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martes, 26 de noviembre de 2024

ESCRIBIR POESÍA

Me busca. Erráticamente, desde luego.

Cuando era jovencísimo descubrí que me gustaba esa forma de expresión. Y escribí. Afortunadamente, nada queda de aquellos lamentables versos. Incluso pergeñé un librito que se publicó con depósito legal, aunque sin ISBN. No digo que me avergüence de aquello, pero casi; a los jóvenes hay que perdonarles su atrevimiento.

Ahora estoy con otro libro. He buscado en el PC y he encontrado muchísimo, demasiado. Algunos poemas creo que no están mal, pero el trabajo de poda y corrección es necesario e intenso. Seguramente lo acabaré en unos meses.

He estado en contacto con algunos poetas de la ciudad en la que vivo (ellos y ellas). Qué decir: en algunos he visto talento, promesas de talento, precocidades sorprendentes... Merecen más que una ciudad de provincias. En otros he visto arrogancia e ignorancia; son esos (y esas) que creen que poesía es darle azarosamente a la tecla enter y escribir lo primero que brota del interior (¿el páncreas?). Estos suelen tener poco pudor y, aunque no soy un experto, me sonrojo al leer algunos versos. Bueno, dejemos esto, supongo que podrán decir algo parecido de lo que escribo yo.

Cuando estoy en la trinchera poética me alimento de poesía; leer a los buenos es el mejor alimento. No ya (solo) los clásicos, también algunos contemporáneos. Me gusta mucho el poeta Benjamín Prado (no tanto el novelista), así como Luis García Montero, que siempre me parece que escribe para mí. También Elvira Sastre (como novelista bastante menos). Hace poco he leído a Manuel Vilas, cuya poesía se ve en su narrativa, me interesa. Ahora estoy con El sueño verdadero, de Vicente Gallego, un sensacional poeta valenciano. Os dejo con unos versos suyos. Al final, la poesía trata de decir lo que casi no puede decirse.


Existir, todo y nada,

ese instante tan mío que ahora habito


Cae la tarde y estoy solo,

qué extraña sensación la de vivir



Procedencia de la imagen:

https://www.visor-libros.com/products/el-sueno-verdadero


martes, 12 de noviembre de 2024

LA PATRIA

La patria es la joven que camina durante siete kilómetros, con una escoba y una mochila llena de comida, para ayudar a las víctimas de la DANA.

La patria es el hombre somnoliento que vuelve a casa de noche y se queda dormido en el tren de cercanías.

La patria es la gimnasta que logra una medalla de bronce y a la que no mencionan en el telediario.

La patria es el científico bien formado que ha de emigrar.

La patria es el trabajador que cobra su primer sueldo y comienza a pagar impuestos.

La patria es la niña que aprende a leer y la maestra que le enseña.

La patria es la enfermera que cura y cuida con profesionalidad y afecto.

La patria es el anciano en la residencia, al que no se engaña con más cuentos. La patria es también su cuidadora, que ha venido desde muy lejos.

La patria es Ortega y Gasset, Maimónides, Séneca y Averroes. Es Unamuno furioso y desconcertado, es María Zambrano al otro lado del océano.

La patria es Machado camino del exilio y todos los españoles que hicieron lo mismo y pasaron décadas hablando de la patria arrebatada.

La patria es más el porvenir que la historia. Es quehacer, es por hacer.

La patria es una película, un gol, una copa de vino, unos versos...

La patria es pensamiento, concepto, ley, sentimiento, derechos y deberes.

La patria no es una esencia ni un destino, sino un proyecto de convivencia.

La patria es la madre patria: un oxímoron.

 

Y todo el reverso de lo anterior también es la patria. Por eso Goya pintó su Duelo a garrotazos.

 

domingo, 3 de noviembre de 2024

TRES LIBROS A PROPÓSITO DE LA DANA

Llevo unos días, como casi todos, pendiente del horror que ha sacudido Valencia. No voy a entrar en la gestión que se ha hecho; tengo mi opinión, pero no es el momento, todavía no.

Sí creo que, como ocurrió con la pandemia, no saldremos mejores. Los que ya eran buenos tienen ocasión de desarrollar su bonhomía y los malos, por su lado, un filón para su maldad y su resentimiento digno de mejor causa.

Creo que unos son Jekyll y los otros Hyde. La especie humana contiene esos dos arquetipos. Tal vez lo seamos cada uno de nosotros.

En la pandemia leí Diario del año de la peste, de Daniel Defoe. Allí puede encontrarse un buen estudio de la naturaleza humana: solo pasa el tiempo, pero la condición humana permanece.

Y me gustaría terminar con mi querido Albert Camus. En su magnífica novela La peste, que protagoniza el doctor Rieux, se lucha sin cuartel contra ese enemigo, que en ese texto es una epidemia de peste, metáfora del nazismo, pero que aquí y ahora pudo ser un virus o una DANA. Al final, Camus escribe estas palabras que quisiera mías, como el subrayado que hago:

«Rieux decidió redactar la narración que aquí termina, por no ser de los que se callan, para testimoniar en favor de lo apestados, para dejar por lo menos un recuerdo de la injusticia y de la violencia que les había sido hecha y para decir simplemente algo que se aprende en todas las plagas: que hay en los hombres más cosas dignas de admiración que de desprecio».


Un fuerte abrazo a todos los que están padeciendo dolor desde este humilde blog.



Procedencia de las imágenes:

https://www.akal.com/libro/el-extrano-caso-del-dr-jekyll-y-mr-hyde-edicion-anotada_52688/

https://www.albaeditorial.es/clasicos/alba-clasica/diario-del-ano-de-la-peste-2/

https://www.mrbooks.com/9789962904939/la-peste.html