Me mandaron hace poco un enlace que
hablaba del Efecto Dunning-Kruger.
Esto siempre queda bien, así, medio en inglés medio en alemán. Porque si lo
llamamos ‘El Efecto Cuñao’ queda
peor. Pero eso es.
Hace unas semanas que vengo dándole
vueltas a un post sobre la arrogancia. No encuentro cómo enfocarlo y estos
enlaces que pongo abajo lo explican mejor. Odio la arrogancia. Y es muy
frecuente. Hablo de esos tipos que no saben nada de nada o como mucho saben de
algo, pero es imposible ser brillante en muchos ámbitos. Sin embargo, discuten,
imponen su muy particular criterio -su ausencia de criterio, que se reduce a “porque
lo digo yo”- en cualquier conversación. No escuchan, no admiten más opinión más
allá de sus creencias y cualquier cosa les parece que apuntala sus convicciones
mientras que los demás, pobrecitos nosotros, estamos en la ignorancia.
Son los cuñaos, claro, los que antes apuntalaban la barra del bar y ahora
inundan Facebook y Twitter. Hoy he leído a un médico al que el cuñao de turno le afeaba que en un hilo
tuitero utilizase términos médicos “porque eso es elitista”. Veo también que,
al amparo de la justísima causa del antirracismo, se derriban o se vandalizan
estatuas, entre ellas una de Cervantes, que debió ser un genocida racista sin
que hasta el momento tuviéramos conocimiento de ello. Si les afeas sus palabras
o su conducta o les dices que las cosas no son así, invocan el sagrado derecho
a opinar. Y no solo eso: el derecho a la equivalencia de las opiniones. Lo
cual, por cierto, legitimaría mi opinión de restituir la guillotina con ellos
(es un ejemplo). Ay de ti como te atrevas a decirles que las cosas no son así,
no exactamente así. Ellos sí que saben. Y en su incompetencia intelectual y su
esquematismo conductual creen tener derecho a estar en el saber, es más, están
absolutamente convencidos de que ellos sí que saben y tú, que llevas toda tu
vida estudiando el tema, eres un ignorante o un vendido a oscuros intereses.
“Ya te lo digo yo” es su frase
favorita. Pues nada, gracias y hasta otra. Los que hemos leído a Platón (libro
VII de la República, por cierto)
distinguimos entre doxa (opinión) y episteme (conocimiento). Es poco
democrático, qué le vamos a hacer.
Procedencia de la imagen:
https://www.vix.com/es/relaciones/203582/orgullo-y-arrogancia-no-son-lo-mismo-pero-uno-de-ellos-afecta-gravemente-tu-relacion