Hace pocos días estuve en la acogedora Biblioteca
de Guadalajara. Está ubicada en el Palacio Dávalos y tiene casi dos volúmenes
disponibles por habitante, con muchísimos usuarios de toda edad y condición. Es
uno de los focos culturales de la ciudad.
Como no podía ser de otra manera (“no tenemos más remedio que llevar a cabo los ajustes imprescindibles, frutos de la herencia recibida, del derroche socialista”, bla, bla, bla), les han recortado los dineros. Las paredes de la Biblioteca están repletas de folios que avisan a los usuarios de las razones del servicio que pueden dar ahora, que no es el mismo de antes, como las matemáticas elementales indican. Fotografié uno de ellos: un ejemplo de respeto y claridad. Y el detalle de anotar los nombres de los despedidos (¿o no renovados?: a ellos qué más les da la palabra, el caso es que van a la calle) me parece encomiable: no son balances contables, son personas.
Como no podía ser de otra manera (“no tenemos más remedio que llevar a cabo los ajustes imprescindibles, frutos de la herencia recibida, del derroche socialista”, bla, bla, bla), les han recortado los dineros. Las paredes de la Biblioteca están repletas de folios que avisan a los usuarios de las razones del servicio que pueden dar ahora, que no es el mismo de antes, como las matemáticas elementales indican. Fotografié uno de ellos: un ejemplo de respeto y claridad. Y el detalle de anotar los nombres de los despedidos (¿o no renovados?: a ellos qué más les da la palabra, el caso es que van a la calle) me parece encomiable: no son balances contables, son personas.
Todo un gesto. Bravo.
ResponderEliminarMás que un gesto. Pero a muchos les cuesta hasta eso: es tan largo el temor y es tan corto el olvido...
ResponderEliminar¡Me encanta lo que has dicho "Es tan largo el temor y es tan corto el olvido..."! Tengo que pasarme más por tu casa virtual, me estoy perdiendo cosas buenas. Saludos, Montse
EliminarBueno, Montse, una paráfrasis la hace cualquiera. Pero gracias. Tus visitas siempre son gratas. Me asombra lo fácil que es olvidar a la gente que ha compartido trabajo contigo, que miserables somos... son.
EliminarLos nombres nos humanizan, los números nos hacen objetos. Un buen detalle. Lástima que refleje una realidad triste.
ResponderEliminarEra casi un post para ti. Pensé en enviártelo para tus viernes contra los recortes.
EliminarEsta mañana he estado en el trabajo. Evaluaciones. En algunas de ellas faltaban hasta tres profesores (despedidos, no renovados...) en junio. Todo ha seguido como si tal cosa. "El equipo docente" ha seguido a lo suyo, no he oído una palabra de recuerdo en mis compañeros. Sólo fatalismo y obediencia. Pero un recuerdo no cuesta, son personas, no recortables.
¿Por qué hay que sostener a los bancos bajo el pretexto de que son "sistémicos"? ¿Las personas no lo son?
Pues no estaría mal que me envíes cosas para los viernes. Creo que me estoy saturando, que ya no puedo más (y no porque la realidad no ofrezca casos, sino por todo lo contrario). Mañana pondré una lápida, negra y fea, con la palabra "+IVA": todo pesa como una losa.
EliminarPrecisamente ésos trabajadores que mencionas, seguro que eran de lo más sistémicos.
Raúl, Ana, Concha, Pilar, Elena, Carmen y Paloma...
ResponderEliminarUn tal Borges los incluiría entre "los conjurados", aquéllos que son de "diversas estirpes, que profesan diversas religiones y que hablan diversos idiomas".
Y que han "tomado la extraña resolución de ser razonables"...
El poema no dice -pero yo siempre lo recordé así- que son mujeres y hombres como ellos quienes cambian el mundo.
Atticus, si das con ellos, las birras y el bocaterío van a mi cuenta.
Sistémicos... Conjurados... Razonables...
ResponderEliminarYo tengo otros muchos nombres. Talentos que se pierden en el destierro social del desempleo. Merecen, al menos, que alguien pronuncie su nombre. A otros sería mejor desterrarlos al olvido.
Hoy viene en el país un artículo sobre la Biblioteca de Guadalajara. Ahí va el enlace:
ResponderEliminarhttp://cultura.elpais.com/cultura/2012/10/13/actualidad/1350148036_241892.html