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domingo, 6 de abril de 2025

LOS BRASAS

Vi hace poco una entrevista con Arturo Pérez-Reverte. La verdad es que casi toda ella me pareció un poco de cuñao. A mí lo que me interesa de un escritor es lo que diga y haga respecto a su particular curro, lo demás es tan irrelevante como lo que cualquiera pueda pensar y decir. Yo también por supuesto, estoy dispuesto a admitir que un blog tienen algo de opiniones de un cuñao. Menos mal que aquí nadie viene obligado.

En esa entrevista, no obstante, salió el tema de las creencias. Y Pérez-Reverte sostuvo que a ves hay una escala que comienza con el creyente, sigue con el apóstol, se prolonga con el inquisidor y termina con el verdugo. Cómo no estar de acuerdo, basta un leve repaso a la historia.

No me refiero a la religión (y no recuerdo de qué hablaba él), sino de algo más amplio: el vasto campo de las creencias de todo tipo, poco sustentadas en argumentos e impermeables a la crítica. De hecho, hay muchos que pregonan la necesidad de ser críticos, pero se irritan sobremanera si la crítica es hacia ellos o sus creencias.

Tampoco creo que sea necesario insistir en que nada tengo contra los creyentes en lo que sea, que cada cual haga en esto de su capa un sayo. El problema viene si se dan los pasos siguientes. Por ejemplo, el del apostolado. O sea, dar la brasa con una verdad que el creyente tiene como absoluta, pero que no deja de ser una creencia particular.

El apóostol-brasas da la murga a poco que le prestes atención. Quién no conoce alguno. Recuerdo a un tipo que lo sabía todo acerca de la conspiración del 11-M. Por supuesto, fue un montaje, nada de lo que nos han dicho es verdadero y los que condenaron los jueces son cabezas de turco, encarcelados con pruebas falsas. Hace tiempo que no veo al individuo en cuestión, me dicen algunos conocidos comunes que sigue igual. Porque son inasequibles al desaliento.

Con los de las vacunas ocurre lo mismo: el grafeno, el chip, el control social, Soros, Gates, los gobiernos, el nuevo orden mundial, el magnetismo, el 5G... Como todo eso es irrefutable porque no es comprobable y ellos son reacios a la falsación, todo vale.

¿Terraplanistas? Tal vez hace cinco siglos tuviera sentido la discusión (espóler: no), pero ahora carece de sentido.

¿Creacionistas? Pues eso, crea usted en la creación, pero no nos dé la murga a los demás; visite el Museo de la Evolución de Burgos, lea a Darwin, vea la película Herencia del viento... Ah, que no, que eso forma parte de la gigantesca conspiración.

El tema da lo mismo: los propuestos en las líneas anteriores o el cine de Kaurismaki, la fotografía analógica, la alimentación natural, el yoga, Heidegger, el youtuber de turno, la cábala o lo que a usted se le ocurra. El caso es dar la brasa, estar por encima, ser un iluminado, un soberbio, un sabelotodo... Saberse importante.

No sé como hacerles frente. Me admiran esos que a la mínima recurren al argumento Fernán Gómez-Labordeta: “¡A la mierda!”. O los que fruncen el ceño y preguntan si quiere bolsa, señora. Yo huyo en cuanto puedo y, si ya los conozco, evito su compañía.

Si soy uno de ellos, recomiendo conmigo lo del párrafo anterior. Ale, me voy a planchar.



Procedencia de las imágenes: 

https://es.aleteia.org/2018/12/29/ideas-para-tener-paciencia-con-una-persona-pesada

https://x.com/NavarraalNatura/status/1174231955413643264