Todo el mundo habrá visto Vértigo, por lo que está de más contarla. En esta película se encuentra la escena que, a mi juicio, mejor ha mostrado el deseo. Frente a la falsa y rutinaria exhibición de la carne, aquí James Stewart sólo necesita mirar. Atención a esos ojos: Madeleine ha retornado de entre los muertos. James Stewart actúa con los ojos.
::: acuerdo contigo en esa mirada, Atticus: y atención al modo de abrazarla, y a la cabeza volcada de ella :::
ResponderEliminarRepasando el post me doy cuenta de que estamos en Viernes Santo. No lo he hecho a propósito, ni esto es una analogía de la resurección de Jesucristo, ni mucho menos tiene intención blasfema. Tal vez el inconsciente me haya llevado a esto, no sé.
EliminarEl caso es que siempre me ha parecido que en esa mirada había un ansia de poseer lo imposible, de trascender, no tanto de recuperar. También en ella hay una mezcla de miedo y deseo, de reconciliación y de espanto.
La mirada, el abrazo y..., sobre todo, el beso.
ResponderEliminar¡Qué mejor modo de celebrar el Viernes que invadidos por el deseo!!!!. Y seguro que entre Jesús y Magdalena hubo mucho de ésto.
Mira, Coe, no la líes, que hay mucho fanático que por menos que eso que dices organiza un ciberataque y me quedo sin blog. Además, me suena a Dan Brown, que no le llega al maestro Hitchcok ni a la suela del zapato.
EliminarPero deseo que no falte. Aunque los fundamentalistas del zen nos corran a gorrazos.
Para que veas que no tienes que tener miedo a que te cierren el blog, aquí va una nominación que te he dejado en mi blog.
ResponderEliminarBesitos
Uy, peor me lo pones: ahora seguro que vienen a por mí... Encima nominado.
ResponderEliminarQue no, que gracias.
He venido a por tí gracias a Coe. No temas, soy pacífica y no tengo intención de organizar ningún ciberataque a tu maravilloso blog.
ResponderEliminarHe de reconocer que pocas escenas han reflejado el deseo contenido como en ésta. Hay miradas que son muchísimo más persuasivas y convincentes que las palabras y que cualquier otro gesto.
Viniendo de Coe, eres bienvenida, aunque en esta bitácora no se piden referencias ni cartas de recomendación. Basta el deseo de vivir y de saber, sentido del humor y algo que decir. De momento no he tenido que llamar al orden a nadie y los comentarios siguen abiertos; siempre hay alguien que desbarra un pelín (anfitrión incluido, desde luego), pero nada grave que la amistad y la reflexión no reconduzcan.
EliminarEso sí, ponte un nick, que los anónimos son para el Lazarillo de Tormes.
La escena, cada vez que la veo me gusta más: es más que subida de tono, es pura necrofilia (insisto en que supongo que todo el mundo conoce la historia; si no, no se entiende). Me parece que casi todo el cine de Hitchcok tiene elementos eróticos que pugnan por salir, es puro psicoanálisis. Algunos dicen que es el maestro del suspense, puede ser, pero además es el maestro del deseo, el cineasta del psicoanálisis.
Algunas (repárese en el femenino) dicen que los hombres somos muy simples en materia erótica. No tanto. A mí me parece más intensa esta escena que todo el cine porno (género que no frecuento, todo hay que decirlo). No obstante, recomiendo una peli que enseña mucho y es una gran película: "Deseo, peligro", con escenas al borde de lo pornográfico. Tampoco hay que olvidar la magnífica escena del polvo enharinado sobre la mesa en "El cartero siempre llama dos veces". Tantas... Y lo dejo, que es domingo de resurección y no me está saliendo muy santo el comentario.
Pues eso, que bienvenida, que te espero y que gracias por escribir.
Atticus... ¿Qué nos tienes reservado para mañana, lunes de Pascua? Jajaja (-: (Es broma... jajaja) Me gusta la escena que escoges y estoy de acuerdo con todo lo dicho. Quizá la clave está en que se produce chispazo, en que se genera electricidad.
ResponderEliminar¡Besos!
Pues no pensaba yo poner mañana un post, pero igual pongo unas fotos de mi reciente viaje a Estocolmo.
ResponderEliminarLa escena es de lo más intenso que he visto. Electricidad es poco: un rayo, una bomba. Repara en el juego cromático en la película. Buscando información, me encontrado con un blog en el que Javier Ballesteros dice lo siguiente: "Vértigo, es a mi parecer, una película llevada más allá de la imagen formal, cuyo contraste extremo en el uso de la saturación cromática, nos incita a cambiar de espacio, de lo real a lo onírico. En la famosa escena del primer encuentro entre Madeleine (Kim Novak) y Scottie (James Stewart), el uso del color es llevado al límite, con un rojo saturado dominante en el que Madeleine, vestida de verde, se presenta ante los ojos de Scottie. Más tarde, observaremos como paulatinamente el color verde (símbolo de lo onírico, del pasado) va ganando terreno cromático y el film va perdiendo esa saturación inicial a favor de un misterioso halo, literalmente neblinoso, que desemboca en una de las escenas románticas más impactantes de la filmografía de Hitchcock y de todos los tiempos: la secuencia del retorno de Madeleine “de entre los muertos” en el apartamento de Scottie, bañada de verde tras los neblinosos filtros, con el apasionado beso rodado en espiral. En dicha secuencia, observamos como cambia el escenario y como lo onírico se hace dueño del film por completo. Hitchcock cambia el rojo, en principio con mayor connotación romántica, por el “siempre vivo” verde, símbolo de la posesión eterna, mucho más trascendental. Sin embargo, progresivamente hacia el final, el film se va saturando cromáticamente de nuevo; estamos ante el preludio del desenlace trágico, sin filtros, el retorno al comienzo. Una vez acabado el sueño, el vacío, reflejado en el vestido negro de Madeleine, completa trágicamente el sentido hacia el interior de la espiral del relato de pasión que es Vértigo".(http://lafilmotecadesantjoan.blogspot.com.es/2011/02/vertigo-de-alfred-hitchcock.html).