Ya sé que Arturo Pérez-Reverte despierta filias y fobias. Ya
sé que hay quién no lo soporta y que tiene fervorosos seguidores. Pero esto es
sólo un conjunto de impresiones -muy personales- sobre uno de sus libros.
He leído muchas de sus novelas, que me gustan, aunque
desigualmente. Pérez-Reverte, a mi juicio, es un escritor espléndido, con un más que
notable don para narrar la acción, al mismo tiempo que para la ironía y la
descripción de ambientes.
No siempre termina bien; éste es su mayor problema: casi no
recuerdo el final de muchos de los libros, como si no fuera importante o no
hubiese sabido resolverlos bien. Pero el mientras
tanto es fabuloso.
Este verano de pocas lecturas la emprendí con El tango de la Guardia Vieja, novela
publicada en 2012, tocho como suele ser habitual, casi 500 páginas.
En este caso debo decir que casi todo está a favor, incluso
el final, elegante, kantiano, cinematográfico.
La novela se desarrolla en tres épocas y lugares: un
transatlántico que va a Buenos Aires en 1928, la Costa Azul francesa en plena
Guerra Civil española y Sorrento, casi 30 años después. Hay una historia de
amor entre los principales personajes, cómo no, pero la trama es lo
suficientemente importante como para no convertir el texto en un folletín: el
tango, la creación artística y sus peajes, el ajedrez, el deber, las
convenciones sociales, la organización política… Muchos temas sobre los que
detenerse.
También es lo que a veces se llama una novela crepuscular.
Los últimos capítulos son toda una reflexión sobre la vejez que se asoma, las
renuncias y los logros. No obstante, prefiero el primer tercio del texto, el
que se desarrolla en el barco, la relación tan extraña entre el músico, el
bailarín y la mujer. Desde luego, también su llegada a los arrabales de Buenos
Aires, aunque según algún argentino más conocedor del tema que yo, hay errores
lingüísticos y de indumentaria.
Me gusta, como ya he dicho, la creación de ambientes, la
poderosa sutileza (oxímoron, ya sé) con la que lugares, personajes y
sensaciones van apareciendo. Es un recuerdo que queda ahora que ya han pasado
unos días desde que la terminé. La apunto en la columna del haber perez-revertiano. Recomendable.
Vaya, yo soy de las que adora las novelas no históricas de Arturo Pérez-Reverte, sobre todo esa lazo sutil que crea entre el lector y sus personajes. En particular, me encantan sus finales. Pero por el contrario, El Tango de la Vieja Guardia... Me dejó algo fría en comparación con otras de sus novelas. En fin, nuestra eterna disparidad de opiniones, Atticus. ¡Saludos!
ResponderEliminarBueno, Timonera, lo de los desacuerdos me parece algo bastante saludable, aunque lo de los finales me deja descolocado porque me parece algo bastante objetivo. Pero ya veo que no, de manera que puede que sea yo que no le cojo el punto. El punto final, quiero decir.
EliminarPor si no ha quedado claro, me gusta APR. No todas las novelas; en alguna la abrumadora documentación "se ve" en exceso, y eso no me parece una virtud. Pienso especialmente en "La carta esférica", pero lo leo con mucho agrado, más que a la mayoría, desde luego. Aunque los finales...
Hace tiempo que no leo a Reverte. Y lo de los finales, es cierto... más de una vez lo pensé. Sin duda alguna, me parece buen escritor por lo que puedo decir que me encuentro entre sus seguidoras.
ResponderEliminarÉste no lo he leído pero ya me habían hablado bien de él.
Un beso Atticus
Una de las mías. Lo de Timonera me había dejado preocupado... No, en serio, el mismo libro se convierte en otro cuando lo leen dos personas que tienen distintas expectativas, deseos, etc. De manera que nada que objetar a los que no les gusta o a los que aman sus finales.
EliminarYo sí te lo recomiendo, creo que te gustará. Incluso, para los que en verano leen algo más ligero, creo que podría encajar. No porque sea malo, al contrario, sino porque su lectura es ágil si uno lo desea. Aunque puedes detenerte en unos diálogos y ambientes muy sugerentes y con textos con mucho jugo.
Y escribe algo en tu blog, mujer, que no me creo que no leas en verano.
Sólo le he leído dos o tres novelas y media, pero leído y releído más de mil seiscientas páginas de sus artículos de prensa. Y estoy en el sector filias.
ResponderEliminarYa me dirás lo de la media. A mí me han gustado (aunque desigualmente) todas. Muy especialmente "Territorio comanche" y "El pintor de batallas". Los artículos son una maravilla; es él en estado puro, no me extraña que seas arpfílico.
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