Yo era de los que firmaban el libro en la primera página y
ponían lugar de compra y fecha, lo mismo hacía al terminar. Los libros debían
ser míos; si en algún caso comenzaba un ejemplar que no era mío, lo devolvía y
compraba uno. Esa tontería o manía se me ha pasado ya. Prestaba poco, por si no
me los devolvían; aún echo de menos unos cuantos.
Así, año tras año, fui llenando unos metros de baldas. Ahora
tengo unos 1400 libros en casa, no demasiados. He cambiado y mi afán poseedor
se ha atenuado. Será la edad o el espacio disponible. O las mudanzas, que he
hecho unas pocas y los libros son una pesadilla: pesan, abultan, te dejan la
espalda hecha cisco.
De modo que ahora compro poco, casi siempre lo que tiene
relación con la filosofía o materias vecinas, porque en esos libros subrayo y
anoto. La poesía también suelo comprarla, en menor cantidad. La narrativa la
tomo prestada mayoritariamente de la biblioteca provincial, que está muy bien
surtida y funciona de maravilla.
También tengo un e-reader y lo uso. No soy nada
romántico en eso de la lectura. Aunque me he criado con libros y el cuerpo me
pide pasar las páginas y oler el papel, un lector electrónico ahorra mucho
espacio y, sobre todo cuando viajo, lo utilizo mucho. No entiendo a los que
argumentan a favor del papel más allá de preferencias: lo que hay dentro
sigue siendo lo mismo, la historia no cambia. Requiere una inversión, claro,
pero se amortiza pronto.
En resumen, no soy demasiado fetichista ni me gusta enseñar lo que he leído. De hecho, mis libros están mayoritariamente en el estudio, lugar casi privado. Tengo unos pocos especiales, firmados por sus autores y a esos les tengo cariño, al igual que a unos pocos que me han regalado en alguna ocasión de esas que no se olvidan. También tengo mucho apego a unos pocos que me cedió mi difunta madre cuando la pobre ya preveía que no le quedaba mucho y se desprendía de ellos como de la vida.Cuando yo falte no sé qué será de ellos y, la verdad, me importa un bledo. No sé si esto es muy propio en vísperas del día del libro, fecha que también me importa lo mismo: para los lectores de raza todos los días son del libro. Luego están los del postureo, los lectores de tapas y solapas, incluso los que pululan por la blogosfera sin rubor ninguno, exhibiendo su ignorancia travestida de trascendencia.
Bueno, me voy a leer. A Aramburu, por más señas. Que ustedes
lo pasen bien.
Procedencia de las imágenes:
https://www.buscalibre.es/libro-en-el-balneario/51299977/p/51299977
https://www.elcorreo.com/culturas/libros/utilidad-desgracias-textos-20201011210500-nt.html