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martes, 29 de octubre de 2024

SERÉ BREVE

Soy usuario habitual de conferencias, charlas y saraos del lugar en el que habito. También hago uso a través de internet, hay maravillas, además de los consabidos influencers de la nada, creadores de ningún contenido y youtubers a mayor gloria de sí mismos. Yo soy un tipo mayor, de esos que buscan a los que saben y escuchan con atención, lo que en absoluto significa adoración de prosélito.

En esos lugares donde ser imparte sabiduría hay dos cosas que me molestan sobremanera. Bueno, tres: la primera es la impuntualidad del personal y en casi toda ocasión de los organizadores, que suelen dar diez minutos de cortesía... a los descorteses que llegan tarde.

Al final de la conferencia suele haber un turno de preguntas. Ahí aparece siempre el iluminado de turno, que parece estar resentido por no ser el ponente. Es frecuente que sea impertinente y fingidor de un sentido crítico que  confunde con afán de protagonista. También suele hacer su aparición (puede ser una variedad del anterior) el que dice eso de “Lo mío, más que una pregunta, es una reflexión”. Acabáramos: es el momento de sacar el móvil y llamar a la familia, va para largo; a no ser que el moderador le corte, que es lo suyo.

Pero me he dejado el comienzo. Aquí están los que introducen al conferenciante. Temo dos expresiones: “No necesita presentación” y “Seré breve”. Vamos a ver, si no necesita presentación, cállate y deja que hable él. Y lo de que serás breve... Todo lo que supere el minuto es largo, hemos venido a escuchar a otra persona, no a ti. Esta mañana me he puesto una conferencia en internet: dos horas y cuarto. Claro, han hablado nueve personas antes que el ponente. Nueve. Y todas han dicho más o menos lo mismo.

Así que seré fiel al espíritu de este post y seré breve: adiós.


Procedencia de la imagen:
https://www.moleiro.com/es/eventos/conferencia-santa-maria-real.html

domingo, 20 de octubre de 2024

‘SIMPLE COMO SYLVAIN’

He visto hace poco esta película (al final el enlace al tráiler, no muy allá, por cierto).

Durante la proyección pasé por fases de inquietud, de diversión e incluso de dolor. Esto último yo sé por qué y no quiero contarlo.

En resumen, Sophia, una profesora de filosofía canadiense, conoce a un hombre que va a encargarse de la obra del chalet que ha comprado con su pareja. Y pasa lo que ustedes se imaginan.

Dicen que es una comedia. Yo diría que una comedia amarga, con más amargura que risas. Ella no acaba de ser feliz, cree que lo es, pero ese no-del-todo es la grieta que va a hacer que se tambalee su mundo y sus decisiones la encaminen hacia lugares inciertos.

La directora de la película nos plantea, además de la típica historia que podría ser de sobremesa, algo más hondo: son dos personas demasiado distintas, con intereses vitales que no convergen verticalmente en ningún momento. Adivinamos que la relación se tambaleará. Lo confirmamos. Pero... todo vuelve, más por deseo y voluntad que por un razonamiento sereno que, sabemos desde la cómoda butaca del cine, es imposible. Regresa a un improbable.

Me reí a veces, con los culturetas y pedantes que rodean a Sophia, pero también con la familia de Sylvain (por cierto, se indica que es de origen español, ¡vivan los tópicos!): bizarra, exagerada, gritona y choni/cani. Ella, en la comida con todo el clan, no dice apenas nada, sonríe, intenta quedar bien. Ellos tienen su mundo y Sophia está fuera... a no ser que acepte sus reglas, su conversación, su lenguaje. Lo mismo ocurre en cuando Sylvain intenta entrar en el círculo de Sophia.

He visto eso. Muchas veces, algunas en carne propia.

Salí del cine inquieto, temí por Sophia en uno de los arranques de ira de Sylvain, estereotipo de macho ibérico (por muy canadiense que sea). que confunde amor con posesión. También padecí por las cesiones intolerables que hace ella, que está dispuesta a que él controle demasiado. Ceder para mantener la relación: error frecuentísimo.

Pero no, no del todo. Sin ánimo de hacer spoiler, la epifanía final de ella salva su vida.

La película me dejó un cuerpo regulero y me acordé  de más de una persona, de más de una pareja. Quién no.

 

Tráiler de la película:

https://www.youtube.com/watch?v=wLDM-HWjpiM



Procedencia de la imagen:

https://www.cinesur.com/es/simple-como-sylvain

sábado, 12 de octubre de 2024

666: PELÍCULAS DE MIEDO


Este es el post 666. Lo tenía a huevo.

Basta con echar un vistazo a la Biblia, concretamente al Apocalipsis, para saber qué es ese número diabólico.

Desde luego, a mí, que soy un descreído en lo del más allá -y a veces también en lo del más acá- no me afecta lo más mínimo. Por mí, esa sería la matrícula del coche o el número de teléfono.

Pero, si hablamos de cine, que de eso va hoy, es preciso reconocer que se han hecho unas cuantas películas de miedo francamente buenas. Eso sí, que nadie busque aquí una lista, porque huyo de ellas, no me gusta pagar para pasar un mal rato. Pese a ello, algunas sí he visto a lo largo de mis muchos años.

Una de las primeras que recuerdo es La profecía. Buena y con unos cuantos sustos. Pero lo que más recuerdo es que a mi lado había una chica que me gustaba y que recurría a mi camisa en cada sobresalto, así que lo pasé bien y la camisa arrugada. De aquella joven hace muchísimos años que no sé nada.

Psicosis es de mis preferidas. Qué decir de una obra maestra... Si hay alguien que aún no la ha visto, no sé a qué espera. Huid de las secuelas.

También me gustó mucho, y pasé miedo, porque es diabólica, La semilla del diablo. No hay sangre, no hay vísceras, no hay apariciones desde el más allá..., pero qué intensidad, qué atmósfera.

Muy rara, y recomendable es Déjame entrar. Hay que verla. Hablo de la original, el remake de USA no lo he visto.

Aunque no gusta a todos, Entrevista con el vampiro me pareció más que interesante. Y, como muchas de monstruos, una historia de soledad. Al igual que esa maravilla que es Drácula, de Bram Stoker; todo es prodigioso aquí, incluso esos minutos iniciales que añadió el director.

Ni me gustan ni me interesan lo más mínimo las de Scream, Viernes 13, Pesadilla en Elm Street y similares matanzas y destripamientos.

Hay otras, que están ahí o en los alrededores: Tiburón (la primera, claro), La noche de los muertos vivientes, Alien... Y muchísimas antiguas, que tienen un punto de ingenuidad y a la vez cuentan historias terribles. Los que no gustan del cine en blanco y negro se pierden maravillas, ellos verán.

No sé si aprovechar este post 666 para ver alguna. Desde luego, no de las truculentas, a lo mejor un Frankenstein antiguo...



Procedencia de las imágenes:

https://www.redbubble.com/es/i/poster/Satan-666-Satanista-Diablo-G%C3%B3tico-Oculto-666-de-ThommyBLN/87034368.LVTDI

https://www.mubis.es/peliculas/psicosis

https://abandonadtodaesperanza.blogspot.com/2010/04/james-whale-o-un-mundo-de-dioses-y.html

viernes, 4 de octubre de 2024

CARTELES INNECESARIOS

Veo cada vez más carteles innecesarios.

Esta mañana, en el gimnasio, dos de ellos: prohibido hacer fotografías y se ruega no echar chicles en los urinarios.

Hace poco, en el centro de salud: todas las agresiones físicas o verbales sobre los sanitarios serán denunciadas.

En una administración pública: está prohibido grabar a los empleados.

En un monasterio: pueden hacer fotografías, pero no está autorizado fotografiar o grabar al guía.

En muchos lugares (andenes de estación, puertas de hospitales, terrazas...): prohibido fumar. Y ni caso.

Todos esos, y muchos más, resultarían innecesarios en una sociedad en la que el respeto al otro y su dignidad fueran lo normal, lo de cada día.

Llevo mal esta aspereza social. Cuando conduzco y las normas de circulación parecen opcionales. Cuando voy por la acera y los patinetes son habituales. Cuando estoy en el súper y unos niños juegan con un balón por los pasillos ante la indiferencia de los padres. Cuando me tratan con grosería bajo la excusa de la sinceridad o dicen eso de “es que yo soy así”.

Me gusta la amabilidad, la cortesía, las buenas maneras: por favor, disculpe, muchas gracias, que tenga un buen día, encantado de saludarle.

Por aquí impera eso, en otras redes sociales no. Por eso estoy.