La frase que da título a este post la pronuncia Ingrid Bergman en Casablanca.
Mientras plancho, suelo poner una película que ya he visto, una de esas clásicas por las que no pasa en tiempo. El día 26 de noviembre de 1942, hace 83 años, se estrenó Casablanca, esa joya inaudita, repleta de improvisación y de un guion que se escribía cada noche en el hotel. Por alguna razón (maravillosa) salió casi perfecta.
Hoy me he fijado en unas cuestiones morales. En primer lugar, la pareja de búlgaros que están huyendo de los horrores de la guerra, del nazismo que se ha enseñoreado de su país. Ella va a ver a Rick, le da a entender que está dispuesta a entregar su cuerpo al jefe de policía Renault a cambio de salvoconductos o dinero para adquirirlos y le plantea si cree que cumplirá con su palabra. El marido reciente, por su parte, está jugándose el poco dinero que tienen a la ruleta. Pierde, por supuesto. Rick acude en su auxilio: dos veces la bola cae casualmente en el 22: “Recoja su dinero, márchense y no vuelvan por aquí”. Todo el mundo se da cuenta del engaño y de la acción de Rick: el alemán que pregunta si es un lugar honesto, el barman y el camarero ruso que besa a Rick (“Aparta, ruso loco”, le dice el dueño del local).
Ella le ha preguntado si cree que su marido la perdonará. Le ama sobre todas las cosas y la situación es extrema. No puedo dejar de compararla con la joven que llega al bar con un alemán: ha de sobrevivir, es lo que se denominó una colaboracionista horizontal. Sin embargo, unos minutos después canta con frenesí “La marsellesa” y grita vivas a Francia. Otra perdedora, otra superviviente, como tantos a los que no se debería reprochar nada, mucho menos hacerles lo que se les hizo.
Ingrid Bergman (Ilsa) estuvo enamorada de Rick en París, cuando este era Richard. Creía que su marido Victor, el héroe de la resistencia, había muerto y, cuando le informaron de que no era así, dejó su historia de amor por el deber de seguir a quien también amaba, tal vez de otro modo. Pero en el bar se reaviva la pasión sin que el deber matrimonial mengüe. Ilsa está dispuesta a quedarse con Rick, a ser infiel, ya no sabe lo que está bien. El deber la golpea y el placer la requiere.
Casablanca es una película política. También una historia en la que placer y deber se enfrentan. El dolor de esas mujeres infieles (o casi) no hay que juzgarlo: son seres humanos que se debaten entre valores incompatibles, todos lo somos y alguna vez en la vida no hemos sabido qué está bien y qué está mal.
Me he acordado mientras la veía de otra película, reciente, mucho más floja: Una proposición indecente. Todo lo que hay en esta lo contemplamos en unos minutos en Casablanca y mucho mejor.
Por cierto, como ya he dicho, estaba planchando. Pero sonó el himno y me retiré de la tabla para escuchar con respeto y estremecimiento. De nuevo, siempre.
Secuencia del himno:
https://www.youtube.com/watch?v=-aUUoSWzLxg
Procedencia de las imágenes:
https://www.wiriko.org/cine-audiovisuales/las-cinco-razones-para-odiar-casablanca/
https://www.elmundo.es/papel/cultura/2017/11/19/5a10570046163f05098b45ed.html
Qué hermosa manera de comentar esta reposición casera de esa joyita cinematográfica que es "Casablanca". Esa manera tuya tan respetuosa de escuchar el himno merece todos mis aplausos. Ojalá cundiese tu ejemplo entre todos nosotros.
ResponderEliminarDeber y/o placer, una difícil elección y más en tiempos convulsos. Rick e Ilsa se aman, se necesitan, pero la obligación libremente aceptada de ser fiel al marido hará que surja la duda, la inestabilidad emocional. ¡Qué maravilla de película!
Un beso
Es curioso lo de los himnos. Pueden usarse como arma arrojadiza o como símbolo de liberación. En el caso de "La marsellesa" suele ser esto último. Recuerda el momento en que se cantó en un partido de fútbol, Inglaterra-Francia, tras los atentados de París. Pero también puede ser un arma excluyente. Me está viviendo a la cabeza una secuencia de la película "Frantz" (François Ozon, 2016) en la que ocurre esto. Si me permites la inmodestia, escribí al respecto en un libro que publiqué hace un par de años.
EliminarCreo que la película, entre otros temas, habla de eso, de la lucha entre la llamada emocional de la pasión y la también llamada del deber, que tiene elementos emocionales y también racionales. Por eso suelen disfrazarse de cínicos, para hacer frente al desasosiego, para poder renunciar (vanamente) al deber y abrazar un sucedáneo de felicidad.
Efectivamente, una maravilla. La sé de memoria. Creo que la habré visto quince veces. Y las que quedan.
Abrazos dominicales y gélidos.
¡Hola!
ResponderEliminarmenudo peliculón, "Casablanca", me has dejado con ganas de volver a verla una vez más. Igual te tomo la idea prestada de mientras cocino (en vez de planchando) ponérmela de fondo con los auriculares. Interesantes los dilemas morales que se plantean, recuerdo sobre todo lo de su amor por los dos hombres (yo sí tengo la creencia de que no hay una única media naranja para uno, sino que se puede amar a dos personas a la vez, cosa que complica la vida al que sufre la experiencia, al que lo sufre en sus carnes, claro, tener que lidiar con el deber moral, con lo que se supone que se debe o no hacer, con lo que está bien o mal)
Por supuesto, "Una proposición indecente" nada que ver...
Besos!!
En filosofía solemos trabajar con dilemas. Y aquí hay uno de los gordos. Yo no creo que haya media naranja, sino que somos naranjas completas y a veces nos gusta ir con otra naranja, o con un limón, o con aguacates, cerezas y melocotones... Kant se preguntaba ¿qué debo hacer? y escribió al respecto mucho. También decía que debemos ser dignos de la felicidad. Y aquí hay mucho de eso. Todos quieren ser felices en un contexto de guerra y sufrimiento, por lo que sed visten con el traje del cinismo. Inútilmente, en el fondo son unos románticos que abrazan la causa de la justicia porque no se puede ser traidor a uno mismo todo el tiempo.
EliminarJoé, qué intenso me estoy poniendo... Perdón. Y sí, buena idea lo de escucharla mientras cocinas. Creo que está en varias plataformas, yo la vi en Filmin, la de los raritos...
Besos y gracias por el comentario.
Hola de nuevo! de acuerdo contigo en lo de que somos naranjas completas y a veces nos gusta probar otras naranjas... es cuestión de ideas y formas de pensar, si te soy sincera cada vez ando más convencida de las bondades de las relaciones abiertas siempre y cuando ambas partes estén de acuerdo, por supuesto. Yo también me pongo intensa, a veces, perdón...
EliminarFilmin es mi plataforma, a rarita no me gana nadie, jeje