¿Habéis pedido tiempo como obsequio estas Navidades? ¿Papá Noel o los Reyes Majos han sido pródigos en ese regalo?
Entre las felicitaciones -algunas, por cierto, muy cursis y
relamidas- me gustó especialmente la que me deseó tiempo para estar con las
personas que quiero y para hacer lo que verdaderamente deseo.
Lo escribió una mujer sabia, a la que veo poco, pero cuya
presencia sigue ahí, aunque no separen unos cuantos kilómetros. Siempre hace y
dice cosas sensatas.
Mañana volveremos a no tener tiempo: para leer, para escribir,
para pasear, para perderlo junto a esas personas indispensables. Algunos no
tendrán tiempo para quedar con nosotros, lo que significa que en su jerarquía
no estamos precisamente en los primeros puestos.
Luego está el trabajo, no siempre maravilloso ni bien pagado.
Y, sobre todo, el mayor ladrón de tiempo, que nos deja agotados para eso que se
llama tiempo libre, lo que supongo que quiere decir que el del trabajo
no lo es. Que no lo es.
Entre los que han pasado por este blog y leído alguna vez sus
insensateces siempre hay alguien que me dice que se nota que me sobra el tiempo.
Pobre, qué ocupado, qué pena de vida. Eso sí, su casa tendrá el doble de metros
cuadrados que la mía y supongo que su cuenta bancaria más ceros. Insisto, no me
da envidia y supongo que a esas personas les parezco un inútil improductivo.
Nos moriremos igualmente, ellos y yo.
Así que voy a ver si esta tarde aún puedo tomarme una cerveza
(sin alcohol) mientras miro unos ojos verdes. Que no me falte ese tiempo.
Pidamos tiempo.
Procedencia de la imagen:
https://www.cepal.org/es/subtemas/uso-tiempo
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Puedes escribir tu comentario. Agradezco la inteligencia, la educación y el sentido del humor. Por favor, no enlacéis páginas con contenido comercial, religioso o político. Tampoco las que claramente constituyen una estafa.