No pensaba yo hacer el clásico repaso a los libros leídos en
2015, pero cedo por aclamación (es decir, porque me lo pide Signos). No
obstante, debo aclarar que éste no es un blog literario, sino de caprichos filifóbicos, por lo que no deben
buscarse aquí reseñas ni argumentos sesudos, sino impresiones de lector.
Además, este año he leído poco, apenas unos 30 libros, insuficiente bagaje como
para presumir de lector. Rascador de páginas, poco más.
Hablaré de algunos y sólo narrativa. Los innombrados lo son
porque han caído en el olvido o porque no me han aportado nada especialmente reseñable.
El orden en que lo hago es igualmente aleatorio, aunque indicaré primero los
dos que menos me han gustado (entre los que he terminado):
Accidente nocturno, del Nobel Patrick Modiano me
pareció de una simpleza insultante. Como casi siempre, lo que leo en revistas y
blogs especializados me saca del error, así que me flagelo y prometo
impostar voz y lectura, pero ni pienso volver sobre él ni lo recomiendo.
Así empieza lo malo, de Javier Marías: algo parecido.
Estilo sobresaliente al servicio de una historia que no me interesa nada,
aunque leer a Marías es, por sí mismo, una inversión, un aprendizaje. También
muchos críticos me riñen por mi falta
de competencia lectora, pero las páginas pasan y pasan y cada vez me cuesta más
entrar en esa historia cuyas motivaciones y desarrollos ni me llegan ni me conmueven
ni me apetecen. Aun así, alcancé el final, pero únicamente por un placer
estético.
De Pérez-Reverte he leído dos: El tango de la guardia vieja y Hombres
buenos. Mejor el primero, más fiel a su estilo clásico y aventurero. El
segundo me parece una grandísima idea que no me acaba, como si los personajes fueran más planos que otras veces,
una pena.
Sándor Márai me ha regalado grandes momentos de felicidad con
¡Tierra, tierra! y Divorcio en Buda. Excelentes ambos si
uno no se conforma con cualquier entretenimiento. Márai es literatura mayor y
con Zweig forma una pareja maravillosa para explicar y contar la primera mitad
del siglo pasado. Sensasionales narradores: mucho más que entretenimiento:
conocimiento.
Unknown me habló de un texto prometedor, precioso, de una
autora iraní, Sahan Delijani, titulado A
la sombra del árbol violeta. Una delicia que transpira ansias de libertad.
Autora que dará más y a la que quiero seguir. También me descubrió a Richard
Ford, del que he leído Canadá, una
estupenda historia, con curiosos y estrafalarios personajes; me gustó más la
primera parte de la novela que la segunda. También a Ford debo seguirle la
pista.
A otro de mis clásicos, Murakami, le di dos oportunidades: Hombres sin mujeres y Sueños. El primero es un conjunto de
relatos, algunos magníficos, muy en su estilo de personajes solos en el
laberinto de la vida, aunque no es de lo mejor del autor. Sueños es un cuento ilustrado en una edición muy cuidada, como para
regalo, estupendo para los no muy lectores y para los que no se atrevan con
Murakami a pelo.
Creo que una de las sorpresas del año es la rareza de Bohumil
Hrabal Una soledad demasiado ruidosa.
Ya tiene unos años este texto que, siendo una narración breve, es mucho más:
creo que habla de libros, de arte, de soledad, de desamparo; y también del
inmenso desasosiego de las dictaduras y de lo fácil que es la manipulación de
las personas. Es curioso, lo compré en una feria de intercambio de libros por 1
€, lo que significa que alguien lo desechó como yo hago con otros cada año.
Nunca llueve a gusto de todos.
Como la sombra que se
va es la última
novela de Antonio Muñoz Molina, autor que recomiendo siempre. Debe leerse si
uno ya conoce El inverno en Lisboa.
Tiene mucho de autobiográfico. Y me sorprende que entre en su propia intimidad
hasta lo que no imaginé que contaría. Lo hace sin piedad hacia sí mismo. Me
gusta como autor, también lo que escucho en las entrevistas que concede y como
articulista. (De él también he leído Todo
lo que era sólido, aunque no es narrativa, una suerte de ensayo o reflexión
sobre la actualidad y los últimos años; más que bueno).
Audur Ava Olafsdottir es una autora islandesa descubierta en
2014. Esta vez no es novela negra su Rosa
candida. Es uno de estos libros que cuentan poco y a la vez mucho, que
están en el borde de no creerte esa vida corriente en la que los personajes
parecen hacer algo cotidiano siendo extraordinario. Me gusta su modo de contar.
A muchos se les caerá de las manos: yo tengo ganas de leer más de ella porque
sólo me he puesto con dos novelas.
Pero la novela negra no podía faltar. Louise Penny es la
autora de Una revelación brutal, cuya
reseña encontré en el blog de Marian. No me gustó tanto como a ella, pero sí me
pareció una estupenda narración detectivesca con muchos y muy curiosos
personajes, ambientada en el mundo rural de Canadá. Como ella dice, recuerda a
la serie Doctor en Alaska. Un poco
larga y coral para mi gusto, pero vale la pena.
He leído bastante novela gráfica. Aunque no es mi género
preferido, creo que debo destacar La
inmensa soledad (Frédéric Pajak) cuyo conocimiento debo al blog http://www.devoradoradelibros.com/
(excelente, por cierto, un blog literario en condiciones y no las banalidades
que circulan por la red). Es un texto singular e innovador, un ensayo gráfico:
cuenta la historia de dos solitarios en Turín: Nietzsche y Pavese.
Imprescindible, triste y hermoso.
Quiero concluir con lo que probablemente han sido las dos
novelas más sólidas y de mejor calidad (a mi juicio, insisto). Ambas pertenecen
a Rafael Chirbes, que se fue de repente en agosto. Una es La buena letra y la otra En
la orilla. La dos son muy complejas, aunque la primera no lo parezca. Y son
lecciones de literatura. La buena letra
sobre el alma humana, sobre cómo decir mucho en pocas páginas. Es una historia
familiar en la España de postguerra, es antropología, es belleza y generosidad,
es también un bisturí en lo peor de la condición humana. En la orilla cuenta largamente los últimos 25 años de la historia
de este país, especialmente en esa costa levantina que él conocía tan bien. El
año pasado hablé de su otra gran novela, Crematorio,
también excelente.
Estoy esperando su novela póstuma. Hablé con Rafael Chirbes
en la feria del libro de Madrid. No había nadie en su caseta. Tenía sentido del
humor, generosidad hacia sus
compañeros de casetas con colas kilométricas (“Es que ellos sí saben
escribir…”, me dijo cuando le mostré mi sorpresa).
Hasta aquí llego, compañeros y amigos. Signos, me debes una
cerveza. Esperan en la mesita de noche una novela negra de autora islandesa, el
último Brunetti de Donna Leon y una relectura pausada de La peste de Camus. Y el Quijote,
claro, cómo no.
Ah, estoy abierto a ofertas de Babelia y similares y a mostrarme todo lo exquisito que la cosa
requiera. Pues sólo faltaría que nos pusiéramos dignos a estas alturas…
Bien, bien. Veo que sigue habiendo nivel. Tomo nota de Modiano: lo veo mucho en las librerías, pero no me atrae demasiado. Hablando de simpleza, acabé sucumbiendo a una novela de Milena Busquets, "También esto pasará". Dicen que bajo su aparente levedad se esconde una honda reflexión sobre la pérdida de los seres queridos. No sé, tal vez, pero yo no vi nada de eso. Me gustó el título. También me atrae lo que dices de Murakami: creo que acabaré leyendo esos relatos. De Chirbes ya ha salido la última, creo que se llama "París-Austerlitz". "La buena letra" es la primera que leí de él. Y la leí por una polémica que hubo entre un crítico literario, Ignacio Echevarría, y Muñoz Molina. De Muñoz Molina hace tiempo que no leo nada. Si esta última no es muy larga (creo que tiende al exceso; debería contenerse un poco más) la leeré. Me ha picado eso que dices (lo hacía recatado, no como su mujer).
ResponderEliminar¡En fin!, buenas recomendaciones. Lo de la cerveza está hecho. Si vienes por aquí, nos la tomamos en un pub cerca de la Plaza de la Reina: pintas, cerveza autóctona, buen precio y agradable local. Si es por tierras castellanas, eliges tú.
Veo que te pasa lo que a mí: te seducen los títulos. Lástima que, a menudo, no haya nada detrás. De Murakami hay otros mejores: aparte de "Tokio blues", me gustó mucho "Sauce ciego, mujer dormida", que también es una colección de relatos. Bueno, lee tú, seguro que lo conoces y tienes criterio (aquí a CrisC no le pone el japonés).
EliminarLo de Chirbes no lo sabía, caerá pronto. No sé nada de la polémica de la que hablas. Intentaré enterarme. O dínoslo, gran jefe wiki.
No comparto lo que dices de AMM, aunque todo depende de lo que te guste. A mí no se me hacen cortos sus tochazos. Esta última tendrá más de doscientas, tal vez trescientas, pero no ochocientas o mil. Hay algunas páginas..., a mí me sorprendió esa confesión que no es exhibición.
Iré no sé cuando por lo levantino (que últimamente es levantisco, desde que habéis abandonado el recto camino de los gobiernos de orden) a que pagues esa birra. Si venís por aquí también tengo unos locales muy apañados. Y en casa pago yo, naturalmente; pero sólo las siete primeras rondas, que tengo hipoteca...
¡Vade retro, degenerados!
ResponderEliminarOye, oye, que no los arrojamos a la policía en las manifas.
EliminarAdemás, se dice "degeneraos".
Audur Ava Olafsdottir... Se fusila poco a este lado del Mississippi.
ResponderEliminarVas a tener razón. Por cierto, ya he terminado la novela de la islandesa de la que hablaba. Se titula "El último ritual", y ella se llama Yrsa Sigurardottir. De manera que sí, se fusila poco a este lado del Miño.
EliminarPor cierto, la novela es mala. Impaciente estoy por leer la póstuma de Chirbes, que sale hoy.
Yrsa Sigurardottir, dices... Joerrr, Atticus, esto ya roza la parafilia.
EliminarEstá descrita en el CIE última edición. Las de confín islandés son las peores. Ya estoy buscando psi.
EliminarHola, Atticus. Simplemente darte la enhorabuena por tus lecturas del 2015, que no me parecen tan pocas, por cierto y de paso darte las gracias por descubrirme a Chirbes. Espero que en el 2016 sigamos recomendandonos autores y libros mutuamente. Un saludo.
ResponderEliminarDe nada, pero por lo de Chirbes. Lo del número de lecturas es lamentable; al menos no he perdido mucho el tiempo con bobadas insustanciales.
EliminarAl final, hablar de libros es muy socorrido y se pueden mantener los amigos, evitando hablar de política o religión, que son temas muy peliagudos. Si a tus amigos no les gustan los mismos libros que a ti (o pelis), seguís siendo amigos.
Hablando más en serio, leo alguna publicación o suplemento sobre libros, pero siempre me parece que tienen un tufillo pedante o que son puramente publicidad hábilmente disfrazada de información. De modo que hablar sobre libros es de lo más estimulante.
Espero que este año te rindas definitivamente al roi, a don Albert Camus. Sé que te gustará, no te resistas.
Ja, ja, ja. Eso es misión imposible. Tuve que leer "La peste" y "L'etranger" en mis cursos de francés y todavía me queda el retrogusto a limón con turba. ;)
ResponderEliminarYa veo que lo que te va es Torrente y El club de la comedia. Como mucho Tom Sharpe. De "L'homme revolté", por lo tanto, ni hablamos. Tú te lo pierdes.
EliminarPues si tú has leído poco y sólo llegas a rascador de páginas, yo que he leído un poco más de la mitad que tú (17 libros en 2015) no llego ni a observadora de portadas, jeje. Pero lo importante no es el número de libros sino disfrutar de las lecturas y leer lo que cada uno pueda (ya sabes que soy adicta a las series de televisión, así que reparto mi tiempo libre como puedo, eso sí, nunca falta un libro entre mis manos)
ResponderEliminar¿Sabes? no he disfrutado ninguna de las novelas que comentas, salvo la de Louise Penny, claro (también sabes que nuestros gustos literarios no siempre coinciden). Creo recordar que empecé algo de Sándor Márai y que lo abandoné. A Chirbes si me gustaría catarle, aunque pienso que igual no sea para mí.
Yo al final no he hecho el repaso del 2015, como es tan poco lo que leo..., aunque hace un tiempo sí lo hacía
Un beso
He tenido años de 50 y 60 libros. Pero no creas que me enorgullezco especialmente de ello: han sido años tristes, de reclusión, de muy escasa vida social, de modo que tampoco hay que alardear ni disculparse. Cada uno lee lo que quiere y puede. Es cierto que soy un poco adicto, qué le vamos a hacer. Reconozco que veo poco la tele y no me acabo de enganchar a las series. Hace dos días comencé con "Fargo" y... sí, está bien, pero con un capítulo tuve bastante. La que me encantó es "True Detective". Recomiéndame mas. Por mi parte, te diría que no te pierdas "Crematorio" (basada en la novela de Chirbes, ya sabes).
EliminarChirbes, por cierto, es para todos. Inténtalo. Creo que mañana sale su libro póstumo. Yo creí que ya estaba en las librerías pero no: mañana.
Lo de Márai... Me pasa como a la tal Cayetana con Carmena: no te lo perdonaré, jamás.
Es broma,claro.
Jaja, fíjate que tenía en la cabeza que había sido de Márai el libro que abandoné en su día, pero como no me lo perdonabas (ya sé que es broma) pues me picaba averiguarlo con certeza y como fue un libro que teníamos en la biblio donde trabajo, hice en el catálogo una búsqueda por autor. Y no, no he leído nada de Márai, así que recomiéndame alguno para empezar, alguno que enganche, please (llevo desde ayer intentando recordar ese autor abandonado pero no lo consigo)
ResponderEliminarMe hace gracia eso que dices de "está bien, pero con un capítulo tuve bastante", vamos que no consiguen engancharte.
Yo sigo muchas, como no conozco tus gustos seriéfilos, te recomendaría dos que no suelen fallar y que además son buenas series: "Breaking bad" y "Los soprano". Me gustaron mucho las dos y además son de hace tiempo (si te gustan, puedes darte atracones de temporadas completas).
Y de Chirbes, ¿cual me recomiendas para empezar? (que no sea muy lento que sino me da la vena y los abandono)
Besos
Chirbes, como te dije, no tiene dificultad para una lectora avezada como tú. Si quieres, "La buena letra" es un excelente comienzo. De Márai... qué difícil, de éste he leído mucho. El primero fue "El último encuentro", que te recomiendo encarecidamente. "La mujer justa" es más complejo, pero muy bueno, un triángulo amoroso contado en tres capítulos, sus tres voces. No sigo, que me embalo.
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