A nadie le importa que hoy sea 7 de septiembre, que es para
mí una fecha significativa y no quiero decir por qué.
Dentro de poco empezará a anochecer. Me gusta asomarme a la
terraza y contemplarlo: el cielo está despejado, dicen que volverá a llover en
unos días. Hace poco hice una foto y se la mandé a un amigo enfermo.
A la izquierda de mi ordenador hay un libro, El verano en
que mi madre tuvo los ojos verdes. Llevo leídas 57 páginas, me gusta mucho,
es a menudo desasosegador y violento. Lo acabaré.
Hace una temperatura muy agradable, ni frío ni calor, como el
chiste, pero estoy incómodo porque tengo lumbago y me ha empezado a doler otra
vez. Me he aplicado una crema y siento un calor que alivia. Afortunadamente, no
me inmoviliza, hace años tuve una temporada muy mala, incluso con baja laboral.
Quiero salir al campo a coger moras. Suelo hacerlo en
septiembre. Aún tengo dos tarros de mermelada del año pasado congelados. He dejado
de desayunar dulce, ahora me hago una tostada con tomate y jamón y zumo natural
cuando hay naranjas (pronto). Me sienta muy bien, me da fuerzas. Supongo que
mis dientes y mi cuerpo agradecen que baje la cantidad de azúcares. La verdad
es que tomo pocos dulces; eso sí, hidratos de carbono bastantes. Me dijo la
médica que mejor integrales y la verdad es que no noto la diferencia, salvo en
el arroz, que se eterniza al cocerlo, en eso no le hice caso.
Escucho bajo mi casa a los niños en el parque. Gritan, lo
normal. Un grupo de jóvenes juega a baloncesto. Todo el verano ha estado
bajando a la cancha un adolescente a las 7:30 a tirar a canasta, él solo, más
de media hora. Ayer aún lo hizo. No parece muy diestro, pero qué más da, lo
admirable es esa fuerza de voluntad, la constancia. Tampoco yo lo soy en ningún
deporte.
Miro el móvil. ¿Cuántas veces lo hago al cabo del día?
Muchas. Este año voy a proponerme dejarlo en el salón por la noche y leer en la
cama. Leer me gusta, probablemente lo que más. El libro de Tatiana Tibuleac es
magnífico y me pide que vuelva a él y que deje estas frases inconexas que me
impone la tarde, el sosiego, la luz que declina suavemente. Unas frases que
probablemente no interesan a nadie.
Procedencia de la imagen:
https://impedimenta.es/producto/el-verano-en-que-mi