Es una curiosa coincidencia, porque supongo que lo es.
Durante muchos años, decenios, los políticos estaban profesionalizados, eran la casta, por utilizar la expresión podemosiana. Abogados en su mayoría,
algún economista y poco más. Pero de pronto emergen los profesores.
No sé si es cosa buena. Todos tenemos en la cabeza la
indicación platónica del rey-filósofo o del filósofo-rey; pues, aunque lo suyo
es dejar gobernar al que sabe, es un mal menor hacer que sepa el que tiene que
gobernar.
Sin embargo, lo de ahora es otra cosa. Aparece un partido
(según algunos ganará las elecciones) que no tiene representación
parlamentaria, un partido out que
quiere estar in, y se hace con las
ilusiones de mucha gente (el sustrato del que proviene y se alimenta es el
15-M). O con más precisión, capitaliza y encauza la desilusión de muchísimas
personas. Pensamiento líquido, aducen muchos con tino y con Bauman: únicamente
con indignación no se gobierna a un país. Podemos es un partido cuyos rostros
visibles son todos profesores: profesores universitarios, lo que tiene para el
electorado la doble cara del conocimiento y el contacto con la gente corriente.
O no tanto, la universidad no es la sociedad.
El PSOE ha hecho algo aún más extraño: descabeza a un
político exitoso (al menos hasta hace poco) y lo sustituye por un
independiente, que además es profesor… ¡de metafísica! Doble salto mortal. Qué
digo: triple salto mortal sin red. Supongo que es como esas empresas a punto de
quebrar: hay que intentar algo nuevo porque, de lo contrario, al agujero.
No conozco bastante a Ángel Gabilondo. Le escuché en una
conferencia y me pareció brillante, cultísimo, ocurrente en el coloquio
posterior, divulgador, pero no vulgarizador. He leído tan solo un libro suyo, y
no precisamente un libro duro. Lo recomiendo muy encarecidamente: se trata de Alguien con quien hablar. Gabilondo
mantiene además un excelente blog, cuyo enlace indico al final.
A Luis García Montero, cabeza de lista de IU a la comunidad
madrileña, sí lo conozco bien. No personalmente, apenas he intercambiado unas
palabras con él en una firma de libros, pero he leído sus poemas con
intensidad, placer y a menudo desasosiego. Sé de su peripecia en la Universidad
de Granada.
Aprecio la figura de estos dos últimos (la de los líderes de
Podemos no, por falta de nociones de su trayectoria y acerbo). No sé ganan
algo, pero sí creo que tienen mucho que perder, que saldrán trasquilados porque
la política devora a los outsiders mientras
permanecen los eternos vegetando en esas instituciones en las que se aparcan a
la espera de tiempos mejores. Pese a que es algo que yo no haría, creo que su
gesto tiene algo de noble. Ambos se han comprometido con un proyecto que no
parece tener un futuro muy esplendoroso. Ninguno lo necesitaba. Y sin embargo
lo hacen.
Muchos se quejan del escaso compromiso de los intelectuales
y, cuando se produce, se lamentan de lo contrario. Por mi parte nada que
objetar. No creo que Platón tuviera razón, ni que esta inflación de profesores
metidos a políticos sea buena por sí misma (tampoco tiene por qué ser mala),
pero tienen el mismo derecho que todos nosotros. Hacen bastante más que otros, infinitamente
más que yo. Y aportarán nuevas maneras. Ojalá.
No me parecen suficientes motivos para merecer mi voto. Pero,
insisto, no necesitan vivir de la política, pueden volver a su honorable
profesión de docentes sin que el aparato del partido y la inutilidad para otra
cosa se lo impidan. Y eso es mucho.
No sé si me voy a explicar con claridad porque me duele bastante la cabeza y no me encuentro muy bien (menú del día), pero me ha gustado mucho tu entrada. No sé si que los gobernantes sean profesores es bueno o malo; en algunos casos, creo que sería favorable que sí lo fueran. Desconocía a Gabilondo hasta que lo vi en un programa que tú mismo nos aconsejaste ver. Hay gente con las ideas muy claras, que podría hacer un muy buen papel en la política. Que sean profesores, a mí me indica que por lo menos tienen una base cultural adecuada para estar a la altura de las circunstancias; que lo hagan, es otro tema. Alguna vez hemos hablado de si el ministro o ministra de educación debía ser profesor. Yo siempre he defendido que sí; pero teniendo en cuenta los nombres que has dado (me remito a Pablo Iglesias y otros), no sé si estoy equivocada.
ResponderEliminarEn cualquier caso, como veo que estoy divagando, corto el rollo. Pero como debate..., está muy bien, amigo. Besos.
Muchas gracias en primer lugar.
EliminarYo no soy de la misma opinión. No sé si el conocimiento del profesor hace a un político mejor. El intelectualismo moral me parece poco fundamentado y de un optimismo que roza la ingenuidad.
Que tengan las ideas claras... tampoco. Es más, los que las tienen tan claras que son deslumbrantes, me dan hasta miedo. Prefiero un político que reconoce errores e ignorancias a esos que "saben lo que hay que hacer".
Que el ministro de educación sea profesor no necesariamente le hace mejor ministro. Mira los directores de instituto que hay por ahí: profesores todos, y ni siquiera gestionan bien un claustro de unas pocas docenas de personas. Algunos, claro, otros lo hacen de maravilla. Pero al menos tienen el conocimiento (esos ministros), lo que a algunos "gestores" de la cosa educativa les falta: lo más cerca que han estado de un centro de enseñanza es la serie "Al salir de clase". Y dicen unas tontunas como la catedral de Burgos con la seguridad del que todo lo ignora pero tiene el pelota detrás adulándole.
De modo que sólo les aconsejaría (modestamente) que escuchen. Y que contraten al esclavo de Julio César.
El otro día hablaba Ángel Gabilondo sobre educación, sobre cómo construir espacios para el aprendizaje y me quedé pegada al televisor. Si no recuerdo mal, junto a él hablaba también un artista plástico también filósofo y... Lo dicho... Me quedé pegada, ojalá hubiera más coloquios de este tipo en los medios de comunicación... Tras leer tu post me di cuenta de que no me había parado a pensar en esta cuestión de los docentes que inician vida política, quizá porque muchos otros no tienen más formación que la de haber militado en un partido político desde los 16 o cosas así...Eso sí, a los demás se nos exige máster en chino e inglés con trimáster en no sé qué... ¡Hasta para vender pan! Ahora me daré una vuelta por los enlaces que adjuntas,¡gracias por compartirlos! Por cierto, Atticus, ¿para cuándo te vemos como candidato?
ResponderEliminarComo ya he dicho antes, no me parece que ser docente sea un plus que necesariamente los va a convertir en buenos gobernantes. Pero lo contrario me parece aún más cierto: una caterva de ágrafos se atreve a gestionar cosas de las que no entiende una palabra, se rodea de supuestos especialistas, que no son más que asesores nombrados a mayor gloria de su "nombrador", y que no escuchan a los que sí saben hacer el trabajo, aunque sólo sea porque lo hacen todos los días. Ésos ocupan concejalías y consejerías de cultura y educación sin el menor sonrojo ni pudor, y sin la menor titulación ni conocimiento. Grave: es esto si soy algo platónico.
EliminarLo de vender pan en chino tiene su miga, eso sí.
Lo de verme como candidato... más bien nunca. Lo más a lo que he llegado es a presidente de mi edificio. He podido ser jefe de estudios e incluso vicedirector en algún instituto, pero el sentido común que aún tengo lo ha impedido, por fortuna para el instituto y sus habitantes. De modo que no. Por lo menos no tengo intención.
No espero casi nada de Gabilondo y nada de los sociatas en general. Uno y otros ya han estado magreando los resortes del poder. Y ná. Son el capitalismo con rostro humano, y el culo también, sobre todo cuando lo ponen. No he leído al poeta, pero como la Mazagatos a Vargas Llosa, lo sigo mucho.
ResponderEliminar(Madrid 11 de Marzo... Mi corazón con los que no están).
¿Tú estás seguro de que es Sofía Mazagatos la que sigue a Vargas Llosa y no al revés? Te gustará García Montero. Y también Gabilondo. No hablo de política, desde luego.
EliminarOye por lo menos, ahí en Madrid tenéis cierta talla intelectual. Aquí, en Valencia, por el PSOE, Ximo Puig, cuyo principal mérito es haber sido alcalde de Morella, En Izquierda Unida descabezaron a Marga Sanz, profesora de Economía, y no sé quién se presenta ahora. El panorama es desolador.
ResponderEliminarLo de Valencia es de traca (perdón: chiste fácil). ¿Por qué esa afición sociata al suicidio? No sé, igual es el caloret, y por aquí, con el fresquet se conservan mejor las ideas. Pero tampoco es como para tirar cohetes. Y de Cospelandia mejor ni te cuento...
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