Que soy un hombre es algo que los que esto leen saben de sobra. No estoy especialmente orgulloso ni avergonzado, sólo es una cuestión biológica a la que me he acostumbrado y que no tiene mayor importancia.
Hoy es el día contra la violencia de género, esa vergüenza
criminal que pertenece a lo más retorcido y salvaje de esto que llamamos sociedad.
No insistiré en lo evidente: es una lacra, hay que denunciar…
Simplemente me gustaría recordar algo que me pasó en una
clase hace unos años y algo que ha ocurrido hoy. Esta mañana he comentado en
Educación para la Ciudadanía el día que era y contra lo que se lucha, y he
dicho a las chicas más jóvenes (apenas recién salidas de la niñez) que debían
tener cuidado con señales inequívocas de un noviete posesivo y dominador:
censura de vestuario, malas caras por seguir viendo a los amigos de antes… y
obsesivo control por las comunicaciones. “Pero profe”, me ha dicho una de ellas,
“si quiere ver con quien hablamos y lo que decimos, eso es que nos tiene
confianza”. Les he explicado la diferencia entre confianza en una persona y
control de propiedades, pero sospecho que con poco éxito. Estoy pensando que
algo hemos hecho mal para que se reproduzcan y acentúen esas actitudes, para
que el machismo se asuma como algo natural e incluso apreciado (pues no se toma
por tal).
Hace unos años -creo que ya he contado esto- otra alumna de
apenas 14 añitos me preguntó si yo había pegado alguna vez a alguna mujer.
Contesté humorísticamente: dije que había tenido ganas de hacer muchas cosas con
las mujeres que he querido, pero pegarles nunca. Se volvió a su compañera y le
dijo en susurros: “Lo ves, tía, éste no”. Pero en su tono había desprecio.
Ojalá tengan suerte. Me duele ver de qué modo se confunden
sentimientos y cómo los celos se toman por amor y la posesión por confianza.
Lamentablemente es un tema que no se va a erradicar fácilmente. La sociedad sigue siendo machista, o como quieras llamarlo. He conocido hombres absorbentes que alegan que te quieren y te protegen (no eran maltratadores, pero agobiaban mucho). No sé dónde está el principio y el fin de este asunto, pero la verdad es que me dan escalofríos. Una vez, si me permites, vi un vídeo muy curioso, en el que una pareja de actores simulaban una pelea. Él zarandea a la chica, la insulta, y la amenaza en plena calle. Sólo una persona se detiene a reprenderle. Pero luego cambian los roles, y es ella quien le zarandea a él, le insulta e incluso hasta le pega; la gente les miraba y se partía de la risa. No sé, algo hay mal.
ResponderEliminarYo entiendo que hay que estar contra la violencia. Si es así, uno estará contra esa particular versión que es la violencia contra las mujeres, pero ha de estarlo igualmente contra cualquier otra violencia. Por lo tanto, tampoco me hacen gracia esos "zarandeos" de ella a él.
ResponderEliminarEl machismo está instalado en el engranaje social. No basta con reconocer que es malo. Lo primero es que seamos conscientes, que no nos parezca normal. E insisto en que no es sólo cosa de hombres, como el feminismo no es sólo algo de mujeres.
Yo nunca he "querido" así a ninguna mujer. Tampoco ninguna me ha "querido" así, de modo que supongo que soy un tipo con suerte.
Le pegué una vez a una niña, yo tenía ocho años. No me lo he perdonado y nunca lo haré.
ResponderEliminarNada puedo ni debo añadir.
EliminarComparto tu deseo, Atticus. Y quería darte las gracias por un post como éste y por la canción tan hermosa que has escogido. Todavía nos queda un camino muy largo por recorrer en lo referente a esta cuestión, pero lo importante es que se está recorriendo y que cada vez somos más lxs que compartimos esta necesidad de cambio, cada vez se escuchan más voces y ecos en la calle y... Sí, estoy convencida de que en algún momento que sé que yo ya no veré, la palabra IGUALDAD será un hecho. GRACIAS, ATTICUS.
ResponderEliminarGracias. No es agradable hablar sobre esos temas ni me gusta. Lo hice por un comentario de una amiga en su fbk. Pero ojalá que sí lo veas. Y, al menos, que seas de las afortunadas que no pasan por eso. Porque mira que en el mundo hay hombres estupendos... Bueno, alguno hay.
EliminarY la canción, cómo no.