Es gracioso que las naciones que fueron a buscar suerte al mundo entero, les cueste tanto recibirlo en tierra propia y los llamen invasores, aunque esta vez, ellos no tienen espadas, ni cruces, ni un dios que hable una lengua indoeuropea.
Es difícil dejarlo todo atrás y empezar de cero, pero a veces no hay otra solución. No debe ser fácil vivir en un país en guerra, por eso, esas personas huyen, buscando una vida mejor. Cada vez hay más refugiados y nadie pone una solución seria. Es muy triste.
A los españoles que tuvieron que huir en el 39 no les quedó otra. Bueno, sí: la cárcel, la muerte, el ostracismo... A los sirios tampoco les queda otra. Cuando detrás tienes la desgracias mayúsculas sólo te queda mirar hacia delante. Y a ver qué pasa. Cualquier vida parece mejor.
Una bonita forma de recordar ese pasado lejano para algunas generaciones, tan cercano para tantos, tan real, tan absurdo, tan facilmente repetible una y otra vez.
No escribo mucha literatura, pero ésta me rondaba. Es curioso, llevaba muchos meses en mi PC, pero no acababa de encontrarle la forma. La primera parte es la recreación de una historia familiar. Naturalmente, es un relato moral. Y político. Y un aviso a esos navegantes que llamamos nuevas generaciones.
Olvidamos como personas individuales y también olvidamos como pueblo (esa abstracción), como colectivo, incluso como humanidad.
Muchas gracias. Ojalá el de lo alto me llamase por el camino de la narrativa, pero no ha tenido a bien otorgarme ese don que practico en dosis pequeñas.
Puedes escribir tu comentario. Agradezco la inteligencia, la educación y el sentido del humor. Por favor, no enlacéis páginas con contenido comercial, religioso o político. Tampoco las que claramente constituyen una estafa.
Es gracioso que las naciones que fueron a buscar suerte al mundo entero, les cueste tanto recibirlo en tierra propia y los llamen invasores, aunque esta vez, ellos no tienen espadas, ni cruces, ni un dios que hable una lengua indoeuropea.
ResponderEliminarUna de las paradojas de la historia es lo poco que se aprende, lo fácilmente que se transmutan roles.
ResponderEliminarEs difícil dejarlo todo atrás y empezar de cero, pero a veces no hay otra solución. No debe ser fácil vivir en un país en guerra, por eso, esas personas huyen, buscando una vida mejor. Cada vez hay más refugiados y nadie pone una solución seria. Es muy triste.
ResponderEliminarA los españoles que tuvieron que huir en el 39 no les quedó otra. Bueno, sí: la cárcel, la muerte, el ostracismo... A los sirios tampoco les queda otra. Cuando detrás tienes la desgracias mayúsculas sólo te queda mirar hacia delante. Y a ver qué pasa. Cualquier vida parece mejor.
EliminarBonito y emotivo relato, Atticus, bonita lección moral.
ResponderEliminarUna bonita forma de recordar ese pasado lejano para algunas generaciones, tan cercano para tantos, tan real, tan absurdo, tan facilmente repetible una y otra vez.
ResponderEliminarNo escribo mucha literatura, pero ésta me rondaba. Es curioso, llevaba muchos meses en mi PC, pero no acababa de encontrarle la forma. La primera parte es la recreación de una historia familiar. Naturalmente, es un relato moral. Y político. Y un aviso a esos navegantes que llamamos nuevas generaciones.
ResponderEliminarPrecioso. Es curioso lo fácilmente que olvidamos a veces.
ResponderEliminarOlvidamos como personas individuales y también olvidamos como pueblo (esa abstracción), como colectivo, incluso como humanidad.
EliminarMuchas gracias. Ojalá el de lo alto me llamase por el camino de la narrativa, pero no ha tenido a bien otorgarme ese don que practico en dosis pequeñas.