Finales de Abril. Acabo de salir de mi clase de 2º de
Bachillerato. Nietzsche. Afirmaba el loco turinés (CrisC dixit) que un mundo sin música sería un error: faltaría el
ingrediente fundamental de la belleza.
Pienso en esto mientras los estudiantes de 1º hacen un
examen y a través de la pared se oye la clase de Música. Suenan torpes flautas,
pero aun así reconozco la banda sonora, la canción principal, de la película Titanic. Hace calor y tenemos las
puertas abiertas. Un alumno de los que acabo de ver, de los mayores, pasa
silbando. Le miro con falsa reprobación desde el umbral: “Perdón, profe, perdón,
es que he oído la música y me he venido arriba”. Me río.
La música nos atraviesa sin quererlo. Es matemática, pero ha
encontrado la fórmula para atravesar el alma. También es un producto creativo
de la razón, no todo es sentimiento y frenesí. La música no es nada distinto de
la vida. Espero que Nietzsche no se levante a reñirme.
Los estudiantes de la clase de al lado hacen un descanso con
sus flautas y pocos segundos después llegan a nosotros los arrebatos
taquicárdicos de Carmina Burana. Recuerdo a mi hijo de dos años boquiabierto
ante esa música en un concierto en La 2, antes de ir al colegio, sin recorrido
vital, sin aprendizaje. Pero la belleza debe ser uno de esos elementos a priori con los que funcionamos los
homínidos, aunque a base de martillazos reorientemos hacia cualquier sandez la
natural tendencia a la belleza.
Suelo ir a trabajar escuchando ópera, 15 minutos andando
desde mi casa, tengo suerte. Últimamente la alterno con Ludovico Einaudi. Me
cruzo todos los días con una mujer que me parece hermosa y que ya sólo puedo
asociar con esas músicas. Lleva el pelo corto y la belleza de la música
prendida en la mirada. Nietzsche tenía razón.
¡Jodío Carussso! cachis, aquí no puedo callar. Sigue a la chica...y ni se te ocurra hablarle de Niche, que suena mal!!!
ResponderEliminar¿Estarás por aquí la semana que viene? Podríamos tomarnos unas birritas con Niche y Vaggner y mandarlos...de una vez por todas. Total, son tan amigables, generosos, comprensivos y cariñosos los dos que seguro que nos lo perdonarían. A lo mejor, hasta nos invitan!!!
Buen verano, hermano
PD: lo de ir al insti escuchando ópera, no lo digas muy alto, que seguro que viene un espabilao y lo registra como terapia. El título: operterákppp
Que siga a la chica, dice... Soy un caballero, no un caballo. Por supuesto, no le hablaría de esos tipos, que sirven para mucho, pero no para eso.
EliminarEstaré por aquí un par de días más, por si lees esto. Y también a finales de julio y principios de agosto.
Empecé con Bach hace unos años, cuando trabajar comenzó a convertirse en el acelerador de una úlcera de estómago. Dejé las noticias y al menos no me encabritaba aún más. Ahora, ya que no puedo cambiar algunas cosa, al menos llego con el espíritu en paz. ¿Cómo dices que se llama la terapia? Yo que tú dejaría ese vodka de dudosa paternidad...
Soy, hips, avsteniho, hipssss, desde hace diez minutoas. Digooops, cinco.
EliminarPD: a la chica siempre puedes seguirla como Sherlock, no hace falta que te conviertas en un caballo. Eso sí, procura que la lupa sea grande, que se vea mucho, pudiendo así ella adivinar tus intenciones...
¡Ah! no lleves libros ni nada sospechoso como música de Bach, solo la lupa.
Creo, según dices en tu mensaje, que ya no estarás aquí.
Lo dicho, un abrazo y buen verano, bigotón.
Para mí la música es como una droga, no puedo estar sin ella y es capaz de cambiar mi estado de ánimo o acompañarlo. Mi pastillita actual se llama "Un nuevo día brillará" de Luz Casal. Soy incapaz de memorizar su letra, pero no puedo evitar escucharla casi todos los días muchas veces....tengo ese precioso estribillo metido en mi cabeza, "... quiero ver el rojo del amanecer, un nuevo día brillará..."
ResponderEliminarPrecisamente Luz me parece de una personalidad magnética, ella comentó en una entrevista que curiosamente es la música triste la que te hace conectar más con el público, es un desahogo catártico compartir la melancolía.
Coincido contigo en disfrutar de la música que se oye por el instituto. Recuerdo "Que tinguem sort" de Lluís Llach, o la banda sonora de Amelie, cuando suena, te lleva a otra parte, te hace feliz...
Los enlaces musicales que has dejado me encantan Atticus, en concreto el de Ludovicco, cuyo minimalismo, concepto que CrisC me descubrió, resulta deliciosamente invasivo.
En definitiva, ¡bravo por la música!
Luz Casal es grande. De lo poco que me interesa del rock. Y cada vez me gusta más, desde que me regalaron un CD (que aún conservo) en 1989.
EliminarHace tiempo escuchaba mucho a Lluís Llach. Tenía varios discos en vinilo, pero los regalé todos a un amigo nostálgico de ese formato cuando mi tocadiscos cascó definitivamente. Sigo pensando que es un gran músico, pero su nacionalismo cómplice de "los suyos" no lo entiendo. De manera que obviaré su actividad actual y seguiré escuchando al magnífico músico que siempre ha sido. Mi favorito es "Viatge a Itaca", sin duda. Lo de "Amelie", lo de Ludovico Einaudi, el minimalismo de algunos (no todos) es belleza en estado puro.
Intento decir algo cierto sobre la música, es decir, intento definirla. Mal comienzo.
ResponderEliminarDefinirla sería acotarla, restringirla, y eso no es posible sin vulnerarla. Pero sospecho que ella expresa una armonía integrada en la Vida o en el movimiento de los astros como dijeron los griegos.
Hay algo fisiológico en la música, como si fuese una irradiación de la velocidad de la sangre en las venas o el pulso, como si en nosotros pusiera de acuerdo a distintss fuerzas, algo mágico, profundo y secreto que no sabemos qué es, que nunca sabremos.
Siempre nos quedará su misterio y su belleza.
Muy mal comienzo, sí. De la belleza hablamos, pero siempre mal. Es curiosa la fascinación universal. Sin duda, la armonía tiene un fundamento matemático (como descubrieron los pitagóricos), pero temo que eso no basta para explicarlo todo. Y para qué hay que explicarlo. Voy a poner a Norah Jones, cualquier hora es buena para ella.
Eliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=tO4dxvguQDk
La música..., para mí es alegría, optimismo, inyección de energía en vena. Lo he pensado muchas veces, ¿como sería mi vida sin libros y sin música?
ResponderEliminarOscura y triste, quizás...
Besos
Yo creo que podría pasar sin música. Sin libros me costaría algo más. Todos los días desde que recuerdo he leído, pero no todos he escuchado música. Es más, algunas veces sólo la oigo, lo que no me es posible con los libros. Pero entiendo lo que dices, desde luego.
Eliminarhola atticus! pues compartiremos la musica, viene bien, gracias y saludosbuhos!
ResponderEliminarLa música tiene una ventaja frente a los objetos: por mucho que se comparta no se desgasta, no disminuye en su ser. Espero que te gusten los enlaces.
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