Durante los largos años de la infancia, la playa era el modo natural de pasar el verano. Vuelvo ahora, mucho tiempo después, renuente al principio. Pero descubro cada julio o agosto un plácido bienestar, una falta de actividad que me hace redescubrir la semántica de la palabra vacaciones.
Algunos días no me baño. Pero paseo siempre. La playa es el más barato, más democrático y más sencillo de los placeres. Sólo me molestan algunas cosas. Por ejemplo, el empeño de tanta gente en jugar a las palas al borde del mar. Tampoco me gusta el desorden de ciertos niños asilvestrados cuyos padres parecen haber renunciado a inculcarles lo que en otro tiempo se llamó urbanidad. Me molesta especialmente la suciedad, que nunca falta: la gente va a la playa y come y bebe y fuma, y a menudo allí quedan los restos y las sobras, las papeleras están tan lejos…; algunos incluso entierran superficialmente los restos, deben creerse civilizadísimos.
En el haber, el gran invento del MP3, que nos ha ahorrado el sonsonete de la Pantoja o las horterísimas canciones del verano. Otro elemento positivo, que es una forma de respeto epidérmico (en los dos sentidos de la palabra), es ese precepto que podríamos llamar “vaya usted como le dé la real gana”. Pues eso. Bañadores, bikinis, tangas, slips, toplesses, zonas nudistas… Gordos y flacos, tiburones marcapaquetes, siliconadas, corrientitos, adolescentes, ancianos, latinos,niños con pañales, madres jóvenes, desteñidos, algún que otro profesor de filosofía… Me gusta especialmente ver cómo hay personas reconciliadas con su cuerpo, que no dudan en exhibir kilos de más, tallas desmesuradas de pechos que hace tiempo perdieron la firmeza, o al revés, que nunca fueron más allá de una discreta 80. Porque los hombres casi nunca hemos tenido esos reparos; es un clásico el paseante con bigotazo y tripa cervecera, orgulloso de sí y burlón de ésos que han pasado el invierno en el gimnasio en vez de dedicarse a practicar el único deporte que conocen: el levantamiento de vaso.
Me gusta especialmente la transformación en la estética de las embarazadas: hace poco aún ocultaban su vientre prominente con mucha tela. Bañadores para embarazadas, no se esperaba otra cosa. Hoy pasan en bikini, orgullosas de su tripa, el ombligo hacia fuera, la sutil línea recorriendo su abdomen. Alguna se atreve a mostrar sus pechos. Demasiada belleza para puritanos y meapilas. Recuerdo una joven que paseaba su preñez hace un año y casi espero verla de nuevo. Llevaba la vida en el rostro, el futuro en su sonrisa.
Hoy luce amenazadora la bandera roja. Doy mi diario paseo y después cojo el voluminoso libro de Arturo Pérez-Reverte. Me quedan aún 400 páginas. A la sombra, sin prisas.
Qué placer.
Como el clásico artículo antitaurino de Manuel Vicent de todos los años, echaba yo de menos el post playero del verano. Ha tenido que ser Atticus el que sacara de la bolsa, junto con las gafas, el bronceador, el libro de Reverte y el móvil, esas palabras llenas de arena y con aromas de protector solar. Es bueno que alguien nos recuerde que estamos en verano y que lo mejor que se puede hacer es dejar pasar el tiempo al borde del mar, con un libro de bolsillo que ni nos va ni nos viene y con el ipod sonando a toda hora.
ResponderEliminar¡Qué placer!
Un momento, un momento. ¿Cómo que "clásico"? El post éste llevaba escrito ya diez o doce días. Pero el último domingo "El país semanal" incluía dos artículos de tema similar. Vaya por Dios. Pensé en dejarlo estar. Pero no sólo de cosas profundas vive el blog, así que por qué no.
ResponderEliminarNo parece preciso recordar que estamos en verano, pero en este caso es un autorrecordatorio, por razones que necesito repetirme. Necesito dejar pasar el tiempo, cierto tiempo, contar los instantes, sí.
Y lo del libro... Más de 700 páginas, llevo el lomo doblado por el peso. O sea, que de bolsillo, nada; como poco de bolsón. Y a mí sí me va. Y me viene.
No tengo ipod. Mi economía y mis conocimientos al respecto no dan para más de un Samsumg E250, sencillito, apañao.
Mmm... ¡Qué envidia! La playa...
ResponderEliminarEste verano he estado en playas muy distintas... Nudistas, no nudistas, atlánticas, mediterráneas, cantábricas...
Mmm... ¡Echo de menos tantas y tantas cosas!
Puff!¡Qué calor hace aquí! Vaya, vaya, aquí no hay playa... Jajaja... Bueno, siempre quedan las piscis y los ríos serranos... Jejeje...
http://www.youtube.com/watch?v=KVjWTzVSCWg&feature=related
No, si no me parecen mal estos artículos de verano, sobre todo si son refrescantes y divertidos. Si yo fuera crítico de la Turia, le pondría un 3.
ResponderEliminarCon respecto a los libros, no sé cómo podéis transportar tochos de 700 páginas (bueno, el año pasado fue peor con los ladrillos de Largson).
Es verdad que el ipod es más caro, pero no hay color. En cuanto te hagas con uno, ya no querrás saber nada de ese Samsumg E250. Vamos, que se lo regalarás al primero que pase por ahí. Seguro.
Yo, como se ve, no adoro la playa, pero es peor quedarse en casa con el calor, así que me voy de inmediato. A comprar "El país" (por el puro placer de leer, no porque me interese la aburridísima y previsible actualidad política).
ResponderEliminarEsperaba el reproche de Signos en otro error, que se extiende a Clotho: ¿nudistas?, ¿no será mejor desnudistas?, ¿para qué hacer nudos en la playa con lo bien que se está desnudo?
Tengo en la cabeza un post sobre literatura playera. Otro clásico. Larsson es extraordinario, sólo admito lo de ladrillo por su volumen.
Lo del ipod... No sé, a ver si Green Eyes se asoma por aquí y me aconseja. Lo que necesito es un GPS (me pierdo camino del cuarto de aseo) y he pensado aunar los dos aparatos es uno. Pero gracias. Aunque le tengo cariño a mi Samsung.
Oye, Signos, un 3 en la Turia es mucho, tampoco seas pelota. Como Woody Allen. Gracias, pero no.
"Quizás porque mi niñez sigue jugando en tu playa"...
ResponderEliminarEs uno de los escenarios mágicos de mi infancia.
Ha nutrido mi educación sentimental. La indolencia que procura es una experiencia sensoespiritual. Las titis cimbrean su gracia provocando en mí la dualidad de lo erótico. Conozco muy bien, y desde hace mucho, esa desgarradura.
Es democrática, cierto, “muy” democrática. No voy a objetar éticamente en esto, pero no se me pone en los kiwis soportar su estética (los palistas, las gritonas, los primates, la guarrería…, todo eso que dice Atticus). Así que me las piro. Últimamente voy a una playa tranquila, desnuda, serena, con poca gente, y no me preocupo de qué bañador me pongo.
Roma tenía razón, el Mediterráneo es nuestro. Y le pertenecemos.
Tomar el sol en cueros debe tener su encanto, no lo pongo en duda. Y sus riesgos.
ResponderEliminarIndudablemente, no tienes necesidad de elegir bañaror. Bueno en tiempos de crisis.
Pero el Mediterráneo era de Roma, no nuestro.
En "Gladiator" encomian poéticamente la idea de Roma.
ResponderEliminarSomos romanos, para siempre, inexorablemente. Y griegos. Y franceses. Tú lo sabes bien, que, además, sueles (des)encuerarte en cuantico pillas una nudista, je, je, je..., ¡o una bici!, pillín...
Jajaja... Lo de la bici es cierto... Jajaja... Atticus, no lo niegues... Jajaja... ;-)
ResponderEliminarLo de las playas "desnudistas" o "familiares"... Realmente es algo que no entiendo... En una "familiar" puedes ver mujeres mostrando su pecho y sus nalgas con microbikinis, y hombres que muestran todo, todo menos lo que oculta su también microbañador... Únicamente quedaría por desvelar una pequeña parte de la anatomía... Y pienso, ¿Por qué solo puede mostrarse en las "desnudistas"? Me parece algo absurdo...
Aunque supongo que será herencia de la costumbre más antigua de todas... La hoja de parra de Adán y Eva... Jajajajaja...
Un besooOOOO para tod@s!! MMUUUAAAA!! :-)
Mmmm... Mejor que "mostrar", diré "destapar"... Un abrazooOOO!!
ResponderEliminarOs dejo con unos versos que estoy leyendo ahora...
ResponderEliminar"Soy huérfano.
Parezco una luciérnaga
que no da luz".
(Issa Kobayashi)
" Los árboles del otoño se escalonan bajo el tejado esculpido;
nubes floridas escoltan la luna de jade.
Algunos hilos de perfume nocturno pasan la cortina bordada.
Ella espera a escondidas
la puerta medio abierta,
medio cerrada".
(Zhang Keijiu)
Estoy contigo en lo de las playas. Medir la moral por la tela... Hay familias que van a playas desnudistas. ¿Es una contradicción?
ResponderEliminarTampoco he entendido que eso se haga en nombre de una religión. ¿Nos hizo Dios al mismo tiempo que las fábricas textiles, que la moda? ¿Hizo Dios a Adán, a Eva y a Zara?
Además, la hoja de parra debe picar un huevo (perdón, chiste fácil, ya sé)...
¿Para qué negar lo de la bici? Por cierto, ya escribo desde casa. Mañana cojo la bici. No sé lo que va a pasar...
CrisC, es cierto que somos romanos y mucho más. No sé si hay que estar orgulloso, supongo que no; es la historia. Lo que quiero decir es que antes de que apareciesen por aquí los romanos ya había otra gente. Supongo que nuestro "carácter" tiene algún elemento que les debemos. Por cierto, también lo son los magrebíes, o sea, los moros (palabra que nada tiene de hiriente, sino de romana), pese a que muchos de ello se reclamen árabes. Sí, bueno, también, después.
ResponderEliminarEsta mañana he visto los últimos cuerpos mediterráneos. Vuelvo al clima seco, al modo de ser esquivo y duro de la meseta, a la ausencia de sentido del humor, a la alexitimia. Me hago bárbaro. Esta tarde me pongo a Serrat. Que bueno es ser híbrido, mestizo, perro callejero. Buena raza.
Gracias, Clotho, por los versos. Tienen la concisión habitual de la poesía oriental, y también su poder evocador. Misterio, alegría contenida en la melancolía.
ResponderEliminarNo conozco a los autores. ¿Me dices más?
Los poemas los he extraído de los siguientes libros:
ResponderEliminar- Zhang Keijiu, "Sobre un sauce, la tarde", Guillermo Dañino, trad., Madrid, Hiperión, 2000, p.59.
- Issa Kobayashi, "Cincuenta haikus", Ricardo de la Fuente y Shinjiro Hirosaki, trad., 1986, Madrid, Hiperión, p.53.
Si quieres saber algo de sus vidas:
http://www.indicalibros.com/libros.asp?sT=SOBRE_SAUCE_TARDE&sA=KEJIU_ZHANG_&idm=299&idi=ES&idl=4252
http://www.goodreads.com/book/show/1789839.Cincuenta_haikus
Espero que te sea útil!! :-)
Un fuerte, fuerte abrazooOOO Atticus!! Yo también estoy en la meseta!!
MMMMMUUUUUAAAAA!!!!!
Por cierto...
ResponderEliminarhttp://clothobobardi.blogspot.com/2010/06/i-certamen-horizontal-de-poesia.html
¿Participarás? ¡¡Anímate!! ¡¡Un besooOOO!! :-)
Uf. Me pillas en retirada, o en época baja. Porque hay poetas a tiempo completo y otros a rachas. Los hay renegados, desertores y agotados. Yo no soy de estos, pero hace bastantes meses que no escribo una línea de poesía. No me está llamando. No sé la razón, pero es así. Admiro a los que, como tú, son productivos, además de buenos. Pero mi vida, hoy, no es fuente de producción poética.
ResponderEliminarDe todos modos, tengo tiempo. Lo pienso, lo intento. Un beso también para ti.