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domingo, 16 de febrero de 2025

ESCUCHA Y ATENCIÓN

Creo que tenemos un muy serio problema de atención. Lo veo por mis estudiantes (extudiantes, diría, inventándome el palabro). Pero no solo: a diario soy espectador de desatención a las palabras de otro, del otro. Si este hace frases de más de diez palabras estamos perdidos, mucho antes el hilo se ha extraviado.

La atención es una disposición voluntaria hacia algo. Escuchar precisa esa atención y, a mi juicio, eso indica que reconocemos al otro como interlocutor, que respetamos su discurso, que estamos dispuestos a sopesar sus argumentos, que tenemos interés en él, en lo que dice. No un interés instrumental, sino un interés desinteresado (valga el oxímoron).

Atención y escucha están ligados a la noción de respeto: el otro es digno de ese préstamo, porque decimos que la atención se presta, mientras que la razón se da.

Quien solo se escucha a sí mismo tiene un problema. Con eso quiero decir que necesita de la atención de otros, no que sea un brasas (que también, a veces), sino que en el páramo de la mutua ignorancia, precisa agarrar fuerte a alguien del  brazo... y ser escuchado.

Yo sé por qué y por quién escribo esto. Ustedes perdonarán la chapa.



Procedencia de la imagen:

https://www.psycolab.com/prestadme-atencion-el-proceso-atencional/

domingo, 9 de febrero de 2025

PREGUNTAS Y RESPUESTAS

Este post es casi una continuación del anterior; sí, ese que a nadie parece haber interesado. En él hacía una apuesta por la ciencia, eso que carece de alternativa razonable.

Esos días he seguido la polémica de un programa de televisión (ignoro la cadena, no frecuento chorradas), en la que pusieron a discutir a personas con conocimientos de física y astronomía con terraplanistas (un exfutbolista, me dicen). Ofrecieron participar a un físico, que lo rechazó, y propuso que enviasen a un niño de tercero de primaria. Otro científico propuso que los terraplanistas discutiesen con terrahuequistas, ya puestos elevamos la apuesta... Una amiga sugirió recoger firmas para pedir que se instalase una valla en el límite, porque imáginate que te sientas y se te caen los zapatos, con lo caros que son...

Esto es un síntoma. En este tiempo los ignorantes reclaman no ya el derecho a opinar, que eso nunca ha desaparecido, sino a que sus opiniones tengan sitio al lado de los conocimientos, como si fueran equivalentes. Esgrimen ufanos eso de que todas las opiniones son respetables, como un axioma que confunde a las personas (dignas de respeto) con sus opiniones (sometidas a la razón y, por lo tanto, modificables).

Vamos, que me parece de perlas eso de negarse a compartir mesa con ignorantes fanáticos. A las televisiones les hace falta menos circo (en el peor sentido de la palabra) y más rigor. De lo contrario (o tal vez por eso) vamos hacia una sociedad de lerdos soberbios en la que un doctorado valga lo mismo que un carajillo en la barra del primer bar mugriento.

Porque preguntas nos hacemos todos, el problema son las respuestas: dónde buscamos y por qué nos fiamos de charlatanes. Prometen mucho a cambio de ningún esfuerzo y desde luego nada tienen de benefactores. Así que no, que conmigo no cuenten. El conocimiento, ya lo dijo Platón —ese influencer— en la República se consigue tras un largo y escarpado camino. Desconfíen de atajos.



Procedencia de las imágenes:

https://www.eltemps.cat/article/17935/primer-congres-terraplanista-a-balears

https://www.filosofem.cat/spip.php?article406