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domingo, 17 de julio de 2022

VECINOS DE ARENA

No es que yo sea muy playero, pero un par de semanas al año sí aparezco por el Mediterráneo, que es desde donde escribo ahora. Bajo pronto, no de madrugada, pero siempre antes de las once, a veces poco más tarde de las nueve. Ayer la cosa se complicó y fue más tarde. Ya había mucha gente. Escogimos un hueco en tercera fila.

A la izquierda, un “melendi”. Es decir, un tipo con barba más o menos descuidada y rastas abundantes. Que me perdone el genuino Melendi, pero es que desde lejos era clavaditos. Fumaba, parecían canutos, pero el olor era de tabaco normal. Estaba sentado en una toalla de Coca-Cola y de vez en cuando echaba un trago a su sangría de Mercadona a la que echaba hielo de una neverita. En vaso era uno de estos gigantescos con el logo del PCE. Cuando la bebida estaba muy aguada, la derramaba en la arena y añadía nuevos hielos. Por supuesto, la colilla la apagaba en el suelo y la enterraba a medio centímetro.

Delante, una familia de reguetoneros ruidosos. Dos o tres generaciones, de esos que no hablan en voz baja ni debajo del agua. Afortunadamente, la música que emitían sus móviles no permitía un volumen altísimo, pero sí lo suficiente como para molestar a los que buscamos paz y sosiego.

Seguro que dirían que tienen derecho, todo el mundo parece tener derecho a todo, a cualquier cosa. Supongo que los que enterraron los palillos que me pincharon el pie también tenían derecho, así como todos los fumadores cuyos restos colilleros afloran a centenares en la playa.

He leído que en algunas playas no se puede fumar. Me parece excelente. En primer lugar, por lo que acabo de referir. Además, es un olor francamente desagradable. Se solucionaría si los fumadores fueran a un sitio más apartado, si pidieran permiso a los vecinos de arena. Pero no. Dicen que tienen derecho.

Busqué en mi móvil “Lascia ch’io pianga”, lo puse unos segundos. Después pensé que no merecía la pena. Eso sí, estuve tarareándola toda la mañana con mi voz de contralto afónico. Poco después, di un paseo a lo largo de la playa. Me costó: dos kilómetros con la tensión baja que la humedad acentúa. El “melendi” seguía bebiendo y fumando. La familia reguetonera había apagado la música, menos mal: se oían las olas. Seguí un rato leyendo Los besos, de Manuel Vilas, con gran placer. Yo voy a la playa a leer.

Es verdad que hay pocas papeleras y que están lejos. Aún así: hay gente que las usa, que va hasta allí o que echa en ellas sus desperdicios cuando se marcha a casa. La playa no es democrática más que como metáfora; simplemente, es de todos y la sociedad es así, diversa.

Suelo decir a mis alumnos que las sociedades funcionan porque hay un 80% de ciudadanos que cumplen las normas. Luego están los que se aprovechan de que ese porcentaje haga funcionar las cosas. Ellos creen que tienen derechos, pero no: el ciudadano tiene derechos porque tiene deberes y al revés.





Procedencia de la imagen:
https://www.sunamis.com/tienda/funda-sombrilla-playa/funda-sombrilla-mar-en-calma/



6 comentarios:

  1. ¡Hola!
    yo tampoco soy muy playera, hace tiempo que no piso una playa pero sí la hecho un poco de menos.
    ¿Un 80 cumplimos las normas? yo diría que bastante menos, la verdad
    Lo de los fumadores que van por ahí dejando colillas en todas partes y que no entienden que a los que no fumamos nos moleste el olor y el humo, pues es lo de siempre, sea en la playa (yo por mi prohibiría fumar en todas partes salvo en la casa de uno, sé que soy demasiado exagerada, pero es así como pienso) sea en la ciudad, sea donde sea (en la biblioteca se esconden a fumar en los baños o donde pillan y la apestan cada dos por tres, no les pillamos).
    Y lo del ruido..., pues también lo llevo fatal. Fíjate que cuando salgo a hacer rutas con la bici por la Casa de Campo, me gusta disfrutar además de hacer deporte, del silencio de la naturaleza, de los cantos de los pájaros, etc y siempre me encuentro con alguno de esos que va en la bici o andando con la música puesta a todo volumen, no lo entiendo, me dan ganas siempre de decirles algo, sencillamente explicarles que algunos queremos escuchar el silencio en el campo, pero mejor callada, no vaya a ser...
    En fin, que en todos los aspectos de tu post somos iguales, creo que vemos las cosas de igual manera
    Disfruta lo que puedas de la playa
    ¡Besos veraniegos!!!

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    1. Buenos días. No sé si eres asidua o nueva por aquí; si es esto, bienvenida.

      No sé si los que cumplimos (?) las normas somos el 80%. Quiero creer que sí, aunque quién no ha sido mal ciudadano alguna vez... Hablo de un cumplimiento o incumplimiento sistemáticos. Hablo de esos que se creen muy listos porque se encuentran una infraestructura social que funciona a pesar de ellos, pero que aprovechan, se aprovechan.

      Como ya dije, para mí la playa es lectura y calma. De hecho, aún no me he bañado. Bajo, leo, paseo... Hoy me han deseperado a voces unos inciviles a las 6:15 que estaban bañándose y deseaban que todos lo supiéramos. Así que, al menos, aprovecho el fresquete de las primeras horas para desayunar con calma, leer un poco y marcharme pronto a hacer unos recados antes de que llegue el caloret. Porque lo peor de este clima es lo pegajoso que estás siempre...

      Bueno, voy a ver cómo se da el día. Besos también para ti.

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    2. ¡Hola de nuevo!
      me acabo de dar cuenta de que se me publicó como anónimo (me pasa mucho últimamente cuando comento en los blogs, aún habiéndome metido en mi cuenta de blogger)
      ¿No te imaginaste que era yo? de nueva por aquí nada, jeje.
      Sé de lo que hablabas, es verdad que todos en algún momento hemos sido malos ciudadanos, pero no es la norma y ciertas cosas..., no, nunca. Por ejemplo no se me ocurriría ponerme a dar gritos a las 6,15 de la mañana, ni dejaría que mis hijos, si los tuviera lo hicieran (¿no entiendo que no se piense en si habrá gente descansando, durmiendo)
      En fin, que lo dicho, ¡que disfrutes mucho de tus lecturas playeras!
      Más besos

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    3. Ya lo suponía, pero no estaba seguro. A mí también me ha pasado a veces.
      Estoy despierto desde las 7. En un apartamento frente a la playa. Un grupo de chicas se estaba bañando en el mar. Por supuesto, a gritos, perfectamente audibles desde mi casa. Bañarse a gritos es una actividad estival muy solicitada.
      Leo con frenesí. Llevo aquí desde el 13 y ya estoy en el quinto libro, dos de ellos novelas gráficas. Esto es algo muy parecido a la felicidad.

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  2. Yo tampoco soy playera. pero cuando voy, lo hago para relajarme. Es verdad que parece que todo el mundo tiene derecho a molestar a los demás. Al aire libre no tengo porqué tragarme ni oler el humo de los cigarros de los de al lado. También tengo derecho a no escuchar la música alta, ni a clavarme palitos en los pies. La naturaleza es para disfrutarla. Si la gente no entiende eso, mal vamos. Como dices, afortunadamente, la mayoría de las personas cumplimos las normas. Buen verano, amigo.

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    1. Lo malo es que algunos vamos a relajarnos y otros a que no podamos hacerlo. Vivir en comunidad es difícil, sobre todo en los espacios públicos. Por eso hay que cumplir unos mínimos de ciudadanía, es decir, deberes, por muy antipático que pueda parecerlo. Es que no hay otra opción. Gracias, igualmente. Será bueno.

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