Acabo de terminar Todo
por amor y otros relatos criminales, un libro del escritor Lorenzo Silva.
Se trata de 102 ¿relatos? breves, un par de páginas cada uno, a cual mejor. ¿O
no son relatos sino crónica de este país? Qué importa.
He seguido a Lorenzo Silva desde que por azar le escuché en
la radio hablar de El alquimista
impaciente y de su impagable Bevilacqua, un kantiano picoleto sin redención
para la inercia profesional.
Le he seguido en Twitter hasta que lo mandó (los mandó) al carallo (que dirían por Galicia), harto
de los que arremetían contra él, especialmente desde que se posicionó frente al
procés. Todo tiene un límite. Lo siento por mí, que
seguía sus escritos; alguna vez me respondió. Lo entiendo, claro.
Le conocí en una presentación de un libro ajeno. Estuvimos
hablando. Es llano, accesible, escucha; muy lejos del divismo de algunos escribidores.
En Todo por amor
hay personas y personajes, algunos muy conocidos; otros algo menos. Todos ellos
tienen relación con la ley, la convivencia, el delito… Algunos me han
impactado, especialmente los que hablan del tráfico de seres humanos (“71
razones”, estremecedor, al igual que “Perdida en el paraíso”), del crimen que
persigue al criminal junto con la obsesión del funcionario por resolver aquel
horror (“El regreso de Ahmed”), de la condición humana, de lo peor que hay en
ella (“28 (la historia más triste)”), de la picaresca cibernética (“Spanish Gigoló”) o del ladrón que tiene
principios morales y denuncia al dueño de la casa en que robó porque la pederastia no puede admitirla un delincuente
con principios (“Chivato a mi pesar”).
No sigo. Leed. Literatura social. Moral. Política. Lo que hay
y lo que tenemos.
Procedencia de la imagen:
http://www.expansion.com/fueradeserie/cultura/album/2017/02/28/58b404bdca4741bd5f8b45e2_3.html