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jueves, 5 de abril de 2018

TURISTAS



A mí los turistas no me molestan, pero sí los vándalos.

Soy un turista. Procuro molestar lo menos posible. Sé que camino despacio, que miro a mi alrededor y que me detengo a veces sin motivo aparente para los locales que van al trabajo o a la compra semanal. Probablemente les molesto.

Los turistas llevamos dinero. También algún que otro inconveniente. El principal: el encarecimiento de la vivienda y los productos asociados al territorio turistizable. Comprendo perfectamente a los comerciantes, propietarios de apartamentos y a los que se buscan la vida a costa del guiri. También comprendo a los que intentan hacer vida corriente sin conseguirlo.

En Venecia hay mucha gente que los odia. Hay ciudades, como ésta, que son un verdadero parque temático: turbas enloquecidas entran cada día. Muchos no traen más que suciedad, desconocen la utilidad de las papeleras y creen que el paisaje urbano sólo está ahí para que ellos se hagan un selfi y lo cuelguen inmediatamente en sus redes sociales.

Entiendo que se proyecte cobrar entrada a la ciudad. Los turistas tienen un coste y no siempre lo que comen y compran compensa.

Algunos son especialmente puercos y dejan la huella en monumentos milenarios en forma de garabatos con su nombre y fecha, como si fueran adolescentes descerebrados. Al menos lo segundo lo son. Mejor harían en contratar el canal Viajar: no hay destrozos, como no sean unos rayujos a su tele particular.

En realidad, se agrupa bajo el nombre de turista a una fauna muy diversa. El conocimiento que se tiene viajando es mucho, pero hay que mostrar un respeto máximo y una curiosidad mínima. Si en nuestra casa no lo haríamos: ¿por qué allí sí?

No entiendo esa turismofobia de algunos, mucho menos esa turismofobia agresiva, violenta a veces, pueblerina, de los que quieren vivir sin contacto con el exterior, de los de la pureza de la raza y la cultura. Ellos verán si su ideal de ciudadanía es Atapuerca; el mío desde luego que no.

Intento mantener ese equilibrio aristotélico, el punto medio. También en esto.


Procedencia de las imágenes:
https://www.absolutviajes.com/quieren-regular-la-cantidad-de-turistas-que-visitan-venecia/
http://www.ideal.es/granada/201602/21/albaicin-contara-seis-camaras-20160220142429.html


17 comentarios:

  1. En efecto, a veces el punto medio es lo mejor.

    Creo que independientemente de la voluntad y comportamiento del turisteo, el guiri es un depredador. Cambia la faz de las ciudades y no lo hace para bien.

    Véanse esos centros antiguos llenos de tiendas de souvenirs.

    Hay turistas que lo son no del lugar al que van, eso es lo de menos, sino que los define el huir de la ciudad donde viven. Hay otros que salen a consumir museos, catedrales y piedras. Y hay cafres cum laude.

    Y los hay que respetan, se respetan y suman adonde van.

    Siempre he pensado que los turistas que llegaron a la España de la dictadura, fueron uno de los vectores que nos preeducaron para la Democracia y la Modernidad. Les debemos mucho.

    En general, sin embargo, creo que son dañinos. Y hablan raro.

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    1. Bueno, no sé si dañinos todos, casi todos o solo algunos. Lo cierto es que hay una caterva de indeseables que casi mejor se quedan en su casa, con su triste vida. Porque su turisteo consiste en trasegar alcohol barato y ensuciar todo lo posible. Esos hablan raro en cualquier idioma. De hecho creo que no hablan, es otra cosa lo que emiten, sonidos guturales tal vez. Que algún lingüista o etólogo lo clarifique.

      Luego, efectivamente, están esos que vinieron a España y trajeron frescura, conocimiento, arte, nuevas costumbres, tolerancia y mucho más. Les debemos gratitud, claro.

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  2. Pienso que el turismo es bueno, a mi me gusta ver mi ciudad llena de gente que viene a visitarla, pero claro, todos no son iguales, mucha gente sale de donde vive y se transforma, pero creo que son una minoría los que hacen las cosas mal.

    Cuando soy yo la turista disfruto de los lugares que visito y siempre con respeto adaptándome al lugar y a la gente. Respetar y ser respetado, pienso que es lo más importante.

    Me ha gustado el post.

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    1. Como ya he dicho antes, el turismo es bueno según. Precisamente porque todos no son iguales. Precisamente porque hay ciudades tomadas donde es imposible andar, mirar, pensar. De modo que si es molesto para mí que soy un turista, ni te cuento para los locales.

      Pienso siempre en Venecia, pero ahora me viene a la cabeza una ciudad italiana maravillosa, Turín, que no tiene avalanchas de turistas y que recomiendo. Por allí estuvieron Nietzsche, Pavese, Levi. Hay un espectacular museo de cine. Está la Sábana Santa (o su falsificación). Hay plazas y calles para perderse. Y hay 24 kilómetros porticados, por si el calor o la lluvia. Los precios son razonables en todos lados. No se lo digáis a mucha gente. En Bolonia ocurre algo parecido. El resto de Italia es poco visitable, a no ser que se elijan fechas extrañas.

      Esto parece una agencia de viajes.

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    2. Viajes Atticus Gu Entertainment To Fashion Inc.

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    3. Estuve en Italia de viaje de final de curso cuando iba al instituto y me encantó, pienso volver algún día, pero no sé cuando. No conozco ni Turín ni Bolonia, así que lo tendré en cuenta.Gracias por el consejo.

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    4. Debes volver. Hay muchos vuelos, algunos muy baratos, aunque con horarios raros y con esas compañías de bajo coste que no sé no sé... Toda Italia vale la pena, qué lástima lo saturada que está de turistas, especialmente algunas ciudades. Yo recomiendo ir en fechas poco señaladas. Por ejemplo, he visto Venecia en diciembre, mucho frío, niebla, pero lo merece porque puedes estar más tranquilo. Los precios suelen ser altísimos (atraco al guiri) y a veces injustificables. Por ejemplo, un café en el Florian (plaza de San Marcos) costaba 7€ la última vez que estuve, pero el lugar lo vale. Más idecente es que cobren 15 € por una pizza guarrindonga, 6 por una cerveza vulgar y... 2-4 € por el coperto, que es una costumbre asquerosa. Es decir, te cobran por sentarte a la mesa. Por lo tanto, tu piensas que te vas a gastar 15-17 € y acabas gastando bastante más. Sin justificación. Los monumentos también son caros, pero requieren mantenimiento, claro. Y luego está la calle, gratis total y un espectáculo en lugares como Venecia o Roma. Y otros lugares. Comento a Hécuba el resto.

      Vuelve a Italia.

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  3. Nunca he ido a Italia, así que, lo primero, gracias por los consejos. No tengo nada en contra del turismo, todo lo contrario, pero veo la primera foto y me entra muchísimo agobio, por eso puedo entender la dificultad para vivir en esos sitios o para disfrutarlos y que, de alguna manera, decepcionen. Pienso, por ejemplo, en el Empire State, que te lo imaginas de noche, romántico, con el viento agitándote el pelo y Tom Hanks por ahí cerca y cuando llegas, después de la cola y el ascensor claustrofóbico, no puedes ni pestañear y tienes a un señor pegándote codazos para poder ver mejor. Aún así, sigue siendo el Empire State, claro, y supongo que es el precio que tienes que pagar por estar en él. Luego, aparte de las masificaciones (a las que contribuyo, no voy a negarlo) está el comportamiento. Hay gente maleducada e irrespetuosa. A veces creo que hay gente que viaja tan solo para decir que ha viajado y que, en realidad, no tiene el mínimo deseo de conocer o disfrutar. Por cierto, ¿conoces Verona?

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    1. Muy mal hecho. Está cerca, el idioma es próximo y la gente muy amable (algunos demasiado amables, especialmente si eres mujer).

      Ya he dicho que algunos lugares son intransitables, puro parque de atracciones. La foto es de internet, pero lo he visto así y peor. Sin embargo, si sales del cogollo, Venecia sigue teniendo encanto y ves más la vida corriente, la ropa tendida, la barca que suministra a los bares, los restaurantes donde comen los venecianos. Sólo hay que andar 15 minutos.

      Conozco Verona. Conozco Italia de Roma hacia el norte. Si tienes tiempo te recomiendo esta línea recta: Turín, Milán, Bérgamo, Brescia, Verona, Vincenza, Padua, Venecia. Lo puedes hacer en tren, son frecuentes aunque de desigual calidad. También en coche, lo que te permitiría ver la arquitectura de Palladio en Vicenza y alrededores, aunque el tráfico es endiablado y muy rápido. En Venecia puedes dejar el coche en un parking a la entrada (Piazzale Roma) o en uno de los pueblos que la rodean (Mestre, Mira...) y entrar en vaporetto.

      En Nueva York también he estado y recuerdo esa sensación. Eso que tuvimos suerte porque cuando fuimos al Empire State cayo un tormentón eléctrico y nos obligaron a entrar por seguridad. Cuando cesó el aparato eléctrico llovió un buen rato, pero mucha gente se había ido y pudimos salir. Nos empapamos, pero qué importa, era verano y estábamos casi solos. Una maravilla. Por cierto, recomiendo subir al Top on the rock, las vistas son aún mejores. Y recuerdo (qué maravilla) otro rascacielos que tenía en su terraza un bar de copas. 10 $ la copa con una vistas sensacionales sobre Nueva York. Los precios siempre son relativos, aquello valía más de lo que costaba, mucho más.

      Me he entusiasmado. Me preguntabas por Verona. Elegante, bella. Hay gente, pero no aglomeraciones, con excepción de la casa de Julieta, que es un timo: te cobran por entrar y ver paredes, no hay nada, salvo los garabatos de generaciones de amorosos guarrindongos. Pero Verona es una maravilla. Y los lagos que rodean esa zona. Ve.

      Y ya lo último: la cocina italiana muere de éxito. Es mucho más que pizza y pasta. En el norte hacen un plato delicioso, el spiedo (hay que encargarlo). Y, si vas con coche, acércate a algún agriturismo. Vale la pena, te sorprenderá que por el precio de un menú plastificado en los nidos de turistas comes de maravilla platos cuyos ingredientes deben producir ellos en un 75%). Te dejo un enlace:
      https://es.agriturismo.net/

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    2. Muchísimas gracias, Atticus. Tengo previsto ir a Italia algún día, lo que no sé es cuándo, pero la idea está ahí, sobre todo lo de Verona. Una de esas cosas que se te meten en la cabeza. Como cuando fui a Nueva York, que tenía metido en la cabeza Coney Island. Un sitio al que quiero volver, por cierto. Ahora que lo pienso, no sé si me va a dar la vida para hacer todo lo que quiero hacer. Gracias otra vez por toda la información.

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    3. La vida da para bastante, el dinero no tanto...

      En Verona puedes estar un fin de semana maravilloso. Si quieres más, tienes a tiro de tren algún lugar maravilloso (Venecia, por ejemplo, a poco más de dos horas). Trento también está muy bien.

      Feliz viaje, cuando sea.

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  4. Los que también ejercemos de turistas tenemos complicado criticar.

    A todos nos gusta encontrar la belleza, en ese momento alguien, acertadamente, puede ver negocio a costa de la masa, y mercadea, es lógico, pero de esa forma dicha belleza pierde unas décimas de lustre.

    Recuerdo pueblos pequeños, como Guadalest, que estaban pensados para el turismo, eso no parecía un pueblo donde vivir, sino un mercado que visitar....era horroroso, eso sí, las vistas desde las murallas del castillo preciosas.

    Un saludo Atticus.

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    1. Pues sí, tienes razón, Miguel. Pero a veces a uno le da vergüenza ajena ver lo que ve. Tenemos fama los españoles de no respetar colas, de hablar a gritos, de ir en manada... No es cierto, claro. No es cierto en algún caso y en otros sí.

      Me molestan estos tópicos, pero me molesta más aún la grosería de algunos de mis compatriotas cuando salen de España. El respeto es debido siempre y a todos.

      Guadalest me gustó, pero tienes razón: parece hecho para visitarlo, una postalita. Y maravillosas vistas. De todos modos, creo que no es muy conocido fuera de Valencia.

      Saludos domingueros.

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  5. Pensé en Nueva York y su odio desmesurado por los turistas. Recuerdo que en los buses rojos, el guía insultaba a los visitantes y como ninguno hablaba inglés, nadie decía nada. También recuerdo cómo los porteros blancos en los museos odiaban que los asiáticos sacaran fotos.

    En una ocasión un negro gritó a un europeo en la calle, tomó su cigarrillo directamente de la boca y se lo tiró a 10 metros. Le dijo en inglés que en Nueva York no se fumaba.

    Y qué decir de los que tenemos grupos étnicos exóticos. Un africano en uba fila cuando supo que yo era de América del Sur se rió y dejó de advertirme que no podía consumir cerveza en la calle (a pesar de no estar haciéndolo), mi nacionalidad per se es sinónimo de anarquía.

    En contraste, veo el servilismo de mi país. La obsesión por los extranjeros y el deseo de tratarlos como si fueran parte de la familia. No me gusta ni lo uno, ni lo otro como tú dices. Ni meterlos a casa, ni sacarlos corriendo.

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    1. Me parece que hay que evitar el papanatismo y el romanticismo cultural. No somos peores y ellos mejores. Ni desde nuestro punto de vista ni desde el suyo. Bien es cierto que hay lugares donde se vive mejor o donde hay derechos y libertades. Eso explica la emigración. Pero no otorga superioridad a los habitantes de uno u otro lugar.

      Dicho esto, me sorprende lo que dices. Sólo he estado una vez en Nueva York, pero la gente me pareció más que agradable, mucho más que en España. No tuve ni un solo encontronazo como los que refieres. Al contrario.

      Excepto la aduana, los malditos papeles, la sensación de ser sospechoso, los largos minutos que pasas ante un funcionario que te mira y mira el pasaporte, que te pregunta, que te advierte y conmina. Y eso con un policía como un armario ropero detrás de ti que previamente ha dado unos cuantos gritos a los que intentábamos entrar. En España la policía no es así, no estamos acostumbrados a eso, el trato es indudablemente mejor. Si no fuera por ese rato no dudaría en volver (bueno, y por la pasta que cuesta ir). Pero lo pasé mal.

      Ayer leí en "El País" un artículo que lo describe perfectamente:
      https://elpais.com/elpais/2018/03/31/opinion/1522510267_691875.html

      https://elpais.com/elpais/2018/03/31/opinion/1522510267_691875.html

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  6. Hay turistas muy poco civilizados con poca educación que lo destruyen y ensucian todo ahí por donde pasan. Es una pena...
    Yo cuando turisteo intento siempre ser respetuosa con el entorno y con los habitantes del lugar, pero es fácil ya que tan solo es necesario ponerte en el lugar de ellos
    No me gustan y suelo evitar las aglomeraciones, aunque a veces no se pueda.
    Besos

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    1. Muchos, demasiados. No sé si es porque se siente menos vigilados fuera de su entorno o porque creen en su arrogancia que el dinero que llevan en el bolsillo les da derecho a todo. No es tan difícil ser respetuoso. Y es lo debido.

      Según donde vayas, imposible. O según cuando vayas. Besos.

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