aparcar, pero siempre hay un par de vehículos en doble fila. A veces me ha tocado tocar el claxon, es decir, molestar a los vecinos. Una vez llamé a la grúa y cuando ya lo había enganchado apareció a dueña, que me increpó porque no había pitado. Sí lo había hecho, pero la infracción la cometió ella y yo llegué 20 minutos tarde a mi cita. En un radio de 100 metros siempre hay aparcamientos libres.

Otras veces me encuentro coches abandonados en la esquina y mejor no digo nada de esos que confunden la calle con el circuido de velocidad.

Al salir de la calle en la que vivo me incorporo a una avenida. Hay un stop que debo hacer y otro enfrente. Pero, según parece, son solo consejos. O será que el personal anda justito de inglés. ¡A ver esos profesores!

Lo de las rotondas es de traca. Entrar y salir es algo que parece decidir cada uno en cada momento: cómo y por dónde. Lo de las prioridades mejor lo dejamos para otro post. Hace dos días vi a uno que paró en medio para dejar a un pasajero, se despidieron con alegría y el ya peatón cruzó entre los coches atascados por la acción de su amigo. En no pocas ocasiones veo a peatones obviar el semáforo y atravesar la rotonda por la isleta o lo que haya dentro. Para qué alargar el paseo diez metros, claro.

También he visto dos veces tomar la rotonda a la izquierda para evitar dar la vuelta, es decir, meterse en contradirección. Escalofriante.

Pero no son siempre los coches, esos sospechosos habituales. Veo bicicletas por la calzada con su carril bici a un metro. Veo familias paseando el carrito del bebé por ese carril para bicicletas y alguno se ha acordado de mis muertos cuando he pitado para que me dejaran pasar (a veces soy ciclista).

De los patinetes eléctricos mejor ni hablo: la ley de la selva. Y no se dan cuenta muchos de ellos de su vulnerabilidad cuando van por la carretera sin casco o con ropa que los hace invisibles cuando declina el día (porque lo de poner luces es infrecuente). Tampoco deben ser conscientes de que no pueden ir por la acera, que entonces los vulnerables son los peatones.

O sea, que escribo este post porque estoy harto de inciviles y maleducados, de esos que piensan que las normas son para los demás, a los que toman por pringados a su servicio.

Y sí, es cuestión de educación. Una multa en condiciones educa estupendamente.

Saludos agradecidos igualmente a los que hacen de la cortesía, el respeto y la bonhomía su norma de conducta cuando se ponen al volante o, simplemente, cuando han de compartir espacio con el resto de la ciudadanía. Porque vivimos juntos, creo recordar.



Procedencia de las imágenes:

https://portal.edu.gva.es/12004734/es/2019/04/25/educacion-vial-2019/

https://www.salamanca24horas.com/local/pese-sabado-patinetes-electricos-no-pueden-ir-por-acera-algunos-no-se-han-dado-cuenta_2195489_102.html

6 comentarios:

  1. Las reglas están para cumplirlas. Aunque todos, de vez en cuando, comentemos una pequeña infracción, no es nada lógico lo que se ve a diario. Lo de los patinetes eléctricos me crispa: no los soporto, no me gustan, provocan un montón de accidentes, y encima, no se les puede decir nada. Algunos ciclistas, igual. No se puede ir por la acera, pues ellos a lo suyo...
    Por no hablar de peatones que, literalmente, se te echan encima del coche por no mirar por dónde van.

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    1. Desde luego. Igualmente de acuerdo en que todos cometemos alguna vez infracciones. Acabo de hacer un pequeño repaso de las multas que me han puesto: una cada 7 años. No está mal. Por supuesto, las normas incluyen a todos los vehículos y a los peatones. Salir a la calle parece a veces deporte de riesgo.

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  2. Lo subscribo. Según la regla del 80-20, siempre hay un 20% de incívicos

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    1. Efectivamente, son pocos, seguramente menos de ese 20%, pero hacen mucho daño y quebrantan la convivencia que debe ser más amable. (Por cierto, ese "subscribo" me recuerda a un amigo que antes escribía mucho por aquí: subscribo, substancia... Aún no sé por qué se fue, pero a nadie se obliga, claro). Saludos.

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  3. ¡Hola Atticus!!
    Pues que razón tienes en TODO lo que denuncias y dices. Yo, lo de los coches en doble fila no suelo sufrirlo ahora mucho, tengo garaje y en el trabajo no me encuentro ese panorama. Pero, oye, que mal sienta lo de tener que ponerse a pitar, porque además es imposible no pensar en los que desde sus casas tienen que sufrir tus pitidos, pero claro, no queda otra si se quiere salir de allí intentando no llegar tarde allá donde vayamos.
    Lo de las rotondas..., pues eso, mejor ni hablar, son como un "sálvese quien pueda!!, hay que tener mil ojos y respecto a lo de ese que atravesó la rotonda para evitarse semáforo, pues es algo que sí veo cada día.
    Me fascina ver como hay ciclistas y patinetistas (¿me acabo de inventar la palabreja?) sin cascos entre los coches, también en mis rutas ciclistas por la Casa de Campo (sin coches) los veo bajando cuestas a toda velocidad y yo, que soy de los que ya se han caído (los otros son "los que se van a caer"), pues no lo entiendo, porque un simple casco puede salvarte la vida ante una mala caída. Pero bueno..., cada uno sabrá. Hace poco charlaba con una señora que iba sin él y me decía que no se le lo ponía porque le molestaba y le daba calor, en fin..., ¡no comments!
    Y sí, siempre deseo buenas multas, de las gordas, para aquellos que hacen lo que les da la gana (por cierto, no tengo claro de si el casco en bici o patinete es obligatorio solo en ciudad o siempre) y siempre pienso ¿donde están los municipales???
    Un beso

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    1. En realidad, este post es un desahogo. Afortunadamente, la gente en general tiene más cosas buenas que malas. Me parece a mí. Sin embargo, la caterva de inciviles aumenta, de esos que creen que los derechos son todos para ellos y los deberes todos para los demás, los que jamás piensan que para vivir justos hay que ajustar las acciones para que quepamos todos razonablemente bien.

      Ni idea de lo del casco. Patinete no uso, bicicleta sí. Y yo siempre voy con casco y de colorines, para que se me vea bien, y con guantes por si me caigo. Por cierto, solo una vez bajando una cuesta, Pudo ser grave y, salvo algún rasguño, nada de nada. Sin duda el casco y también los guantes. Pero a muchos esto les parece pasado de moda o yo que sé.

      A mí me han puesto alguna multa con el coche, no muchas, una cada 7 años. Y, desde luego, me parecen disuasorias. Por lo tanto, educativas.

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